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El dueño de los mares

Miles, miles y miles de kilómetros azules. Algunos más claros, otros más oscuros y entre toda esta agua, solo se veían siete enormes barcos. Tres de ellos pertenecían a la flota del capitán Jake Smith, el Dueño de los mares tenía por título. El pirata más temido que haya conocido este mundo.

El primer barco tenía por nombre "Tormento", el segundo "Clon" y el tercer barco se llamaba "la flor de Rose" 

Los cuatro barcos restantes, pertenecían a la corona de Erbit. Uno de los reinos más importantes del continente.

La flota del capitán Smith, había emprendido su camino hacia los barcos de la corona en cuanto los tuvo a la vista. Todos estaban preparados para pelear y vencer, o morir.

Las tres bestias piratas de madera se posicionaron entre los cuatro barcos de la realeza. El Tormento - el cual era el barco personal del Dueño de los mares - se lanzó de frente contra el barco más grande de su oponente - al cual llamaban "La perla de Ebit".

El casco impactó contra el lateral superior de la perla de Erbit, haciendo desgarrar una enorme parte del frente. Los salvajes piratas saltaron e inició la batalla.

Sin embargo, Clon empezó a alejarse lo mas rapido que pudo mientras el Tormento y la Flor de Rose se encargaban de infestar de piratas a tres de los barcos de Erbit. Al restante nisiquiera lo tocaron.

Unos minútos después el Clon regresó con todas sus fuerzas dirigiendose hacia el barco más pequeño de la flota de Erbit y lo tiró con gran fuerza provocando que se huendiera y saltaran al agua todos sus habitantes acompañados de sus pesadas armaduras. Al ver los piratas que habían logrado su cometido, acercaron al Clon a la perla de Erbit. Rapidamente se arrojaron al suelo del gigantesco barco y desenfundarón sus espadas con la velocidad que solo un hombre sin armadura puede poseer.    

Los soldados eran fuertes y tenían un excelente adiestramiento militar, pero sus rivales los duplicaban en número y también habían sido sometidos a un riguroso entrenamiento por parte de su capitán.

En medio de la sangre y los cuerpos muertos, de repente apareció un hombre. Un pañuelo negro cubría su cabello, en el gastado rostro de aquel sujeto se veía la dura carga que había soportado durante toda su existencia. Sus ojos grises estaban marcados en los bordes con un color negro intenso, su nariz puntiaguda tenía la forma de una espada curva. Llevaba una barba francesa muy bien recortada y delineada del mismo color que cubría las cuencas de sus ojos y varios piercings adheridos a las orejas, nariz y cejas. El que más sobresalía era un arete negro en forma de calavera que llevaba en la oreja derecha. Su ropa no era para nada ostentosa; un chaleco de piel de vaca negro cubría su torso, un pantalón de tela sus piernas y unas botas de cuero sus pies.

Caminaba con una sonrisa mientras los rápidos movimientos de su espada se encargaban de asesinar a cada soldado que se cruzaba por su camino.

Derrepente el Capitan Smith se percató de que en la popa del barco habia un grupo de treinta soldados formando un muro de escudos y cada pirata que se acercaba a él terminaba siendo atravesado por las lanzas de los soldados de Erbit. 

- ¡estupidos, alejense de ese muro de escudos! - gritó el capitan.

De inmediato los piratas hicieron como se les ordenó. El capitan Jake vio hacia la derecha e izquierda y viendo que sus hombres ganaban la batalla en ambos barcos enemigos les ordeno que subieran al Tormento. 

A los piratas que abordaban la perla de Erbit les ordeno que se mantuvieran unidos y listos para pelear. Despues el capitan Jake subió al Tormento y tomó su timón. Lentamente empezó a mover el barco hacia la popa de la perla de Erbit y despues lo pegó a ella. 

- ¡junto! - gritó a sus hombres.

Los piratas se posicionaron junto a su capitan y en cuanto él dio la señal saltarón al barco. Pero Jake Smith no salto junto a sus hombres sino que tomó una de las cuerdas que llevaba su barco atada a un mastil y la utilizó para saltar hasta el centro de la cuadrilla de soldados evadiendo su muro de escudos. El capitan cayó encima de un soldado clavandole su espada y despues la extrajo para seguir pelando contra sus enemigos. El hecho de tener todos sus costados rodeados y al capitan en el centro de su cuadrilla, obligó a los soldados a romper su muro de escudos y terminaron peleando en completa desventaja contra los piratas. 

Jake Smith y sus hombres pelearon sin compasión hasta acabar con el último soldado Erbio. Sin hembargo, Smith pidió a sus hombres que no tocaran al capitan de la flota enemiga así que los piratas solo lo capturarón y se lo entregaron. 

- Capitan, aquí lo tiene. Como nos lo pidió - dijo uno de los piratas entregandole al hombre.

- se debe estar preguntando por que no está muerto aún - le dijo Jake mientras le quitaba el sombrero. 

El hombre solo lo miraba con desprecio. Jake se acercó y le dijo:

- un capitan debe undirse con su barco.

Los piratas ya regresaban a su isla, cuando vieron a un hombre que naufragaba en un pequeño bote, cubierto por una capucha oscura. Solo se le veían las blancas manos que se movían de lado a lado pidiendo que lo recibieran. El hombre a cargo ordenó que lo subieran.

Al entrar en el barco se descubrió el rostro y miró a los piratas, era Nemo – ya sabes el sujeto misterioso del capítulo anterior.

- gracias por dejarme subir caballeros - dijo con una sonrisa de gratitud.

- este barco va hacia la isla de las aguas negras - le respondió el hombre a cargo.

- qué bueno - dijo con una pausa - necesito hablar con el capitán Jake Smith.

- ¿quién cree que es, una sirena? - dijo el pirata y miró a sus compañeros para reír con ellos - ¿porque el capitán hablaría con usted?

Nemo soltó una carcajada y dijo:

 - porque tengo información que le será muy útil.

En ese momento, el capitán salió de su camerino. Al verlo, Nemo le gritó con euforia - ¡capitán Jake, necesito hablar con usted! - Jake se acercó a él y le preguntó:

- ¿quién carajos eres, amigo? 

- me llamo Nemo, ¿podemos hablar en privado un momento?

- no soy de esos, amigo – dijo el capitán Jake y se echó a reír con sus hombres - eso díselo a Frank - dijo golpeando amistosamente a uno de sus hombres en el hombro.

- la información que tengo va a hacer crecer su fortuna capitán.

Al oírlo los piratas dejaron de burlarse y en el rostro del capitan se asomó una pequeña sonrisa. 

- bueno, sígueme al camerino.

Después de ingresar al camerino, el capitán sacó una botella de vino y le sirvió a su invitado. Tomando la botella en sus manos y bebiendo de ella le preguntó:

- ¿cuál es esa información? - preguntó inclinándose hacia adelante y sonriendo.

- sí tomas el fuerte de las rocas del acantilado, tus fuentes de ingresos aumentarán en un doce por ciento al mes – respondió Nemo con una tranquila sonrisa.

- no entiendo, nadie toma esa ruta para comerciar. 

- no, pero en unos días empezarán a tomarla debido a los fuertes vientos que se avecinan por el mar verde. 

- vientos... 

- cada cien años, el mar verde es golpeado con vientos tan fuertes, que obligan a los mercaderes a tomar diversas rutas. Por esa razón se construyó el fuerte allí, los dahmarianos sabían que esto sucedería y no dejaron pasar la oportunidad.

- ya sabía lo de los vientos, pero ahí rutas alternas.

- este año no. Envía hombres a que investiguen las dos rutas restantes. Una está plagada de ladrones y la otra, será azotada por el kraken de lodo.

Al oírlo, Jake se echó a reír.

- ¡kraken de lodo! ¿qué cosas dices?, pero no ha aparecido en quince años esa bestia.

- pero te aseguro que volverá en los próximos días - dijo el hombre confiado.

- ¿y quieres que yo tome el fuerte y cobre una comisión por permitirles pasar por él a los mercaderes?

- que listo eres, Jake. 

El capitán se volvió a reír.

- me agradas, viejo - de repente su semblante pasó a ser serio y su mirada siniestra se plantó en la tranquila mirada de Nemo para continuar - pero no sé si lo que dices es cierto.

- verifícalo con tus informantes. Se dice que controlas todo lo que hay en el agua... no será difícil para ti - en ese momento el visitante se levantó y le agradeció al capitán por su tiempo.

Smith salió junto con él y lo acompañó hasta la borda del barco. Nemo miró a los lados y saltó al agua de un clavado.

- pe... ¿pero qué? - dijo Jake perplejo mientras veía como el hombre se sumergía y nunca volvía a verse salir del agua.

Después de este extraño suceso, regresaron a la isla de las aguas negras.

El barco se acercaba suavemente al muelle. Se oían los gritos de los hombres trabajando en anclarlo. El pirata llegó con una sonrisa de victoria a su hermosa isla.

Los hombres descargaban el barco y se veían los tesoros paseándose de lado a lado. 

Jake tomó su carroza y anduvo unos minutos hasta llegar a una pequeña cabaña. La puerta fue abierta y el capitán salió de la carroza, se aproximó a la puerta de la cabaña y fue muy bien recibido por un hombre pequeño y calvo de piel manchada y una gran cabeza. 

- capitán Smith, me alegra mucho verlo. Pase por aquí por favor, ¿le ofrezco algo de beber?... ¿Wiski? Por supuesto. Y... ¿a qué debo el honor de su visita? - dijo después de servirle una copa de wiski.

- quiero que me informes todo lo que pase en el mar verde, el poso de los tigres, el río de lodo y las rocas del acantilado. Me darás reportes diarios hasta que decida que dejes de hacerlo ¿entendido? 

El hombrecito que anotaba todo lo que le decía su jefe asintió con la cabeza de manera sumisa.

- ¡perfecto! - dijo, y tomando la botella de wiski y se fue dejando un diamante sobre la mesa. 

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