Ahora vayamos a un lugar situado a unos días de Phindelvania. En este caso hablamos de una taberna, te diría que es una gran taberna, pero estaría mintiendo.
Pues era la taberna más común que podía existir. Tenía una barra algo grande y algunas personas paseándose por ella, tanto hombres como mujeres. No más de treinta personas, pero a nosotros solo nos importan tres de ellas... bueno... ellos.
El primero era un hombre llamado Adler Weber. Era rubio, de piel blanca, llevaba una elegante túnica negra y un rostro serio bien afeitado y algo redondo.
El segundo hombre vestía algo extravagante, tenía un gran sombrero, una chaqueta de cuero café y unos elegantes pantalones, encima de los zapatos que hacían juego con su atuendo.
El rostro del hombre tenía un mostacho, algo de bello bajo el labio y el resto de bello en la cara, era grueso y
Unos minutos después, el rey se hallaba en la mesa junto a su tosca esposa y engreído hijo, cenando.- ¿Simon estas bien? - preguntó la reina.Simon la miro y le sonrió para decirle que lo estaba.- te noto muy pensativo.- ah... sí, tú sabes cómo es, tengo que pensar en cómo restaurar Phindelvania después de esta tragedia - respondió el rey y continuó comiendo.- ya sé que manejas un estrés muy alto, pero te notó algo distinto. Hace una hora alguien pidió verte ¿quién era? - preguntó su fisgona esposa.- era un mensajero, me dio una carta del príncipe de Tosno. Se ofrecía a apoyarme en lo le fuera posible para la restauración de la ciudad, pero le conteste que no había necesidad. Tengo todo bajo control.&n
Un par de días después, se presentó un hombre erudito en el palacio de Phindelvania para confirmar que todas las piezas en el templo de los reyes estuvieran en orden. El rey Simon lo recibió amablemente y llevó acompañado de sus dos habituales guardias al templo de los reyes.Antes de entrar dicho lugar, los guardias del templo lo palparon para asegurarse de que no ocultara nada y le pidieron la carta que verificaba que en verdad había sido enviado por el reino de Phindelvania. El hombre la mostró a uno de ellos, quien la verificó y permitió su ingreso.- mi Rey ¿también desea entrar? - preguntó uno de sus guardias.- por supuesto, acompañaré a nuestro visitante como suelo hacerlo cada año. ¿También tengo que ser requisado?El guardia miró a su compañero quien le dijo:&nbs
A la mañana siguiente el rey se encontraba leyendo sus cartas. De repente vio una que estaba marcada con un sello rojo y tenía impresa una "D".- ya leí la carta del rey Dimitri así que este debe ser el reporte de mi espía - pensó.De inmediato la tomó en sus manos para abrirla y leerla. La carta contenía las anotaciones del espía con la conversación resumida. El rey paseo sus ojos por el camino de letras hasta terminar de leerla.- ¡guardias! - grito el rey.En seguida se asomaron dos guardias a la puerta.- ¿que desea, mi Rey? - preguntó uno de ellos.- trae al general Hannibal, dile que suspenda sus labores independientemente de cuales sean. Lo necesito - ordenó el rey con autoridad.- sí mi rey.Dicho esto, ambos guardias h
Aquel sonido agudo e intermitente invadía con sus delgadas y desafinadas hondas la oscura habitación en la que se encontraba. Sentado sobre una incómoda banca de madera, se hallaba una enorme bestia peluda y café. Sus ojos marrones, se clavaban sobre una gigantesca hacha que sostenía con la mano izquierda, mientras la derecha le pasaba una piedra cuadrada para darle filo. El movimiento se repitió un par de veces más, antes de que el minotauro se levantara.Al levantarse, dejó el arma a un lado para terminar de ponerse la coraza y hombreras. Después tomó su hacha y salió de la habitación.Recorriendo los pasillos del castillo en el cual vivía, llegó a la habitación de la princesa a quien servía fielmente. Pero al tocar la puerta notó que la princesa no estaba, así que le preguntó con un par d
Al regresar al castillo de Erbit, ya anochecía y en la mesa se encontraba el rey junto a su hija menor: Sophie.Las puertas se abrieron e ingresó la princesa, Ingrid - junto a su fiel acompañante - saludó a su padre y hermana antes de tomar asiento.- come de este postre Ingrid, es exquisito - le dijo el rey mientras extendía su mano para darle una rebanada de pastel de Bellotas y cerezas.- gracias, padre - dijo tomando la rebanada.Empezó a comer, pero en su rostro se veía reflejada la preocupación así que su padre le preguntó:- ¿qué tienes hija? Te noto dispersa.- hoy fui a ver al conde Salome, pero al llegar nos recibió un hombre llamado Nemo y empezó a decir cosas muy precisas sobre nuestra situación actual y lo que habría de venir.- por fin conociste a Nemo - dijo
Al día siguiente, la reina Ingrid se encontraba en su trono. Enfrente de ella se hallaba un fiel servidor.La reina le preguntó:- ¿ya leíste mis cartas?- por supuesto, mi reina.- ¿hay algo importante?- tiene varias propuestas de matrimonio de los condes...Fue interrumpido por la Reina.- en este momento no quiero pensar en el matrimonio, continúa.- sí, mi reina. El oro Erbico fue entregado con éxito a los Phineses y a cambio le enviaron las lanzas de Krolio tal como lo prometieron, llegarán la siguiente semana.El reporte del señor Jenkins respecto a las rutas de comercio menciona que no han habido saqueos en el último mes.Para el final deje la carta que considero más importante ya que fue enviada por el rey Raphael III. En ella menciona que viene hacia Erbit y que está a ta
Cinco hombres muy corpulentos cerraban los puños y se preparaban para pelear contra Viggo el minotauro. Viggo los miraba con mucha determinación mientras esperaba a que el árbitro diera la señal.- ¿están todos listos? - preguntó el árbitro.Los cinco hombres dijeron que lo estaban. La bestia asintió con su cabeza, así que el árbitro gritó - ¡empiecen! - Y se apartó con prisa del rin.El minotauro se abalanzó contra uno de ellos y con su cabeza lo tiro contra la valla de madera que los separaba del público. Enseguida dos de los atacantes lo tomaron cada uno de un brazo mientras un tercero se lanzaba contra él para golpearlo en el rostro. Pero el minotauro tenía una fuerza sobre humana y lanzó con el brazo derecho a quien se lo sujetaba. Golpeó al que le sujetaba el brazo i
Frío y oscuridad envolvían en su aura a una enorme edificación perfectamente construida - con una envergadura de más de mil pies – que se extendía por un inhóspito y arenoso terreno. Te hablo de la muralla de Zamot.Sus alrededores solo eran habitados por las enormes montañas amarillas que permanecían estoicas ante la muerte que las rodeaba. En aquel lugar no habitaba un alma humana; solo tras la muralla vivía con plenitud su gente.En la cima de la muralla que daba hacia el norte se veía un hombre pequeño, calvo y gordo vestido con una túnica negra hecha de seda alfamia y cubierto por un grueso abrigo de piel de camello. Miraba hacia el horizonte contemplando la paz que se respiraba en aquella imponente muralla. A unos metros de él se encontraba un sirviente que aguardaba cerca de las escaleras que permitían el acceso a aquel mistico y cu