Nace una III

Al día siguiente un hombre del rey rata se reunió con Einar para recibir el mensaje que tenía para su jefe.

La noche anterior al traslado, Einar les termino de contar el plan.

- cuando lleguemos al valle de las hadas, antes de cruzar las montañas del acero, habrá trescientas espadas ocultas en los árboles. En grupos de cinco hombres se dirigirán cada grupo a su respectivo árbol para tomar las espadas, se hallan encima de las ramas cubiertas por las hojas. Para ustedes no será difícil tomarlas.

- pero mientras tomamos las espadas, ellos tendrán tiempo para atacarnos - interrumpió Aldor.

- no me dejaste terminar... habrá veinte arqueros en las montañas, ustedes tomarán las espadas mientras los arqueros y yo atacamos a los dahmarianos.

- ¿y después de escapar que haremos? - preguntó uno de los hombres. Los demás mostraron preocupación.

- volveremos a su aldea, los arqueros llevarán en una carroza suficiente comida para el viaje y si llega a faltar alimento, lo cazaremos por el camino.

La reunión terminó y asegurándose Einar de que todos habían entendido el plan, se marcharon a sus celdas para prepararse.

- ¡no lo lograrán! – exclamó el director después de que el hombrecillo traidor le terminará de contar el plan de Einar - supongo que tendré que hacer algunos cambios en la ruta - dijo el poderoso hombre con aires de soberbia.

Al día siguiente, los prisioneros se encontraban formados en filas y encadenados. Los guardias estaban distribuidos de forma estratégica para iniciar el traslado.

Había aproximadamente doscientos guardias bien armados custodiando a los trescientos veintisiete hombres del bosque contando a las mujeres y niños. En una carroza llevaban las provisiones para el viaje y asentamiento de las tropas y reclusos.

Estando todo preparado marcharon las más de quinientas personas al pequeño territorio en el valle de las hadas.

Después de un par de horas se encontraban cerca de unas preciosas montañas, los guardias dividieron a los reclusos en dos mitades y cien guardias bajaron hacia un sendero con una mitad y la otra mitad tomó el lado contrario. Los reclusos estaban algo desconcertados, pero hicieron un esfuerzo para que en sus rostros no se evidenciara.

- ¿qué m****a está pasando, Einar? - le susurró Aldor.

- no lo sé, pero mantén la calma. Lo solucionare - respondió el hombre de cabeza fría.

- ¿creen que hayan descubierto el plan? - preguntó Onir qué estaba cerca de ellos.

- no había ningún guardia cerca durante las reuniones y los hombres del bosque son confiables, no creo que alguien nos haya delatado - respondió Einar.

- es imposible, tal vez se anticiparon a que teníamos un plan de escape y cambiaron la ruta un día antes - dijo Aldor molesto.

- no la cambiaron, la dividieron. Nosotros vamos por la ruta trazada. El otro grupo debe ir por la cascada de los caídos, llegaremos antes. Eso me dará tiempo para cambiar el plan. Además, las espadas y los arqueros deben estar en el lugar acordado. El plan sigue en marcha, pero con algunas variantes - termino diciendo.

Los hermosos árboles dejaron de rodearlos después de un par de horas y llegaron al monte del acero. Einar empezó a mirar de lado a lado por las montañas en busca de los arqueros, de repente se vio un grupo de soldados dahmarianos con dos decenas de arqueros apresados.

- como podrá ver, capturamos a los arqueros y sus provisiones, señor - le dijo el capitán que había cumplido con sus órdenes al comandante que llevaba a los presos.

- qué bueno, ahora tendremos más comida para el camino - dijo y miró a Einar - supongo que no esperaba que esto sucediera.

Einar frunció el ceño mientras lo miraba.

- ¡sigan! - gritó el hombre a cargo.

La noche llegó y con ella el descanso. Se detuvieron en una parte llana del bosque y armaron las tiendas para descansar.

- nos jodimos Einar, ¿ahora qué? - preguntó con preocupación Aldor.

- no lo sé - respondió con serenidad.

Llegó la hora de cenar y el capitán ordenó a sus hombres que sirvieran las raciones.

- ¡prisioneros! - les dijo - debido a su intento de escape se les castigará retirando su ración de hoy y de mañana.

Todos empezaron a protestar. Algunos se enojaron y otros entristecieron.

- m*****a sea, ¡mi lord, esta comida tiene hongos! - le dijo el hombre que revisaba las provisiones de los soldados.

El líder se quedó pensando un momento y le ordenó revisar las provisiones que les habían quitado a los arqueros.

- están buenas, señor - dijo con alegría.

- bueno ¿Qué esperan? Sírvanla.

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