Al día siguiente un hombre del rey rata se reunió con Einar para recibir el mensaje que tenía para su jefe.
La noche anterior al traslado, Einar les termino de contar el plan.
- cuando lleguemos al valle de las hadas, antes de cruzar las montañas del acero, habrá trescientas espadas ocultas en los árboles. En grupos de cinco hombres se dirigirán cada grupo a su respectivo árbol para tomar las espadas, se hallan encima de las ramas cubiertas por las hojas. Para ustedes no será difícil tomarlas.
- pero mientras tomamos las espadas, ellos tendrán tiempo para atacarnos - interrumpió Aldor.
- no me dejaste terminar... habrá veinte arqueros en las montañas, ustedes tomarán las espadas mientras los arqueros y yo atacamos a los dahmarianos.
- ¿y después de escapar que haremos? - preguntó uno de los hombres. Los demás mostraron preocupación.
- volveremos a su aldea, los arqueros llevarán en una carroza suficiente comida para el viaje y si llega a faltar alimento, lo cazaremos por el camino.
La reunión terminó y asegurándose Einar de que todos habían entendido el plan, se marcharon a sus celdas para prepararse.
- ¡no lo lograrán! – exclamó el director después de que el hombrecillo traidor le terminará de contar el plan de Einar - supongo que tendré que hacer algunos cambios en la ruta - dijo el poderoso hombre con aires de soberbia.
Al día siguiente, los prisioneros se encontraban formados en filas y encadenados. Los guardias estaban distribuidos de forma estratégica para iniciar el traslado.
Había aproximadamente doscientos guardias bien armados custodiando a los trescientos veintisiete hombres del bosque contando a las mujeres y niños. En una carroza llevaban las provisiones para el viaje y asentamiento de las tropas y reclusos.
Estando todo preparado marcharon las más de quinientas personas al pequeño territorio en el valle de las hadas.
Después de un par de horas se encontraban cerca de unas preciosas montañas, los guardias dividieron a los reclusos en dos mitades y cien guardias bajaron hacia un sendero con una mitad y la otra mitad tomó el lado contrario. Los reclusos estaban algo desconcertados, pero hicieron un esfuerzo para que en sus rostros no se evidenciara.
- ¿qué m****a está pasando, Einar? - le susurró Aldor.
- no lo sé, pero mantén la calma. Lo solucionare - respondió el hombre de cabeza fría.
- ¿creen que hayan descubierto el plan? - preguntó Onir qué estaba cerca de ellos.
- no había ningún guardia cerca durante las reuniones y los hombres del bosque son confiables, no creo que alguien nos haya delatado - respondió Einar.
- es imposible, tal vez se anticiparon a que teníamos un plan de escape y cambiaron la ruta un día antes - dijo Aldor molesto.
- no la cambiaron, la dividieron. Nosotros vamos por la ruta trazada. El otro grupo debe ir por la cascada de los caídos, llegaremos antes. Eso me dará tiempo para cambiar el plan. Además, las espadas y los arqueros deben estar en el lugar acordado. El plan sigue en marcha, pero con algunas variantes - termino diciendo.
Los hermosos árboles dejaron de rodearlos después de un par de horas y llegaron al monte del acero. Einar empezó a mirar de lado a lado por las montañas en busca de los arqueros, de repente se vio un grupo de soldados dahmarianos con dos decenas de arqueros apresados.
- como podrá ver, capturamos a los arqueros y sus provisiones, señor - le dijo el capitán que había cumplido con sus órdenes al comandante que llevaba a los presos.
- qué bueno, ahora tendremos más comida para el camino - dijo y miró a Einar - supongo que no esperaba que esto sucediera.
Einar frunció el ceño mientras lo miraba.
- ¡sigan! - gritó el hombre a cargo.
La noche llegó y con ella el descanso. Se detuvieron en una parte llana del bosque y armaron las tiendas para descansar.
- nos jodimos Einar, ¿ahora qué? - preguntó con preocupación Aldor.
- no lo sé - respondió con serenidad.
Llegó la hora de cenar y el capitán ordenó a sus hombres que sirvieran las raciones.
- ¡prisioneros! - les dijo - debido a su intento de escape se les castigará retirando su ración de hoy y de mañana.
Todos empezaron a protestar. Algunos se enojaron y otros entristecieron.
- m*****a sea, ¡mi lord, esta comida tiene hongos! - le dijo el hombre que revisaba las provisiones de los soldados.
El líder se quedó pensando un momento y le ordenó revisar las provisiones que les habían quitado a los arqueros.
- están buenas, señor - dijo con alegría.
- bueno ¿Qué esperan? Sírvanla.
La noche pasó y el sol se deslizó de repente por el firmamento, el frío todavía se hallaba allí, pero se desvanecía con el pasar de los segundos. Aldor estaba dormido, hasta que repentinamente una enorme mano lo estremeció. Abrió los ojos y vio a Einar sin cadenas, pensó que aún no había despertado y vio a su alrededor. Los cuerpos dahmarianos estaban en el piso inmóviles y con los ojos abiertos. - ¿qué pasó? - preguntó desconcertado. - la comida que traían los arqueros estaba envenenada - dijo Einar en voz baja mientras reía. - ¡qué! Pero esa comida era para nosotros - dijo enojado. - tranquilo, todo era parte del plan. - ¿entonces nos engañaste a todos? - sí - maldito, Einar - se echó a reír. Se levantaron los dos y Aldor le habló al pueblo. - ¡quiero que tomen todas las armas que puedan, saqueen los cuerpos de los soldados y por ninguna razón vayan a probar esa com
Miles, miles y miles de kilómetros azules. Algunos más claros, otros más oscuros y entre toda esta agua, solo se veían siete enormes barcos. Tres de ellos pertenecían a la flota del capitán Jake Smith, el Dueño de los mares tenía por título. El pirata más temido que haya conocido este mundo. El primer barco tenía por nombre "Tormento", el segundo "Clon" y el tercer barco se llamaba "la flor de Rose" Los cuatro barcos restantes, pertenecían a la corona de Erbit.Uno de los reinos más importantes del continente. La flota del capitán Smith, había emprendido su camino hacia los barcos de la corona en cuanto los tuvo a la vista. Todos estaban preparados para pelear y vencer, o morir. Las tres bestias piratas de madera se posicionaron entre los cuatro barcos de la realeza. El Tormento - el cual era el barco personal del Dueño de los mares - se lanzó de frente contra el barco más grande de su oponente -
El resto de la semana estuvo leyendo los reportes de su hombre entre otras cosas.Esa semana, no hubo nada fuera de lo común al igual que la siguiente.Pero la semana que llego después fue distinto. El reporte decía - entre otras cosas - que habían desaparecido algunos barcos que cruzaban el río de lodo.Los siguientes días llegaron los fuertes vientos y junto a ellos, tornados y enormes tormentas. Prácticamente era imposible navegar por el mar verde.Unos días más y la desgracia no dejaba de pisotear a los mercaderes del mar. Esta vez habían saqueado cinco barcos que cruzaban el poso de los tigres.Al cabo de un mes, los navegantes habían sido obligados a pasar por las rocas del acantilado, no sin antes pagar un buen peaje por ello.Y allí estaba Jake Smith. Miraba la pequeña letra de las cartas que lo mantenían
Al despertar, estaban todos amarrados a los árboles y rocas.El contramaestre John al verse rodeado de hombres mirándolos con curiosidad se sorprendió.- ¿quién está a cargo?... ¡Exijo que me dejen hablar con su líder! - gritó con autoridad.Un hombre fuerte se acercó a él y lo golpeó.- ¿quién te crees, para hablarnos de esa forma? - preguntó el indígena mirándolo firmemente a los ojos.- soy el contramaestre John Cliff de la flota del dueño de los mares, perra, y si me vuelves a tocar, no vivirás para contarlo - dijo el contramaestre enojado.El hombre frunció las cejas y después le tiro dos dientes de un golpe.Mientras tanto, el capitán Jake merodeaba cerca del fuerte con su nave. Esperaban que llegará la noche mientras se p
A la mañana siguiente, Jake Smith se encontraba en un caballo galopando hacia las palmeras de Andares.El paisaje de aquel lugar era hermoso. Las palmeras eran verdes con tonos amarillos mezclándose entré sus hojas, se podían ver pájaros paseándose de lado a lado con sus alas y vividos colores. También las diferentes especies de simios que merodeaban por los árboles y palmeras de tan fertil lugar. Jake disfrutaba el panorama con una sonrisa mientras se aproximaba cada vez más a su destino.De repente aparecieron un par de indígenas cachas entré los árboles. El capitán Jake sacó de su bolsillo un pañuelo blanco y gritó - ¡vengo son de en paz! - El caballo se detuvo y tres de los indígenas se acercaron al capitán.- quiero ver a su jefe - les dijo lentamente abriendo ampliamente su boca y gesticulando con sus
El hombre se recostaba sobre un pequeño pajar mientras sus ojos vagaban entre las grises paredes de piedra caliza, que conformaban la celda que lo privaba de su libertad. Se hallaba sumergido en las profundidades inexploradas de su propia mente, pues sus pensamientos no lo dejaban flotar.Vestía de forma elegante. Un pantalón de seda, zapatos de cuero y chaqueta de lino. Tenía el cabello liso y grueso, se peinaba con una línea en el medio que no alcanzaba a notarse debido a lo abultado que era su rubio cabello. Sus ojos eran azules, la nariz fina, boca pequeña y una mandíbula cuadrada.Esa noche sólo podía pensar en lo que depararía su futuro.- Simon Saxe, jamás creí que te vería encerrado en una celda como esta - dijo un hombre canoso y con túnica oscura cortando el hilo de sus pensamientos.<
Ahora vayamos a un lugar situado a unos días de Phindelvania. En este caso hablamos de una taberna, te diría que es una gran taberna, pero estaría mintiendo.Pues era la taberna más común que podía existir. Tenía una barra algo grande y algunas personas paseándose por ella, tanto hombres como mujeres. No más de treinta personas, pero a nosotros solo nos importan tres de ellas... bueno... ellos.El primero era un hombre llamado Adler Weber. Era rubio, de piel blanca, llevaba una elegante túnica negra y un rostro serio bien afeitado y algo redondo.El segundo hombre vestía algo extravagante, tenía un gran sombrero, una chaqueta de cuero café y unos elegantes pantalones, encima de los zapatos que hacían juego con su atuendo.El rostro del hombre tenía un mostacho, algo de bello bajo el labio y el resto de bello en la cara, era grueso y
Unos minutos después, el rey se hallaba en la mesa junto a su tosca esposa y engreído hijo, cenando.- ¿Simon estas bien? - preguntó la reina.Simon la miro y le sonrió para decirle que lo estaba.- te noto muy pensativo.- ah... sí, tú sabes cómo es, tengo que pensar en cómo restaurar Phindelvania después de esta tragedia - respondió el rey y continuó comiendo.- ya sé que manejas un estrés muy alto, pero te notó algo distinto. Hace una hora alguien pidió verte ¿quién era? - preguntó su fisgona esposa.- era un mensajero, me dio una carta del príncipe de Tosno. Se ofrecía a apoyarme en lo le fuera posible para la restauración de la ciudad, pero le conteste que no había necesidad. Tengo todo bajo control.&n