Lo último que recordé de ese encuentro fue la gran explosión que hizo que perdiera el conocimiento, mi mala sensatez me había encerrado entre los barrotes de una cárcel, no era mundana eso significaba que había sido atrapado por el sindicato, todo el cuerpo me palpitaba empezando por mis brazos y mis muñecas, no habían curado mis heridas, ni siquiera las vendaron, el dolor significaba que si acaso llevaba horas atrapado. Solo dejaron en mi, mi viejo abrigo y mi ropa, retiraron de mi todo aparato con existencia mágica y me apretaron unas esposas anti magia que apenas me permitían girar los codos, revisé un pequeño bolsillo oculto en mi abrigo detrás del borde interior donde solo encontré la tarjeta de presentación de Sebastián y unas mentas, sentía la boca totalmente seca, tanto que m
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