V

Llegando a la esquina donde se había dirigido Sebastián escuché un disparo, así que corrí hacia la tienda y cuando abrí la puerta solo pude verlo sosteniendo el cuello de la camiseta de un gordo que no pasaba de los 50 y tan asqueroso como lo había imaginado. No mentiré ver a un padre sosteniendo una 9mm apuntando directo a la cara de un siervo me sorprendió, eso sí era amor hacia el prójimo. Vi cómo utilizaba lo que la mayoría de agentes de la iglesia poseía, coloquialmente lo conocíamos como *Confesión* un hechizo privado a todo que no sea de la iglesia, este te hacía desprender una luz azul parecida a lo divino que siempre muestran en películas o ilustraciones; esa luz de ¨paz¨ que esta vez parecía más como un de demonio devorando a su presa, pero bueno, el sabra como hace sus cosas. Tiro a aquel hombre al suelo y caminó hacia a mi para asi salir del establecimiento.

-Las leyes veo que con ustedes no aplica cierto? .-dije mirando el desastre que había dejado.

-No las paganas. -Respondió chocando su hombro del mio.

-Claro eso te da la libertad de traumatizar a un desgraciado cualquiera no?.

-No puedes ser tan hipócrita. Me dirás que no se merece cosas peores?

-¡Uy! padre viniendo eso de usted sorprende. El infierno ha de ser algo mejor que su propuesta para los malhechores.

-Depende de como lo mires, cuando estés allí espero respondas tu pregunta.

-Tiene razón, no es un lugar al que quiera volver.

-Disculpa?.

-Ummm qué has averiguado?.

-Nada que pueda entrelazar, apenas recordaba algo de lo que vendió, pero eran cosas muy extrañas tipo: pezuñas de animales, alguna que otra poción y sobre todo compro mucha ceniza de personas. Todo esto me causa cada vez más rabia.- exclamó Sebastián posando su mano en su rostro como aquel que tiene náuseas y lanzó un largo suspiro.- Como este mundo puede estar tan corrompido.

-Por algo lo llaman el bajo mundo no crees. Alguna idea de lo que planean hacer?

-Poco nos hablan de esto en la iglesia, apenas podría estar seguro de responder, tal vez busca invocar algún tipo de bestia o hacer un tipo de pacto para ganar poder.

-Buenas sugerencias, pero un poco alejadas de la realidad.- dije mientras encendía un cigarrillo.

-Claro, tu debes de saber mucho de esas banalidades Mago.-Volvió a dirigirme esa mirada de desprecio mientras recuperaba la compostura.

-Por algo solicitasteis mi ayuda. No crees? Pero aun así tampoco podría decir que quieren hacer, pero para lo que propones no es muy necesaria la ceniza humana, con algún que otro puñado de tiza se podría hacer.

Claro que lo sabía, todo resultaba muy obvio, iban a invocar a un demonio, eso daba respuesta a por que había ido en persona, ya que solo quien conoce del hechizo puede distinguir los materiales y la fuerza de cada cual para realizarlo.Me convenía que quien me habian puesto de compañero tenga el mismo o quizás menos  conocimiento de la magia que cualquiera que se leyera un libro de fantasía.

-Por cierto, no se si te sirva de mucho, pero con el andaba una chica de pelo rojo, esbelta y delicada, el tipo no dudo en tener tantas  fantasías con solo mirarla, creo que eso fue lo que me removió el estómago-dijo Sebastián arreglando el cuello de su camisa.

Algo se detuvo en mí, sentí que mi pecho se apretaba como si de cadenas se tratase, como en mi estómago bailaba una emoción  fuera de lo común para mi, no pude evitar pararme en seco.

-No mucho la verdad.-dije tratando de disimular mi impresión dándole así una calada larga a mi cigarrillo.-Creo que lo dejaremos por hoy padre, tengo que ir a mi casa y ya sabe, hacer esas cosas de magos para tratar de averiguar su paradero. ¿Quiere que le ubique algún hotel?

-No, iré a visitar a un viejo amigo aprovechando que estoy en la ciudad, pero no dude en llamarme a primera hora para acordar nuestro encuentro.

 Me entregó una tarjeta con su nombre grabado "Sebastián Cornelius",su número privado y un breve mensaje que parecía ser algún versículo bíblico.

-Cómo para qué tendrías una tarjeta de presentación? .-Pregunte asombrado de las modernidades que tenían los padres estos días.

No respondió y marchó dejándome a solas. Necesitaba llegar a mi casa lo más rápido posible, este dolor, esta desesperación que apuñala mi ser, los pensamientos no dejaban de dar vueltas a mi cabeza; sufría de un ataque de ansiedad repentino con solo escuchar que podría estar acompañando a ese desgraciado, se que siempre estuvo enredada en toda esa m****a, por algo la perdí de mi lado, pero porque aun? por que con el?

Llegue a mi casa y las llaves resbalaron entre mis andares inquietos, al agacharme para recogerlas pude sentir punzantes intuiciones de magia a mi alrededor, despreocupado solo pense que podria ser algun que otro objeto que se había caído y activado por error de tanta m****a que había acumulado en mi hogar.

Abrí la puerta y lo inaudito choco mi mirada dejándome tan destrozado como confundido, aquello que mis ojos presenciaban fue como un balazo directo al corazón sin siquiera sangre o herida, la vi, vi sus ojos negros, su pelo corto como bronce y su piel morena destilada.

-Ma-Ma..? .- dije apenas pudiendo vocalizar su nombre.

Mis ojos cedieron ante la lluvia que se asomaba y no pude evitar el dejar la puerta cerrarse por las corriente de aire que daba paso las ventanas abiertas. No dijo nada, no respondió, ni siquiera movió sus labios, solo se acerco y me abrazo, rodeando mi cuello con sus brazos, yo no pude evitar arrodillarme. Mi mente se desplomó en poco segundos dándose cuenta que la felicidad había llegado, que las cosas por fin saldrían bien, todo ese rayo de esperanza también vino acompañado de dolor y vergüenza de mi mismo. 

-Lo siento, te juro que quería ir a por ti, solo necesitaba un poco más de tiempo.-dije entre sollozos aguantandome de lo único que creía que podía salvar mi vida, aferrandome a la mujer de mi vida. 

Toda ella empezó a desvanecerse dejándome así de rodillas y con más confusión de la que tenía al entrar y verla. Era mi imaginación? ¿Había venido en forma astral? Qué coño había pasado y si alguien había sido el causante de todo esto. ¿Por qué a mi?

Entre mi mas mayor melancolía no perdí el tiempo y pinche mi dedo en busca de sangre y empecé a rodear un pequeño círculo, en el que dibuje algunos caracteres egipcios demóticos y alze mi voz ante lo inaudito y grite en un griego antiguo, juntando así dos clases de hechizos, los cuales me permitirán saber quién y cuándo habían puesto esta imagen para mi.  

La sangre empezó a burbujear y a vaporizarse en sí, su humo se dejaba mostrar y se formaba como diferentes símbolos que daban paso a saber quién fue y cuando. Solo pude descifrar que fue un hombre y lo habían hecho esta tarde antes de la puesta del sol ya que algunos de los símbolos que mostraba eran desconocidos para mi.

Ya tenía la respuesta, mi tristeza se convirtió en rabia y odio, no podía dejar que quien quiera que fuese el responsable saliera ileso, pagaría con creces los minutos que se convertían en años de recuerdos hacia mi persona, avivando el fuego de matar del que nunca me sentí orgulloso.

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