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Todos los capítulos de ESPOSO CRUEL: Capítulo 1 - Capítulo 10
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PREFACIO
Veintidós años antes El chico de ocho años escuchaba a sus padres discutir, mientras observaba la escena escondido a través de la rendija de la puerta. Su padre hablaba en un tono suplicante, mientras su madre permanecía impasible. —Sherlyn, ¡No puedes dejarme así! —exclamaba desesperado— Dime ¿qué puedo hacer para retenerte? Si el problema es el dinero no te preocupes, una vez construí desde cero el imperio de los Evans, puedo volverlo a hacer, pero solo contigo a mi lado y con nuestro hijo, verás como todo se soluciona, te seguiré dando todo lo necesario, prometo nada te hará falta —seguía diciendo su padre tratando de acercarse a su madre. No obstante, esta le dio un manotazo y lo miró con un gesto de desprecio. —No estoy dispuesta a construir nada contigo, ¿Por qué habría de hacerlo, cuando puedo tener todo junto a Jonás Johnson?, él es un hombre joven y ahora diez veces más rico de lo que tú fuiste —señaló la mujer sin ocultar una sonrisa de satisfacción. —Porque me robó a mí
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CAPÍTULO 1. COLISIÓN
Lynda escuchó el reloj despertador, sonaba sin césar mientras ella trataba de despertar, pero al parecer sus ojos se negaban a colaborar, extendió la mano para apagarlo y así poder continuar por unos minutos más durmiendo, no obstante este cayó al suelo, el estruendo provocado en su caída, la sacó de su ensoñación, se levantó de un saltó, lo buscó en el piso y este estaba por completo destruido.   Una expresión de tristeza se le dibujó en el rostro, al darse cuenta de que ya no tendría cómo despertarse al día siguiente, recogió los pedazos y los tiró en la papelera del baño, después inició la rutina de ducharse y cepillarse los dientes, entretanto pensaba como iba a despertar al día siguiente.   Se vistió de prisa con una camisa ancha y un jean, bajando corriendo para no llegar tarde a su destino. La señora de servicio la esperaba con el desayuno mirando a todos lados, con temor a ser descubierta.   —Mi amor, te hice est
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CAPÍTULO 2. SIN NINGÚN DOLOR
Permaneció estático por un momento, sin dejar de observar a la chica desmayada, era hermosa, tenía el aspecto de un ángel, cuando reaccionó no pudo evitar acariciar su rostro con las yemas de sus dedos, sintió una especie de corriente fluyendo entre ellos, vio un líquido rojo recorriéndole la frente, se había herido en la colisión. Por un momento tuvo sentimientos encontrados, una parte de él, quería alejarse de ella como quien huía de la peste, porque tan solo recordar de quien era hija, le producía una profunda repulsión, removiendo su estómago con asco, la rabia se agitaba en su interior, la otra, deseaba atenderla y protegerla, sacudió la cabeza con confusión “¿Qué diablos me importa esta chica? Solo debe interesarme para mis planes de usarla en contra del desgraciado de su padre, nada más”, se dijo mentalmente.&nb
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CAPÍTULO 3. LYNNET JOHNSON.
CAPÍTULO 3. LYNNET JOHNSON. Lynnet se encontraba en la peluquería haciéndose un tratamiento de belleza, ya le habían dado los últimos retoques a su impresionante cabellera rojiza, era inevitable llamar la atención a donde fuera, gozaba de una belleza extraordinaria, causando admiración, no solo a los hombres sino también en las mujeres. Se observó al espejo con devoción, se sentía orgullosa de su hermosura, nadie podía compararse con ella, además era una asidua visitante de las estéticas, porque le encantaba resaltar los atributos que sabía la naturaleza le había dado. Su teléfono comenzó a sonar lo levantó, sin embargo, al mirar la pantalla y ver la imagen de Lynda, su hermana gemela, hizo un gesto de fastidio. No pensaba responderle, pues era una estúpida insoportable, le molestaba su
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CAPÍTULO 4. YO… SOLO TENGO ESTO PARA VENDER…
Christian sin prestar poca atención al hecho de que el choque aún no había sido levantado por las autoridades, movió su auto, el cual a pesar de sufrir daños exteriores de carrocería no padeció ningún desperfecto mecánico. Sin pérdida de tiempo, se alejó del lugar acelerando en su trayecto a la casa de su amigo.   No pudo evitar sentir, una desagradable inquietud recorrer su cuerpo, convirtiéndose en un penetrante sudor frío, la cual terminó instalándosele en la espina dorsal, demasiado preocupado por el estado de salud de Sally. Temía algo malo pudiera sucederle, porque si eso llegase a pasar, jamás lograría perdonárselo, por no prestarle la debida atención durante esos días, además era la única persona capaz de despertar en él un sentimiento de afecto y protección, quizás porque habían estado juntos en el orfanato hasta el día cuando decidió escapar.   Veinte minutos después, en tiempo récord, llegó a la urbanización ubicada en un sector d
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CAPÍTULO 5. PAPÁ, DÉJAME EXPLICARTE  
La joven lo miraba entristecida, entretanto sentía el corazón encogérsele ante el trato y desprecio demostrado por propio padre, era increíble como el hombre llamado a protegerla, cuidarla, amarla, la trataba de esa forma tan inhumana, no pudo retener por más tiempo sus lágrimas frente a esos pensamientos, las limpió con premura, para evitar fuesen vistas; con toda la forma de actuar de su padre, aún sintió la necesidad de darle una explicación, para tratar de apaciguar su enojo y hacerlo entender lo sucedido, anhelaba tanto recibir un poco de consideración de su parte. —Papá, déjame explicarte, las cosas no son así, como las estás pensando, en ningún momento robé el vehículo de mi hermana, ella me lo dio para que lo llevara al auto…—aunque, no pudo continuar con su explicación, porque antes de poder reaccionar,
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CAPÍTULO 6. DECEPCIÓN
Sally, veía como el médico le revisaba el pie, temiendo en su interior pudiera descubrirla y exponerla ante Christian, respiró profundo armándose de valor, pues era preferible ella decirle la verdad, antes de que este terminara descubriéndola por sí mismo. —Doctor, discúlpeme, pero creo no es necesario mandarme a realizar toda esa serie de radiografías, en realidad mi accidente no es tan grave, me siento bien, estoy fingiendo estar accidentada —comenzó a decir apenada, pues temía la recriminación por parte del médico—. No me riña por favor, solo deseaba conseguir un poco más de atención de mi esposo, pues él vive trabajando y no me ha dedicado el tiempo suficiente, eso me hizo pensar en un plan para que se ocupara de mí —expresó la mujer, tratando con esa mentira de despertar simpatía en el doctor.&n
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CAPÍTULO 7. DESVIRTUANDO LOS HECHOS
Lynda mantenía su mano extendida, con la cadena, esperando el médico la agarrara, este le tomó la mano recogiendo la cadena y se la colocó en la palma. —Lynda, no voy a quitarte el único recuerdo de tu madre, no te preocupes, pasarás la noche hospitalizada, así podremos ver tu avance. Ahora, déjame chequearte esos moretones y aplicar un poco de crema, para aclararlos, vas a quedar como nueva y mucho más guapa que antes —expresó sonriente. Ante la atención del hombre, la chica percibió una calidez en su corazón, por primera vez sintió ser importante para alguien, sus miradas se cruzaron por un momento, ella intentó apartar la vista, mas él no lo permitió. —¿Tan feo soy para no desear verme? —inquirió haciendo un cómico puchero, causando una carcajada de Lynda.<
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CAPÍTULO 8. LA BELLEZA DEL CASTAÑO
Abby comenzó a buscar el dinero en su cartera, con cada nueva exploración encontraba un billete, era demasiado desorganizada, por eso su cartera siempre era un desastre. Fue colocando los billetes por denominación, contándolos ante la mirada atenta de Lynda, sin embargo, esta se dio cuenta de la expresión de preocupación en su amiga. —¿Qué sucede Abby? ¿Hay algún problema? —ante el interrogatorio de la más joven, la muchacha sopeso si decirle o no la verdad, el dinero no era suficiente para cubrir los gastos, apenas cubriría un quinto de lo que seguramente era la deuda. Iba a negarle la existencia de algún problema, más la mirada de sospecha de Lynda no se lo permitió. » No intentes ocultarlo, agradezco todo el apoyo, en verdad, eres lo único estable en mi vida, sin ti, me sentiría por completo abandonada,
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CAPÍTULO 9. ¡TE TENGO!
Lynda observaba a su amiga, quien al parecer los ratones le habían comido la lengua, estaba impávida, como si hubiese sufrido una gran impresión, ni siquiera pestañeaba, su boca quedó ligeramente abierta, no reaccionó ni aun cuando Leonard, la observó de pies a cabeza con una extraña expresión en el rostro, no obstante, era demasiado educado para dejar ver con precisión la impresión que le había dado la muchacha. —Disculpe señor, estas jovencitas se empeñaron en hablar con usted, querían entrar a la fuerza, cuando se los impedí se comportaron de manera grosera y altanera —expuso la mujer tratando de justificar el alboroto de hacía un momento. —No se preocupe, señora Deborah, las señoritas son mis conocidas, las voy a atender, no hay problema —. No obstante, el gesto de la mujer mostr&oac
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