CAPÍTULO 16. ES UNA ALTANERA.
Lynnet se quedó sorprendida ante su propia reacción, pero no pudo contener las palabras surgidas de su boca sin darse cuenta, por segundos tuvo un lapsus, olvidándosele dónde y con quien estaba hablando. Cuando vio la sangre abandonar el rostro de su padre, dando por un momento la impresión de estar a punto de desplomarse, supo que debía retractarse de sus palabras, había ido demasiado lejos. Se recriminó en el interior por semejante descuido, trató de encontrar una forma de justificar su actitud, más como en su mente no se le ocurrió nada, acudió al recurso más efectivo, las lágrimas, comenzó a llorar, cubriéndose el rostro, mientras la voz le salía como un lamento de arrepentimiento. —¡Ay papa! Lo siento, jamás imaginé hablarte de esa forma, perdóname, por favor, aunque estoy segura de no podérmelo perdonar ni yo misma, estoy muy nerviosa. » Entiéndeme, me preocupo por ti, por mí, por nuestro futuro, necesi
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