Jonás entró a las instalaciones del emporio Goldman, no dejaba de admirar el lujo del edificio de treinta niveles, con un estilo neoclásico con acabados de máxima calidad, decorado en colores claros, los pisos de mármol blanco veteados con diversas tonalidades grises, con doble fachada una interior con termo paneles y otra externa con vegetación, convirtiéndolo en el exterior en un jardín vertical.
Se anunció en la entrada y enseguida un miembro de seguridad, lo llevó hasta el ascensor, allí espero hasta que este estuvo disponible, lo recibió la ascensorista, llevándolo a la presidencia del consorcio, ubicada en el trigésimo piso, tal como lo hizo hacía dos días, lo pasaron a la sala de reuniones rodeadas por paredes de cristal, donde tuvo la leve impresión de ser observado.
Y así era, detrás de una de las pare
Jonás se quedó viendo la determinación en Christian, temía hacerlo molestar y perder lo que hasta hacía un momento había logrado, lo sentía por Lynnet, pero no podía hacer nada por ella. “Este hombre no es fácil de manejar”, se dijo para sí mismo, por lo cual no le quedó más alternativa, sino aceptar su decisión.—Está bien, si es mi hija Lynda a quien deseas conocer, entonces será ella —expresó, no sintiéndose satisfecho por no poder insistir.Minutos después, se quedó sorprendido al ver aparecer frente a sus ojos, un documento, al leerlo, se dio cuenta de que se trataba de un contrato matrimonial. No le dio importancia, porque después de todo, sería Lynda quien lo cumpliría, el matrimonio era por un solo año y no podía quedar embarazada, de hacerlo, s
Lynnet se quedó sorprendida ante su propia reacción, pero no pudo contener las palabras surgidas de su boca sin darse cuenta, por segundos tuvo un lapsus, olvidándosele dónde y con quien estaba hablando. Cuando vio la sangre abandonar el rostro de su padre, dando por un momento la impresión de estar a punto de desplomarse, supo que debía retractarse de sus palabras, había ido demasiado lejos. Se recriminó en el interior por semejante descuido, trató de encontrar una forma de justificar su actitud, más como en su mente no se le ocurrió nada, acudió al recurso más efectivo, las lágrimas, comenzó a llorar, cubriéndose el rostro, mientras la voz le salía como un lamento de arrepentimiento. —¡Ay papa! Lo siento, jamás imaginé hablarte de esa forma, perdóname, por favor, aunque estoy segura de no podérmelo perdonar ni yo misma, estoy muy nerviosa. » Entiéndeme, me preocupo por ti, por mí, por nuestro futuro, necesi
Christian bajó en el ascensor privado de su oficina, y llegó al lobby del edificio, donde observó a la mujer, con el mismo aspecto a la chica que le gustaba, mas esta era altanera, grosera, mientras la otra era sencilla, tímida. Esta peleaba encimándosele a uno de los miembros de seguridad, amenazándolo con golpearlo, entretanto este se cubría el rostro para evitar el ataque.—¡Maldito infeliz! ¿Sabes quién soy yo? Soy la futura esposa de Christian Goldman, tu jefe y cuando me case, lo primero que haré es despedirlos a todos ustedes, ¡Desgraciados bastardos! —espetó furiosa.Justo cuando ella alzaba la mano para propinarle una bofetada al hombre, Christian llegó a su lado y la detuvo, sosteniéndole la mano con fuerza.—¡No se te ocurra tocarlo! Porque te vas a arrepentir ¡¿Qui&
Lynda llegó a las instalaciones del emporio empresarial Goldman, un edificio bastante lujoso y uno de los más impresionantes de la ciudad, no obstante, no tuvo oportunidad de observar el vestíbulo, porque ingresaron por el estacionamiento del sótano. Inmediatamente se dirigieron al ascensor de servicio, junto con sus demás compañeras, todas mujeres. —¿Eres una de las chicas nuevas? —La joven respondió, moviendo su cabeza de forma positiva. » Estamos a la orden, cualquier cosa que necesites no dudes en acudir a mí y te ayudaré, por cierto, trata de mantenerte bajo perfil, el CEO de esta empresa es un déspota, mientras menos lo veas mucho mejor, su oficina debes limpiarla, solo cuando no se encuentre y verificar primero su ausencia, regularmente sale una hora al mediodía, por ello debes calcular tu tiempo y tardar lo justo, ni un minuto más. —Entiendo —respondió Lynda poniéndole atención a cada
Lynda se quedó observándolo, sintiendo una mezcla de desconcierto y alegría por su reacción, nunca nadie había tenido hacia ella, el mínimo indicio de posesión y darse cuenta de que inspiraba en un hombre como él ese sentimiento, la hizo sonreír emocionada, sin embargo, Christian malinterpretó esa sonrisa; como hasta ahora solo conocía mujeres manipuladoras, no entendía o mejor dicho, no conocía la naturaleza distinta de la joven. —¿Acaso te complace hacerme sentir celoso? —Ella alzó las cejas ante su pregunta—. Claro todas las mujeres buscan eso, embaucar a un hombre, hacerlos enloquecer y cuando lo tienen a su merced, usarlos y desecharlos para encontrarse una nueva víctima —expresó pensativo, mientras a su mente llegaban los recuerdos de su madre y como se había comportado con su padre. Una mueca de disgusto se le dibujó en el rostro, mientras pensaba que si Lyn era hija de un ser tan despreciable como Jonás y tenía una hermana
La mujer se puso pálida, al ver al mismo CEO de Goldman, allí frente a ella reclamándole la acción en contra de la chica de limpieza.—Disculpe señor —tartamudeó, apenas conteniendo los nervios— fue un accidente, yo solo quería tomar el cesto de b4sura y se me cayó.—¡¿Acaso me crees idiota?! —inquirió indignado—. Vi lo suficiente para saber lo sucedido, primero le cruzaste por el piso mojado, segundo, le arrojaste un vaso de agua, alegando un accidente y cuando viste que ella no se inmutó por tu comportamiento, te causó molestia y terminaste vaciando el cesto.La mujer hizo amago de defenderse, pero Christian estaba tan enfadado, no se lo permitió.—Recoge tus cosas y tienes exactamente —miró el reloj en su muñeca—. Tres minutos, ni uno
Christian no podía evitar sentir ese miedo recorrerlo, como un invisible enemigo capaz de neutralizarlo y poner su mundo de cabeza, así fue cuando murió su padre, se sintió solo, abandonado, porque solo él había estado para atenderlo, jugar, hablar, se divertían tanto juntos, fue el único amor paternal recibido.Su madre era la eterna ausente, casi nunca estaba, no tenía ningún interés en atenderlo y entablar algún vínculo con un chiquillo como él. Pocas veces recibió algún afecto de su parte, era dura, no mostraba ninguna empatía, su padre siempre la justificaba, diciéndole que debía entenderla, pues ella era una mujer muy joven, a quien le tocó ser madre y esposa a temprana edad, no vivió algunas etapas de su vida y por eso se comportaba de esa manera.Mientras esos pensamientos lo conmoví
Christian la vio bajar del auto y sintió una opresión en el pecho, no quería dejarla ir, no cuando se sintió tan diferente después de compartir con ella, volvió a sonreír, a sentirse vivo en todos los sentidos, sin importarle el lugar, el tráfico, dejar su Ferrari abandonado, salió corriendo detrás de ella, mientras le pedía parar.—¡Lyn por favor! No te vayas, déjame y te explico, no hay nadie con quien quisiera pasar el resto de mi vida, sino contigo —habló en tono suplicante.A pesar de haberlo escuchado, ella seguía caminando, llevándose a los demás transeúntes por delante, era hora pico y estaban regresando de su trabajo, por eso caminaban aglomerados en exceso, giró su vista hacia atrás y vio a Christian, con una expresión de angustia en su rostro, al mismo tiempo, se encogí