Christian Goldman —Gracias, nos vemos en la casa —le dije y corté la llamada.Cuando llegamos a tierra firme, no quise pedirles a los muchachos que nos buscaran, tenía temor que estuvieran siendo vigilados y que terminaran atrapándonos. Ayudé a Lynda a cubrirse el cabello para que no pudiera ser identificada.—Deben tener cuidado, hay guardias de la corona por todos lados… la están buscando princesa —dijo el hombre y sentí cómo el cuerpo de mi esposa se tensaba debajo de mi mano.El hombre se dio cuenta de que estábamos preocupados porque él la acababa de reconocer y negó con la cabeza.—Yo no soy enemigo… soy aliado, y mi lealtad está siempre con usted princesa —habló el hombre y se notó la sinceridad en sus palabras.—Gracias —respondí—. Solo quiero que vea esta tarde la rueda de prensa que tenemos y le diga a toda la gente que pueda… hoy mismo sabrán las razones que ha tenido la princesa para huir.Luego de despedirnos, caminamos aproximadamente dos kilómetros desde donde nos dejó
Lynda SkaroskyCuando los vi no pude evitar sentir miedo, sobre todo a mi tío Salvatore, sabía que él era capaz de hacer todo por la institucionalidad y en ese momento yo estaba a punto de perjudicar a la corona, mi cuerpo se estremeció de temor cuando se acercó a mí y me dijo en solo un susurro audible para mí.—Hablemos y lleguemos a un acuerdo… no puedes destruir las esperanzas de este país… hasta tu madre se sacrificó por la corona, ¿Harás que todo lo que ella hizo sea en vano?—Príncipe Salvatore, que bueno que este aquí, no sé si no sabe lo que está ocurriendo, o si usted es partícipe de este complot en contra de mi legítima esposa —habló mi esposo con firmeza de manera que todos murmuraron con una expresión de sorpresa.—Usted está equivocado señor Goldman, yo soy el legítimo esposo de la princesa Lynda Skarosky. Todo el país fue testigo cuando nos casamos hace unos días ¿Qué pretende con su mentira? —dijo el hombre mirándolo de manera despectiva—. Usted estaba casado, era con
Christian GoldmanCuando vi a Leonard no lo creí capaz de enfrentarse a Salvatore y a la prensa para confesar lo que había hecho.—Yo fui quien ejecutó una serie de actos en contra de Christian, empecé mostrándole el supuesto cadáver de Lynda, haciéndole creer que había muerto y lo aparté de ella, aún cuando lo vi destrozado —hizo una pausa mientras todos nos manteníamos en silencio—. Armamos un caso para culpar a Christian y meterlo en la cárcel por la supuesta muerte de su esposa.La expresión de Leonard era de tristeza, su mirada se perdió en el suelo, y su voz sonó quebrada.—Él la perdió, fue a la cárcel, lo hice vivir un infierno, yo fui el único responsable de su desgracia, quería destruirlo… aunque a mi favor debo decir, que pensé que no la amaba… estaba furioso por todo lo que le había hecho, es mi sangre, mi sobrina, hija de mi hermana a quien tanto amé y que la vida no las arrebató y no supo apreciarla —ante sus palabras bajé la cabeza. Él tenía razón, así no haya sido res
Un mes despuésChristian EvansEntré al lujoso edificio donde funcionaba la antigua transnacional Goldman, ubicado en el distrito financiero de la ciudad de Vancal, capital de la Isla Balaica, porque cambié su nombre a Consorcio Económico Goldman Evans, no le suprimí el antiguo nombre, porque debía llevarlo en honor a la única persona que confió en mí y me dio su apoyo, y que, gracias a él, podría ser lo que era hoy, mi mentor, esperábamos contribuir como empresa al crecimiento de la isla e incentivar el sector turístico.Cuando me vieron la gente se detenía de inmediato, siempre había sido así, porque era un hombre que inspiraba poder, a excepción de esos años que me quería castigar, pero que quedaron atrás y gracias al amor que nos teníamos Lynda y yo, ahora terminaron siendo superados. En cuanto a mi esposa, estaba próxima a recibir la corona, la ceremonia de coronación estaba pautada para dentro de unos días y eso la tenía nerviosa, yo la apoyaba en todo, pero aún estaba tratando
Lynda Skarosky Salí del hospital con emociones encontradas, sabía todo lo malo que había sido en el pasado Jonás Jonhson conmigo, pero no podía evitar esa sensación de tristeza, decenas de preguntas llegaban a mi mente ¿Podríamos haber tenido una vida distinta? ¿Qué hubiese pasado si mi madre no hubiera muerto? ¿Habría cambiado Jonás? ¿Si el hubiese sido más atento conmigo, me habría convertido en otra Lynnet?No pude evitar un suspiro mientras íbamos de vuelta, porque ya no había respuestas para esas preguntas. Christian tomó mi mano y la acarició con suavidad, sé que él también estaba imaginándose distintos escenarios, porque a una de las personas a quien le había hecho más daño Jonás, aparte de a mí misma y hasta a la propia Lynnet había sido a él y a su padre.—Mi amor, no te sigas martirizando… hay situaciones que no podemos solucionar… dejemos el pasado allí y continuemos nuestro camino… lo vivido nos servirá de experiencia, además, tanto las buenas y malas experiencias, nos ay
Christian EvansEl cielo estaba de un azul intenso, no había nubes a la vista, el sol brillaba, reflejándose en la hierba verde, la gente con sus galas destacaba con fuerza, como un faro bajo el sol, los vestidos y chaquetas revestidos de un brillo dorado y el viento es justo, era como una suave caricia en el rostro.Percibo los verdes olores de la tierra, empapado el aire como una esponja, llenando mis fosas nasales de un rico aroma. El aire huele a brisa cálida de verano, a hierba fresca de primavera, al incienso de cien mil oraciones, a las flores de los jardines de la ciudad y a nuevas esperanzas.La gente reía y conversaba alegremente, con la mirada puesta en el balcón de la Casa Real, donde apareceríamos en breve Lynda y yo, los nuevos soberanos de Balaica.Decir que no estoy nervioso sería mentir… pero a la vez es una emoción indescriptible… ninguno de los dos esperábamos ese desenlace, ni tamaña responsabilidad, pero juntos no hay carga que no podamos llevar y estaré al lado d
Veintidós años antes El chico de ocho años escuchaba a sus padres discutir, mientras observaba la escena escondido a través de la rendija de la puerta. Su padre hablaba en un tono suplicante, mientras su madre permanecía impasible. —Sherlyn, ¡No puedes dejarme así! —exclamaba desesperado— Dime ¿qué puedo hacer para retenerte? Si el problema es el dinero no te preocupes, una vez construí desde cero el imperio de los Evans, puedo volverlo a hacer, pero solo contigo a mi lado y con nuestro hijo, verás como todo se soluciona, te seguiré dando todo lo necesario, prometo nada te hará falta —seguía diciendo su padre tratando de acercarse a su madre. No obstante, esta le dio un manotazo y lo miró con un gesto de desprecio. —No estoy dispuesta a construir nada contigo, ¿Por qué habría de hacerlo, cuando puedo tener todo junto a Jonás Johnson?, él es un hombre joven y ahora diez veces más rico de lo que tú fuiste —señaló la mujer sin ocultar una sonrisa de satisfacción. —Porque me robó a mí
Lynda escuchó el reloj despertador, sonaba sin césar mientras ella trataba de despertar, pero al parecer sus ojos se negaban a colaborar, extendió la mano para apagarlo y así poder continuar por unos minutos más durmiendo, no obstante este cayó al suelo, el estruendo provocado en su caída, la sacó de su ensoñación, se levantó de un saltó, lo buscó en el piso y este estaba por completo destruido. Una expresión de tristeza se le dibujó en el rostro, al darse cuenta de que ya no tendría cómo despertarse al día siguiente, recogió los pedazos y los tiró en la papelera del baño, después inició la rutina de ducharse y cepillarse los dientes, entretanto pensaba como iba a despertar al día siguiente. Se vistió de prisa con una camisa ancha y un jean, bajando corriendo para no llegar tarde a su destino. La señora de servicio la esperaba con el desayuno mirando a todos lados, con temor a ser descubierta. —Mi amor, te hice est