ESPOSO CRUEL
ESPOSO CRUEL
Por: Jeda Clavo
PREFACIO

Veintidós años antes

El chico de ocho años escuchaba a sus padres discutir, mientras observaba la escena escondido a través de la rendija de la puerta. Su padre hablaba en un tono suplicante, mientras su madre permanecía impasible.

—Sherlyn, ¡No puedes dejarme así! —exclamaba desesperado— Dime ¿qué puedo hacer para retenerte? Si el problema es el dinero no te preocupes, una vez construí desde cero el imperio de los Evans, puedo volverlo a hacer, pero solo contigo a mi lado y con nuestro hijo, verás como todo se soluciona, te seguiré dando todo lo necesario, prometo nada te hará falta —seguía diciendo su padre tratando de acercarse a su madre.

No obstante, esta le dio un manotazo y lo miró con un gesto de desprecio.

—No estoy dispuesta a construir nada contigo, ¿Por qué habría de hacerlo, cuando puedo tener todo junto a Jonás Johnson?, él es un hombre joven y ahora diez veces más rico de lo que tú fuiste —señaló la mujer sin ocultar una sonrisa de satisfacción.

—Porque me robó a mí, se aprovechó de nuestra amistad y de la confianza depositada en él para arrebatarme toda mi fortuna. ¡¿Cómo puedes aliarte con el causante de la destrucción de nuestras vidas?! —exclamaba el hombre incrédulo mientras sentía una profunda tristeza, al darse cuenta de la naturaleza egoísta e interesada de su esposa.

—A mí no me ha arruinado la vida, de hecho, me está ofreciendo un futuro prometedor, en cambio a tu lado solo me esperará un miserable porvenir, te aseguro, eso no me resulta para nada atractivo —pronunció la mujer alzando el mentón de manera desafiante, para luego girarse y continuar con su tarea de empacar todas sus cosas.

—Si no quieres hacerlo por mí, hazlo por nuestro hijo, Christian te necesita, ¿Acaso piensas dejarlo abandonado, sufriendo la ausencia de su madre? —inquirió el hombre con la esperanza de hacer cambiar la opinión de su esposa—. Ese hombre jamás te amará como nosotros lo hacemos, capaz termine luego abandonándote. Por favor, no me dejes, te lo suplico… —comenzó a llorar el hombre mientras se arrodillaba frente a la mujer.

—Eres tan patético, no sé que vi en ti para terminar enredada con un hombre falta de carácter como tú, deberías por lo menos tener dignidad y no suplicar como un tonto. No me importa ese estúpido mocoso, por mí se puede quedar contigo, ninguno de los dos me interesa —el hombre se puso frente a su camino para evitar se fuera y en tono arrogante le espetó —¡Apártate!

—Si te vas juro que me quitaré la vida —habló el hombre con convicción.

—Eso a mí no me importa, por mí puedes volarte los sesos —espetó molesta. Abrió la puerta y vio al chico mirándola con lágrimas en los ojos —Tú deja de llorar y compórtate como un hombrecito.

—No te vayas mamá, ¡no me dejes! —suplicó el chico tomándola de la mano, mientras un chorro de lágrimas comenzaron a recorrer su rostro de manera descontrolada.

—Voy a decirte algo Christian, nunca lo olvides, espero tomes este consejo, voy a dártelo para que el día de mañana no te conviertas en un perdedor como tu padre. A las mujeres hermosas, solo nos importan dos cosas: el dinero y el poder, casi siempre con lo primero viene lo segundo.

Dicho eso, salió de la puerta sin mirar atrás, mientras el pequeño observaba como se subía a un auto estacionado frente a la casa, conducido por un hombre mucho más joven que su padre.

Mientras cerraba la puerta principal, una detonación se escuchó en el interior de la casa, el niño salió corriendo asustado al despacho de su padre, al entrar, el hombre yacía muerto, con los sesos y la sangre esparcidos por todas partes, mientras el pequeño se arrodillaba a su lado llorando desesperadamente tratando de despertarlo.

“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes”. Bob Marley.

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