Sally, veía como el médico le revisaba el pie, temiendo en su interior pudiera descubrirla y exponerla ante Christian, respiró profundo armándose de valor, pues era preferible ella decirle la verdad, antes de que este terminara descubriéndola por sí mismo.
—Doctor, discúlpeme, pero creo no es necesario mandarme a realizar toda esa serie de radiografías, en realidad mi accidente no es tan grave, me siento bien, estoy fingiendo estar accidentada —comenzó a decir apenada, pues temía la recriminación por parte del médico—. No me riña por favor, solo deseaba conseguir un poco más de atención de mi esposo, pues él vive trabajando y no me ha dedicado el tiempo suficiente, eso me hizo pensar en un plan para que se ocupara de mí —expresó la mujer, tratando con esa mentira de despertar simpatía en el doctor.
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Lynda mantenía su mano extendida, con la cadena, esperando el médico la agarrara, este le tomó la mano recogiendo la cadena y se la colocó en la palma.—Lynda, no voy a quitarte el único recuerdo de tu madre, no te preocupes, pasarás la noche hospitalizada, así podremos ver tu avance. Ahora, déjame chequearte esos moretones y aplicar un poco de crema, para aclararlos, vas a quedar como nueva y mucho más guapa que antes —expresó sonriente.Ante la atención del hombre, la chica percibió una calidez en su corazón, por primera vez sintió ser importante para alguien, sus miradas se cruzaron por un momento, ella intentó apartar la vista, mas él no lo permitió.—¿Tan feo soy para no desear verme? —inquirió haciendo un cómico puchero, causando una carcajada de Lynda.<
Abby comenzó a buscar el dinero en su cartera, con cada nueva exploración encontraba un billete, era demasiado desorganizada, por eso su cartera siempre era un desastre. Fue colocando los billetes por denominación, contándolos ante la mirada atenta de Lynda, sin embargo, esta se dio cuenta de la expresión de preocupación en su amiga.—¿Qué sucede Abby? ¿Hay algún problema? —ante el interrogatorio de la más joven, la muchacha sopeso si decirle o no la verdad, el dinero no era suficiente para cubrir los gastos, apenas cubriría un quinto de lo que seguramente era la deuda. Iba a negarle la existencia de algún problema, más la mirada de sospecha de Lynda no se lo permitió.» No intentes ocultarlo, agradezco todo el apoyo, en verdad, eres lo único estable en mi vida, sin ti, me sentiría por completo abandonada,
Lynda observaba a su amiga, quien al parecer los ratones le habían comido la lengua, estaba impávida, como si hubiese sufrido una gran impresión, ni siquiera pestañeaba, su boca quedó ligeramente abierta, no reaccionó ni aun cuando Leonard, la observó de pies a cabeza con una extraña expresión en el rostro, no obstante, era demasiado educado para dejar ver con precisión la impresión que le había dado la muchacha.—Disculpe señor, estas jovencitas se empeñaron en hablar con usted, querían entrar a la fuerza, cuando se los impedí se comportaron de manera grosera y altanera —expuso la mujer tratando de justificar el alboroto de hacía un momento.—No se preocupe, señora Deborah, las señoritas son mis conocidas, las voy a atender, no hay problema —. No obstante, el gesto de la mujer mostr&oac
Christian la sostuvo entre sus brazos, no pudo evitar sentir su aroma floral, suspiró impregnándose de ese olor, a la vez que buscaba la forma de controlar las crecientes emociones provocadas por su cercanía. Entretanto, ella se sintió alterada, sobre todo porque su corazón comenzó a palpitar como si se tratara de una ruidosa locomotora fuera de control.—Discúlpame, no te vi —expuso nerviosa, colocando sus manos en el pecho del hombre, empujándolo un poco para liberarse de su agarre, aunque por dentro, deseaba mantenerse protegida para siempre entre sus brazos, era una locura, esos pensamientos, no tenían razón de ser. No cuando apenas lo conocía y todo gracias al accidente.—Ya veo eso es costumbre en ti, andar colisionando con la gente, si no es con tu auto, con tu cuerpo, pero al parecer es tu pasatiempo favorito —señaló en un tono de voz severo, utilizado para simular como se estaba sintiendo con ella cerca.Lynda se mantuvo in
Lynda corría por un campo sembrado de lirios blancos, giró la vista y vio una cadena de inmensas montañas imponentes, cubiertas por la blanquecina nieve, el lugar era tranquilo, le inspiraba una inmensa y profunda paz, cerró los ojos y dejo impregnar sus sentidos, el dulce aroma de las flores penetró su nariz era tan gratificante, que le hubiese gustado quedarse allí. Sintió una mano en el hombro, al voltearse, se quedó impactada al ver a esa hermosa mujer, con los ojos y cabellos como los suyos, no creyó volvería a verla, se sonrió con alegría, pues era su madre. —¡Mamá! —exclamó sintiendo un nudo en la garganta producto de la emoción de tenerla al frente—. ¿Eres tú? La mujer subió una mano y le acarició el rostro con ternura. —Mi hermosa y dulce Lyn, mi niña amada —la joven lloró al verla, la abrazó con fuerza, sin querer soltarla. —Lo siento mucho mami, yo no quise…—
Las dos chicas fueron echadas ese día sin misericordia por doña Seferina, lanzándole algunas cosas que tenían con ellas en el comedor, ante la oposición de Abby quien intentaba volver a entrar para tomar sus cosas y reclamaba indignada la mala acción de la mujer. —¡Usted no puede hacer esto! Es una injusticia le he pagado puntualmente el arrendamiento de la habitación, además están mis cosas allí, no puede venir apropiarse de forma indebida de ella. » Voy a denunciarla por su mal proceder, haré que todo el peso de la ley recaiga sobre usted, no puede andar por la vida abusando de la gente de esa manera, porque tarde o temprano terminara recibiendo su merecido. Pronunció la chica, con voz alterada, sus mejillas rojas producto del enojo y tratando de controlar su genio, porque le provocaba agarrar la vieja por el moño y arrastrarla hasta la calle, así la gente vería la clase de infeliz que era.
Cuando salió de la habitación, esperaba no encontrarse con nadie, pero ni en sus sueños más locos, se habría imaginado que se encontraría nada y nada menos que al hombre, a quien le habían pertenecido sus pensamientos desde el mismo momento cuando la vio. No pudo evitar la emoción de su corazón, bombeando con frenesí, a tal punto de que por un momento creyó, sería capaz de romper las paredes de su pecho y caer al suelo. Sintió un inexplicable deleite con solo ver cada facción de su rostro, nunca había tenido la oportunidad de observar tan de cerca y con detalle una cara masculina, la cual parecía había sido cincelada por el mismísimo Dios. Todo en él era perfecto, su nariz, su boca, sus dos labios gruesos, la invitaban a posar los suyos en ellos, se estremeció de solo imaginarse el efecto que producirían en su cuerpo, nunca había visto algo tan perfecto, sin embargo, su emoción se vio menguada al ver su expresión ceñuda y un gesto de molestia, produciéndole una peque
Jonás entró a las instalaciones del emporio Goldman, no dejaba de admirar el lujo del edificio de treinta niveles, con un estilo neoclásico con acabados de máxima calidad, decorado en colores claros, los pisos de mármol blanco veteados con diversas tonalidades grises, con doble fachada una interior con termo paneles y otra externa con vegetación, convirtiéndolo en el exterior en un jardín vertical.Se anunció en la entrada y enseguida un miembro de seguridad, lo llevó hasta el ascensor, allí espero hasta que este estuvo disponible, lo recibió la ascensorista, llevándolo a la presidencia del consorcio, ubicada en el trigésimo piso, tal como lo hizo hacía dos días, lo pasaron a la sala de reuniones rodeadas por paredes de cristal, donde tuvo la leve impresión de ser observado.Y así era, detrás de una de las pare