Finalizado el almuerzo, ya me siento bastante mejor en comparación a cómo estaba emocionalmente hace solo unas horas. Christopher, sin duda, se esmera en hacerme sentir mejor.—Con tu permiso, debo ir al baño —digo poniéndome de pie.—Adelante, Ash, yo mientras pediré la cuenta.—Está bien, ya regreso.Me alejo de la mesa y camino al baño de damas. Al abrir la puerta choco con una joven, es muy linda, pelirroja y con algunas pecas en su rostro. No es alta, pero tampoco tan baja. Lleva un vestido ceñido al cuerpo de color turquesa que hace que se vea hermosa. Es para envidiarla.—Discúlpame, por favor, no te vi —dice a modo de disculpa. Su acento me da a entender que no es americana, sino, al parecer, francesa.—No te preocupes, tampoco te vi.—Nos vemos —manifiesto en forma de despedida cuando ella, por su parte, alza l
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