Ya estaban bastante lejos del hospital. Iban orillando el mar. El olor al agua salada, despejaba sus pulmones y el cielo, de un turquesa exquisito, sus mentes. Cada uno de ellos iba absorto en sus propios pensamientos, sin prestarle demasiada atención a su acompañante. Jordan pensaba como iba a cambiar su vida, había heredado una jovencita y en la peor edad; le preocupaba ser un mal ejemplo, después de todo, él se había criado muy independiente, es que su madre, la prima de Germán quien lo adoptara, había fallecido de cáncer cerebral cuando él tenía solo 11 años. Nadie se había hecho cargo de él, solo un amigo de su madre, Andrés, al que ella le había dejado el fideicomiso de Jordan, se encargaba de que tuviera una buena educación en un colegio muy estricto. Eso
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