Mariana, secó sus lágrimas con sus manos y miró hacia fuera. Luego de unos minutos miró a Jordan, su cara de dolor cambió a intriga.
La conversación se había vuelto más amena, pero pronto empezarían las dudas a asaltar la cabeza de Mariana.
- ¿Ahora que va a pasar, que va ha ser de mi? – lo miró llena de angustia e incertidumbre.
- Pues ahora, te irás un tiempo conmigo y luego ya veremos.- le respondió Jordan con tono paternal
- Pero mis padres…
- Mariana, la decisión es tuya.-
- ¿Decisión de qué?- le dijo sumamente asombrada.
Se tomó un minuto antes de responderle, caminó por la habitación con nerviosismo. Es que otra vez entraban en terreno doloroso. Al fin, respondió con voz apagada.
- La decisión de si quieres un funeral o no.-
- ¿Por qué no querría uno? – respondió intrigadísima.
Nuevamente caminó nervioso, pero esta vez frotándose la cabeza con ambas manos, de pronto se detuvo, caminó hacia la cama, se sentó junto a Mariana, con ambas manos tomo una de las suyas, la miró profundamente y le respondió.
- Mariana, si necesitas un funeral para despedirte, les daremos el funeral más hermoso en la historia de los funerales. Pero si no quieres, en cuanto te den el alta nos iremos a casa.- le sonrió nerviosamente.
- Sigo sin entenderte, tío.- allí se dio cuenta que ella necesitaba que se lo dijera, necesitaba un baño de realidad.
- Cariño, luego de la explosión no quedó casi nada del avión, mucho menos de sus ocupantes. Lo que te quiero decir, - hizo una pausa y tragó saliva.- es que no hay restos que enterrar, no hay nada que meter dentro de ataúdes y mucho menos, no hay nada que meter en la cripta familiar. Pero si tu necesitas eso para despedirte, lo haremos.- Lo miró horrorizada.
- ¿Entonces quedará así, como si nunca hubieran pasado por éste mundo? – volvieron a brotar las lágrimas.
- No, mi chiquita, por supuesto que no. Cuando estés lista, regresaremos y pondremos sus lápidas, muy juntas, en el cementerio, como recordatorio de su paso por aquí. Pero sobre todo…, - puso la mano de la joven en su pecho, a la altura del corazón,- sobre todo, los llevaremos aquí por siempre, y por ello no morirán jamás.- secó las lágrimas de Mariana con su mano.- pero ahora debes descansar un poco más, ya mañana seguiremos hablando.- se paró y se dirigió a la puerta.- ahora debo hacer un par de llamadas para hacer algunos arreglos para nuestro regreso, estaré en el pasillo, si me necesitas llámame.- se volteó y salió de la habitación.
Mariana, se acostó de lado y sollozó largo rato hasta que por fin la venció el cansancio.
Mientras tanto, Jordan conversaba telefónicamente con su ama de llaves.
- Hola Laura, ya estoy en el hospital.-
- ¿Cómo está tu sobrina?-
- ¿Cómo crees?, acaba de presenciar el avión donde estaban sus padres volar en mil pedazos. Todavía no se hace a la idea. A demás se culpa, pues no estaba ella en el avión porque había tenido una discusión antes y por ello se retrasó en embarcar. Así que el último recuerdo que tiene de sus padres, es que prácticamente les dijo que los odiaba.-
- Pobrecilla, Jordan, debe ser muy duro para ella en éste momento. Espero que lo supere, pues cuando se es adolescente, es normal odiar a los padres. ¿Qué edad tiene ella? –
- ¡Qué se yo!, hace como un siglo que no la veo y era una niñita. Te juro que me parte el alma verla así, yo quería a Germán, pero en este momento solo puedo pensar en Mariana, en su dolor y en cómo hacer para aliviarlo – Sonaba algo ansioso y nervioso
- No hay mucho que puedas hacer, así que tranquilízate.
- Escucha, Laura, quiero que hagas todos los preparativos para su llegada, prepara una habitación en la casa, una que esté cerca de la mía, quiero estar cerca por si tiene pesadillas.-
- ¿Quieres alguna decoración en particular?
- No, lo normal, ya ella la irá haciendo suya.-
- ¿Llegarán mañana? –
- En realidad no sé cuando llegaremos, hace mucho que no me tomo vacaciones y creo que es hora, pero nada de aviones; no creo que sea buena idea tratar de meterla en uno; así que iremos en el auto y por el camino largo, a ver si logro que se despeje.-
- Me parece una excelente idea, lo que necesites me llamas. –
- Ok, gracias, Laura. Nos vemos al regreso.
- Buen viaje, Jordan. – Jordán sonrió y cortó la llamada.
Con paso más que cansino se dirigió a la maquina de café, solo Dios sabía cuanto precisaba cafeína bien cargada. Se sentó en una silla del pasillo, hasta ese momento no se había puesto a pensar en como cambiaría su vida. Germán siempre había sido bueno y cariñoso con él, tenía muy buenos recuerdos vividos. La familia Reich, siempre lo había acogido en su seno y lo había hecho sentir que era parte de ella, nunca se sintió un extraño, el hecho de no haber nacido de ninguno de los integrantes de la misma no había hecho diferencia. El era un Reich, con todas las letras. Aún así su trabajo lo había hecho alejarse, ya era poco lo que se veían, con la familia de Mariana hacía más de 10 años; si bien hablaba por teléfono a menudo con Germán o con Isabel, no se habían reunido en la última década. Eso ahora le pesaba, - debería haber estado más presente – reflexionaba.
- ¿Que voy ha hacer? – Pensaba apoyando sus codos en las rodillas mientras se tomaba la cabeza con sus manos – soy un perfecto extraño para ella – en eso siente una mano que se apoya en su hombro
- ¿Estás bien? – levanta la cabeza y ve que es Mariana la que yace de pie junto a él.
- Sí, linda – le sonrió – solo cansado. Pero tú deberías estar recostada. - Se sentó junto a él.
- Estuve pensando en lo que me dijiste del funeral.-
- ¿A sí? ¿Y ya resolviste algo? -
- Sí, en cuanto me den el alta quiero irme, como bien dices, cuando esté mejor ya los honraré, ahora no puedo ni pensar con claridad – comenzó a llorar, él la abrazó
- Tranquila, mañana mismo nos iremos y dejaremos todo esto atrás. – Ella asintió con la cabeza y se fue a descansar a su habitación. Luego de un rato, él la siguió y se hundió nuevamente en el sillón.
Los primeros rayos de sol entraban por la ventana anunciando el comienzo de un nuevo día. Jordan se desperezó y trató de acomodar sus miembros tullidos por la mala posición al dormir. Al abrir los ojos notó que Mariana no estaba en su cama, de un sobresalto se puso de pie.
Al cabo de un rato, entra una enfermera
- Señorita Reich, esta de alta, se puede retirar ya – miró a Jordan y acotó - solo resta firmar unos papeles en recepción, Señor Reich.
- Bajo de inmediato – Miró a Mariana y le dijo – tu vete vistiendo, subiré a buscarte en un segundo. – Mariana asintió con su cabeza. Jordan bajó entonces a recepción.
Mariana tenía una mezcla de sentimientos, por un lado estaba desvastada por la reciente muerte de sus padres y por el otro lado le intrigaba como sería su vida con Jordan, alguien al que acaba de conocer, sin embargo, por algún motivo desconocido, confiaba plenamente en él, la hacía sentir muy segura y relajada. Iba a empacar sus cosas, cuando se dio cuenta que todo lo había perdido en el aeropuerto, solo le quedaba su bolso de mano y la ropa con la que había llegado. Eso la entristeció nuevamente, pero entró Jordan a la habitación con 2 bolsas de la tienda y sonriendo le dijo
- Te he comprado una muda de ropa, espero que te quede, es solo para salir de aquí e ir por las tiendas para que tengas un guardarropa como Dios manda.- ella tomó las bolsas y se dirigió al baño. Jordan le había comprado un jean, una remera, un canguro y un par de championes. Lo suficiente como para no salir con la ropa ensangrentada con la que había llegado. Salió del baño tímidamente, hacia muchos años que nadie le compraba su ropa, pues se había vuelto muy independiente. – te queda genial, estas como para un desfile - ella le sonrío
- Ya vámonos de aquí, por favor.
Salieron de la habitación ambos y bajaron al estacionamiento. Jordan tenía un lujoso coche deportivo negro. Cuando Mariana lo vio no pudo menos que suspirar.
- Si me vieran mis amigas montada en este auto y con un chico guapo…- se rió
- ¿Chico guapo?, ¿que tenía lo que te dieron en el hospital?, yo quiero un poco.- emitió una fuerte carcajada.
- Bueno, fue un cumplido, que no eres demasiado feo, y elogiar solo tu auto me pareció una grosería -
- Tú tampoco estás tan mal para ser tan mocosa.- se subieron al auto y tomaron la calle.
Ya estaban bastante lejos del hospital. Iban orillando el mar. El olor al agua salada, despejaba sus pulmones y el cielo, de un turquesa exquisito, sus mentes. Cada uno de ellos iba absorto en sus propios pensamientos, sin prestarle demasiada atención a su acompañante. Jordan pensaba como iba a cambiar su vida, había heredado una jovencita y en la peor edad; le preocupaba ser un mal ejemplo, después de todo, él se había criado muy independiente, es que su madre, la prima de Germán quien lo adoptara, había fallecido de cáncer cerebral cuando él tenía solo 11 años. Nadie se había hecho cargo de él, solo un amigo de su madre, Andrés, al que ella le había dejado el fideicomiso de Jordan, se encargaba de que tuviera una buena educación en un colegio muy estricto. Eso
Esto es hermoso, aquí podría vivir toda una familia sin necesidad de salir a ningún sitio. – De pronto lo miró con ojos picarescos – Eh, Jordan, podría acostumbrarme a todo esto – él sonrió satisfechoNos refrescaremos del viaje y bajaremos a cenar, en el placar hay unos vestidos de noche que son para la ocasión, al igual que zapatos. Ponte el que más te guste, pues el lugar es algo formal.¿Vestidos? – dijo asombradaSí, mientras dormías en el auto llamé y pedí que subieran de la tienda algunos para que eligieras, espero haber dado con el talle. – ella salió corriendo para la habitación continua a ver los vestidos – si no te molesta iré dándome una ducha, estoy muerto - ella ni le respondió, estaba de cabeza metida en el placar. 
Luego de casi cuatro días de viajar, por fin habían llegado a su destino; la casa de Jordan y que también sería la de Mariana de ahora en más. Era una casa a las afueras de un pequeño pueblo llamado El Remanso. Su arquitectura era de una típica casa de campo, blanca con tejado a varias aguas en color azul oscuro, muy amplio, dos plantas, todo un porche que giraba en torno a la casa, un amplio jardín y un enorme fondo. Todo con césped muy bien cuidado, pareciera como si alguien se levantara cada mañana a cortar el penacho es estuviera más largo y así dejar toda la superficie exactamente a la misma altura, también era como si lo pintaran, pues tenía un color parejo en toda la superficie; eso era todo mérito de Juan, un empleado de la casa desde antes de venir al mundo Jordan.¡Guau…!
Mientras tanto en el pueblo, Mariana y Laura se divertían como locas; es que la joven había traído a la vida de todos ellos la frescura que necesitaban. Laura había olvidado lo bien que se sentía salir acompañada, cuando Jordan era más chico, y estaba en la casa, era quien la acompañaba y pasaban el día en el pueblo. Laura, que pueblo hermoso es éste, rodeado de colinas y lagos, parece sacado de un cuento. Sí, Mariana es bellísimo. Aunque hacía muchos años que no lo disfrutaba como hoy – Mariana la miró asombrada ¿Cómo es eso posible, con lo bello que es? Es que ya hace mucho que vengo sola a hacer las compras y la verdad es bastante aburrido – sonrió ¿Jordan nunca te acompaña? – Ya no – dijo en un tono triste – cuando era más pequeño y venía por vacaciones, solíamos venir a menudo y llegábamos a pasar todo un día entero. Pero luego su trabajo lo empezó a absorber, su novia le dejo; todo eso fue endureciendo su c
Esto no puede ser, tú tienes que conocer a un chico de tu edad, tener tus primeras experiencias con él. Yo no soy bueno para ti – ella se lanzó sobre él y le besó con tal pasión que le estremeció. La miró profundamente, la tomó en sus brazos y la llevó a su habitación, la puso sobre la cama y luego de besarle cada célula de su cuerpo le hizo el amor durante toda la noche, casi sin parar. La fusión era perfecta, sus cuerpos parecían estar hechos el uno para el otro, no sobraba ni faltaba medio centímetro de piel. Eran perfectos. Los sorprendió el amanecer, desnudos, uno en brazos del otro. Ella al despertar vio como él la observaba. Buenos días, mi amor – dijo Jordan con una amplia sonrisa Buenos días. ¿A qué no te parece una mala idea ahora? – &nbs
Ya un poco más relajados, él volvió a su silla y comieron, casi devoraron, allí comprendieron que no solo de amor vive el hombre.¿En qué piensas? – preguntó JordanEn que hay muchas cosas que no sé de ti –Pregunta que responderé con la verdad aunque sepa que tal vez no te guste. -¿Lo prometes? –Por supuesto que sí –Bien, ¿Cuál es tu segundo nombre?Pues fíjate que curioso, no tengo segundo nombre ni segundo apellido –¡Ah!, bueno ¿Cuál es tu edad?La suficiente – y rióDijiste que no me mentiríasOcultar no es mentir – volvió a reírNo seas tramposo, ocultar es una forma de mentir, más cuando te he hecho una pregunta directa –De acuerdo, me ganaste, tengo 28 a&
La experiencia en La Villa, había sido muy extraña para Jordan, algo estaba cambiando en Mariana, pero ella no se daba cuenta y él no sabía explicarlo. Era algo a nivel físico que, por ahora, no afectaba su psiquis; o al menos eso era lo que parecía. Y aunque quería ignorarlo o pasarlo por algo no podía y le estaba carcomiendo el cerebro. Para su suerte, Mariana comenzaría con los exámenes físicos al día siguiente.Ya se encontraban en la casa.Marina, cariño, ¿Qué paso en el hotel? – Mariana lo miro desconcertada¿Cómo que paso, Jordan?, creí qué nos habíamos divertido - él la abrazoClaro que nos divertimos y fue maravilloso, bueno siempre es maravilloso estar contigo. No me refiero a eso, me refiero a que estabas un poco más fuerte que de costumbre – ella sonrió
Mientras Jordan y Mariana dejaban las instalaciones, Teresa llamaba a la sala médica a Elda.¿Qué tienes para mí, Teresa?-Pasa a la sala de rayos a que veamos lo que salió de la máquina. – entraron en la sala y le mostró una cantidad de imágenes tomadas al cerebro de Mariana. – mira, estas son las imágenes que se tomaron cuando recién ingreso, como verás es totalmente normal, pero luego, algo paso, no sé qué fue, pero su cerebro empezó a funcionar a un ritmo elevadamente inquietante, pero de golpe paro y la actividad, si bien esta fuera de lo normal, bajó considerablemente sus picos.No te entiendo, explícamelo en español por favor. –Esta chica tiene la capacidad de calmarse a sí misma con una velocidad inimaginable y; tengo que hacerle más pruebas; creo que tiene memo