Esto tiene que ser una broma. Es un maldito egoísta, ¿acaso no se da cuenta de que está a punto de casarse? Y lo peor de todo, ¡es mi profesor!—Mire, señor Miller, aclaremos unas cosas: Primero, puedo estar con quien yo quiera porque no soy de nadie. Segundo, usted está a punto de casarse. Y tercero, ¡es mi profesor! Así que, por favor, suéltame - Cuando intentaba decir algo, apareció su prometida, que nos miraba algo extrañada.—¿Pasa algo, cariño? —le preguntó a Santiago sin dejar de mirarme.—No, amor, no pasa nada.—Bueno, vamos, algunos invitados quieren hablar contigo, si ya terminaste de charlar con Mía —noté un tono de desprecio en su voz al hablarme.—Tranquila, puedes llevarte al novio —le dediqué una sonrisa falsa, que ella me devolvió.Después de un rato en la fiesta, decidí salir a tomar aire. Me afectaba ver cómo Santiago acariciaba a esa mujer, aunque, claro, será su esposa. Pero siento celos, algo que no debería sentir.Ya en el patio, saqué un cigarrillo para fumar co
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