Antonella afronta en silencio las preguntas de los policías. Uno de ellos, de apariencia regordeta y ojos pequeños, sube el tono de voz y yo intercedo.—¿No ve que está mal?—Nosotros solo cumplimos con nuestro trabajo, señor —participa el otro, quien es delgado y de mirada gigantesca.—Entiendo, pero presionándola no van a conseguir nada.—Supongo que es familiar de ella o de su marido. Comprendo que el escenario es complejo para ustedes, pero por un segundo pónganse del otro lado. Hay una bebé que se ha quedado huérfana antes de conocer a sus padres. No están obligados a doblegarse, pero si tienen hijos, entenderán lo que hay en juego.¿Tenemos hijos? Yo sí, aunque no le conozco ni el nombre. ¿Blanca? ¿Aún es madre? De pronto el privilegio lo perdió cuando Luz murió. De solo pensarlo me duele
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