Aquel jueves por la noche, ni siquiera podía pensar en lo duro que había sido el trabajo, o en lo mucho que me dolían los pies unas horas antes, tan sólo podía gemir, como una m*****a posesa, mientras él pasaba su cálida lengua por todo mi cuerpo, encendiendo mi cuerpo, llegando a un punto de locura inimaginable.Lamió mis pezones, por enésima vez, y subió un poco más, hasta llegar a mi cuello, a mi boca, besándome con desesperación.Le agarré del pelo, tirando hacia atrás, separándole de mi boca, para luego empujarle contra la pared, haciéndole sonreír, divertido, apoyándome en su torso desnudo, guiñándole un ojo, lamiendo su barba, haciéndole sonreír, divertido.- Eres una gatita muy traviesa – me dijo, justo cuando mordí su pezón, haciéndole gemir. Sonreí, seductora.- ¿Quieres ver lo traviesa que puedo llegar a ser? – contesté, para luego bajarle los pantalones sin previo aviso, sorprendiéndole, de lleno.- No – negó, justo cuando me la metí en la boca, haciéndome estremecer - ¡Jod
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