Capítulo 4
Angelo permaneció inmóvil mientras Jenna y Luke se alejaban.

Aunque Jenna acababa de regresar, su actitud dejaba entrever que ya estaba pensando en irse de nuevo. Apenas había comenzado a trazar su plan para enamorarla una vez más, solo para luego dejarla, tal como ella había hecho con él dos años atrás.

Mientras almorzaban en un restaurante, Jenna aprovechó la ocasión para preguntarle a Luke sobre Celine.

"Eh… Luke, ¿es verdad que Celine es la prometida de Angelo?"

"Sí, Jenna. Eso es lo que quieren nuestros padres, pero yo estoy en contra. Me gusta Celine, pero ella prefiere a mi hermano", le confesó Luke con una risa, "aunque la verdad es que sé que no lo ama como todos creen. Para ella, Angelo es más bien como un hermano. Ella es posesiva con él porque él siempre le da todo lo que quiere. Ella es hija única, y mi hermano y yo le damos toda la atención que ella quiere".

"Entonces, ¿por qué a ella no le gustas, si a ti te gusta ella?", le preguntó Jenna, curiosa.

"Porque dice que somos demasiado inmaduros. Prefiere a Angelo porque es más serio, más maduro. Pero Angelo nunca ha salido con ella. Debe ser porque no te ha superado", le dijo Luke guiñándole un ojo a Jenna.

"Pero ahora que estás aquí, Angelo va a estar demasiado ocupado como para prestarle atención a Celine. No te preocupes, yo me encargaré de ella. Puedes intentar recuperarlo si quieres", bromeó Luke.

Jenna hizo como si no hubiera escuchado la última parte, y cambió de tema: "Vámonos. Angelo puede estar buscándome".

"Órale, bésalo si te regaña. Seguro se derretirá", le dijo Luke, haciendo reír a Jenna.

"¡Qué tonto eres!", le respondió Jenna con una sonrisa.

Al regresar a la oficina, Angelo la llamó por el intercomunicador.

"¡Adelante!", dijo él y la observó acercarse.

"¿Sí, señor? ¿En qué puedo ayudar?", le preguntó Jenna.

"Tú… te necesito, Jenna", le respondió Angelo, con una mirada intensa.

"¿Qué?", pensó Jenna, '¿por qué suena eso como si hablara con doble sentido?'

Angelo se levantó de su escritorio y dio un paso hacia ella. Su cercanía la hizo retroceder inconscientemente. Temía que, si se acercaba más, no podría evitar abrazarlo.

"¿Me tienes miedo, Jenna?", le preguntó Angelo.

"No… ¿Por qué te tendría miedo?", tartamudeó ella.

"Bien", le respondió Angelo.

"Tengo una fiesta con un cliente esta noche. Ven conmigo", le ordenó él.

Jenna empezó a protestar: "Pero, señor..."

"No hay peros", lo interrumpió Angelo, "ponte algo bonito. Te recogeré a las 8:00 por la noche".

Jenna se quedó en silencio. No quería ir, temía que su corazón la traicionara nuevamente. No podía permitir que Angelo descubriera que aún sentía algo por él.

Angelo se acercó tanto que apenas dejaba espacio entre ellos. Le levantó la barbilla como si fuera a besarla. Mientras tanto, Jenna cerró los ojos, anticipando el roce de sus labios.

Sin embargo, las palabras de Angelo la hicieron abrir los ojos de golpe: "Puedes irte, Jenna".

'¿Pensaba que me iba a besar? ¡Qué vergüenza!'

"Está bien, señor", le respondió rápidamente mientras salía de la habitación.

De inmediato, se dirigió al baño para calmarse. El peso de la cercanía de Angelo la ahogaba. No podía negar que aún lo amaba, pero no podía permitir que él lo supiera. La relación entre ambos había terminado hacía ya mucho tiempo, y él ya estaba comprometido con otra.

Sus lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras sus pensamientos se atropellaban.

'Déjalo ya, Jenna', se regañó a sí misma.

'No pude evitar acercarme a Jenna. Quería tocarla, besarla, llenarla de besos hasta que se derritiera en mis brazos. Dios, cuánto la extrañaba. Está más hermosa ahora. Si antes era sexy, ahora es perfecta. Es más madura, su risa suena como una melodía, y camina con una gracia única', pensó Angelo.

Cerró los ojos, perdido en sus pensamientos. Desde que Jenna comenzó a trabajar en su oficina, él había estado observándola a la distancia, sin que ella lo supiera. Se sentía como un acosador, incapaz de apartar la mirada de ella.

"Jenna... Mi Jenna".

Ahora se había convertido en una modelo famosa en Veloria, y Angelo se sentía muy orgulloso por su éxito. Habían compartido la misma carrera universitaria, pero ella había dejado todo atrás, faltando a los exámenes de titulación para marcharse a Veloria y alejarse de él. Una amarga sonrisa se dibujó en su rostro al recordar su pasado.

Hace dos años, Angelo la buscó por todas partes, preguntando a compañeros de clase y conocidos, pero nadie sabía su paradero.

"No importa, la graduación está a menos de una semana... La veré allí. Necesito explicarle todo sobre Celine. No puedo perder a Jenna. La amo con todo mi corazón".

Sin embargo, el día de la graduación, Jenna no apareció. Angelo, en su desesperación, descubrió que ella se había ido a Veloria. El dolor que sintió al enterarse fue insoportable.

¿Por qué se había ido sin escucharlo? ¿Cómo pudo rendirse tan fácilmente, entregándolo a Celine sin siquiera darle una oportunidad de explicarse?

'Eres tan débil, Jenna. Me dejaste', pensó Angelo con amargura, sonriendo con ironía al recordar el pasado.

Esa noche, a las 8:00 p.m., Angelo llegó a la casa de Jenna para recogerla.

Cuando ella apareció, quedó maravillado por su belleza. Luciendo un vestido blanco, Jenna parecía una diosa. El vestido tenía un escote profundo que revelaba sus pechos perfectos y llegaba hasta las rodillas, ceñido a sus curvas. Un largo corte en el lado derecho revelaba su pierna con una sensualidad discreta pero provocadora.

'Oh, cómo extraño besarla allí... Cómo desearía comérsela…', pensó, sintiendo que sus pantalones se tensaban al verla acercarse.

'Relájate, Angelo', se dijo a sí mismo, 'solo espera. Esta noche volverá a ser mía'.

Jenna se sintió incómoda bajo la mirada intensa de Angelo. '¿Acaso me arreglé demasiado?', pensó.

"Ho... hola, señor", lo saludó al subir al auto. Notó que Angelo se veía ligeramente desconcertado, pero rápidamente recobró la compostura, esperando a que ella se acomodara.

Durante el trayecto, el silencio reinaba entre ellos, pero Angelo, de reojo, notó que Jenna se frotaba la muñeca, donde una cicatriz larga marcaba su piel.

'¿Qué le pasó? ¿Cómo se hizo esa cicatriz?', se preguntó.

Al llegar al lugar, Angelo fue el primero en bajarse del coche y abrir la puerta para Jenna.

"Quédate cerca de mí. No quiero que ningún otro hombre se acerque a ti. Que te hayas puesto ese vestido es un pecado", susurró Angelo, con su aliento acariciando su oído.

Jenna se sintió incómoda.

'¿Lo hizo a propósito? No, Jenna, concéntrate. Estás aquí por trabajo. No seas tonta... Como si Angelo aún te amara. Ahora tiene a Celine', pensó, intentando recobrar la compostura mientras caminaba a su lado.

A lo lejos, vio a Luke y Celine conversando en el jardín, la discusión entre ellos era evidente, así que decidió dejarlos solos.

"¿Dónde está Angelo?" le preguntó Celine a Luke.

"¿Por qué lo buscas si estoy yo aquí?", Luke le respondió con un tono burlón, tratando de irritarla.

"¡Quiero estar con mi hermano, no contigo!", le replicó Celine.

Celine era bastante extraña. Llamaba a Angelo "cariño" frente a los demás, pero "hermano" cuando estaban a solas. Solo ellos tres sabían esto, mientras que el resto del mundo pensaba que ella era su prometida.

Su comportamiento posesivo no era un secreto. Celine no toleraba que ninguna otra mujer pudiera desviar la atención de Angelo, y esa actitud fue la causa de su ruptura con Jenna. Aquella tarde en la cancha, Celine había besado a Angelo, y desde entonces los rumores sobre su compromiso se esparcieron como fuego en pradera seca.

En aquel momento, Luke reprendió a Celine con dureza: "¿Por qué hiciste eso, Celine? ¡Angelo tenía novia!"

Celine, sin mostrar arrepentimiento, hizo un puchero y le respondió: "¿Y qué?"

Luke no pudo contener su frustración: "¡Eres una consentida!"

En el fondo, Luke había estado enamorado de Celine durante mucho tiempo. A pesar de compartir la misma edad, ella no correspondía a sus sentimientos, siempre había creído que ambos eran demasiado inmaduros y caprichosos para tener algo serio.

Sacudió la cabeza, derrotado. '¿Qué más puedo hacer, Celine, para que me ames?', se preguntó en silencio.
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