"¡Mierda! ¡Jenna, estás tan mojada!"

Jenna respiró entrecortadamente mientras los dedos de Angelo se movían dentro de su vagina. Él la acariciaba con suavidad, mientras ella luchaba por recuperar el aliento.

"Be... bebé, alguien podría vernos...", suspiró Jenna, intentando controlar su respiración.

Angelo se centró en sus pechos, acariciándolos sin parar. "Nadie nos verá aquí, cariño. Confía en mí".

Angelo había invitado a Jenna a su departamento cerca de la escuela, diciéndole que la extrañaba. La esperó en el ascensor, donde le envió un mensaje para avisarle que ya llegó. Cuando finalmente ella apareció, la tomó de la cintura y la metió al ascensor, besándola con pasión.

"Te extraño, cariño", susurró él, presionando el botón para cerrar las puertas del ascensor que los llevaría a su departamento en el onceavo piso.

Sus besos eran intensos. Jenna se sintió seducida y preocupada a la vez. Temía que, en cualquier momento, el ascensor se abriera de repente y alguien los sorprendiera.

Las manos de Angelo recorrían su cuerpo, acariciando sus pechos y deslizándose hacia su cintura y sus muslos. Estaba a punto de introducir sus dedos bajo su ropa interior cuando ella detuvo su mano.

"Be... bebé, aquí no...", le suplicó Jenna.

"Confía en mí, cariño, esto será divertido". Jenna llevaba una falda corta y una blusa ajustada, lo que le daba a Angelo total libertad para tocar su cuerpo. Sus dedos ya estaban dentro de su ropa interior, y no pudo evitar que su mano acariciara su clítoris. La sensación era tan intensa que Jenna no pudo resistir.

"¡Oooh, cariño!", gimió, aferrándose a su cuello.

Angelo la miraba intensamente mientras la masturbaba. Sus dedos entraban y salían de su vagina, hasta que Jenna sintió algo dentro de su ser.

"No pude aguantar más... ¡Ahhh!", Jenna lo abrazó con fuerza, a punto de colapsar por el placer que sentía.

"¿Te gustó, cariño?", le preguntó él, sonriendo con satisfacción.

"¡Pervertido!" Jenna fingió estar molesta mientras las puertas del ascensor se abrían y ambos salían.

En la casa de Jenna.

"¡Jenna, despierta!"

Se despertó de golpe, llevándose las manos a la cabeza y suspirando: "Uff, soñé con Angelo otra vez".

Angelo había sido su exnovio, su primer hombre en todo: el primero en ser novio, el primero en despertar su corazón, el primero en robarle un beso, y el primero con quien compartió su intimidad. Sin embargo, Jenna no lograba entender por qué, últimamente, él no salía de su cabeza, ni siquiera cuando dormía. Pensó que tal vez era cierto el dicho que decía: "El primer amor nunca muere".

Angelo provenía de una familia rica y poderosa. Su hermano, Luke, tres años menor que él, era el que se esperaba para heredar el negocio familiar y tomar las riendas de este. Sin embargo, a diferencia de Angelo, Luke era despreocupado y mujeriego.

Jenna se sentía triste al recordar el pasado. Lloraba cada vez que pensaba en lo que había sucedido entre ella y Angelo. Nunca tuvieron una ruptura formal, ella simplemente dejó Elaraquinn sin decir nada, era demasiado joven para soportar el dolor de su primer amor.

'¿Por qué no puedes seguir adelante, Jenna? ¿Por qué sigues pensando en Angelo?', se preguntaba a sí misma.

Tal vez era porque nunca hubo una separación completa, dejando un sinfín de preguntas sin respuesta. Volvió a llorar al recordar los viejos tiempos.

'Han pasado dos años, pero mis recuerdos siguen tan claros, como si hubiera sido ayer... ¿Cuándo voy a poder superarlo? ¿Qué me pasa? ¿Me estoy volviendo masoquista? Hay chicos que quieren estar conmigo, pero no he podido darle una oportunidad a ninguno. No quiero ser injusta, pero en el fondo, sigo amando a Angelo, él sigue siendo el hombre que deseo'.

Después de un momento de reflexionar, Jenna se levantó. Tenía una entrevista para un puesto de secretaria en una empresa de contabilidad. Aunque quería poner en práctica lo aprendido como contadora, no había aprobado el examen de la junta de contabilidad tras graduarse y había viajado a Veloria. Por eso decidió postularse primero para este puesto administrativo.

Tras una ducha rápida, se puso su nuevo atuendo marca Zara, que había comprado el día anterior pensando en la entrevista. Mientras se ajustaba la ropa frente al espejo, pensó: "Hoy debo impresionar a mi futuro jefe". Sonrió, satisfecha con su apariencia.

Punto de vista de Jenna:

Soy mitad norteamericana, ya que mi papá es estadounidense. Mido 1.78 m, y a menudo me dicen que podría participar en concursos de belleza. Dicen que mi cuerpo está bien proporcionado, con un busto en su justa medida, una cintura delgada y caderas perfectamente formadas.

Sin querer presumir, también soy inteligente, aunque no soy la más inteligente. Mi mamá, maestra retirada, y mi papá, un piloto también retirado, me han inculcado el valor del esfuerzo. Como hija única, crecí en un entorno cómodo, pero siempre he sido independiente. Aunque ellos me brindan lo necesario, nunca he sido consentida por ellos. Prefiero ganarme mi propio dinero y no depender de nadie.

'Me voy a poner una blusa negra con escote en V, para dejar descubierto un poquito de mi pecho, pero no demasiado. La voy a combinar con un abrigo blanco y unos pantalones largos que se ajustan bien a mi cuerpo...'

'Me veo sofisticada. Un poco de perfume antes de salir'.

"Mamá, no voy a desayunar, ¿de acuerdo? Es que puede que haya mucho tráfico", grité mientras se despedía apresuradamente.

"Está bien, cuídate, querida. Espero que consigas el trabajo", me respondió mi mamá mientras desayunaba con mi papá en el jardín.

"Gracias, mamá. Adiós, papá", les dije, lanzándoles un beso al aire antes de subirme al auto. Desde allí, les saludé por última vez mientras me alejaba.

He echado de menos estar ocupada en algo y realmente deseo obtener este trabajo. Estoy decidida a dar lo mejor de mí en la entrevista para asegurarme de ser aceptada. Aunque estoy bastante segura de que lo conseguiré, ya que Jason Jones, mi amigo de toda la vida, me ofreció el puesto y me explicó que su socio necesita una secretaria.

Hace apenas un mes que regresé a Elaraquinn, tras haber pasado un tiempo en Veloria. En ese entonces, trabajaba como modelo. Mi prima, Abby Miller, me consoló cuando Angelo y yo terminamos, y fue ella quien me ayudó a irme de la ciudad para tomar un respiro.

En Veloria pasé dos años de mi vida, desfilando en pasarelas, siendo la imagen en portadas de revistas y apareciendo en vallas publicitarias modelando una marca de maquillaje conocida. Sin embargo, a pesar del éxito que obtuve, me sentía vacía por dentro.

"Deberías volver a casa. Te extrañamos mucho", me dijo mi madre con cariño al contestar mi llamada.

"Está bien, mamá. Pediré unas vacaciones para que podamos pasar tiempo juntas", le respondí, logrando arrancarle una sonrisa.

"¿De verdad? Por cierto, ¿tienes novio allá?", me preguntó, entre risas.

"¿Por qué me preguntas eso, mamá? Sabes que estoy ocupada con el trabajo", le contesté, aunque en el fondo sabía que ella comprendía perfectamente por qué me había ido. Había huido de ahí, eso fue una forma de escapar del dolor que Angelo había dejado en mí. No me detuvo, ya que sabía que Abby estaba ahí para apoyarme.

Me concentré en el trabajo para tratar de olvidarlo, pero cada vez que regresaba a mi apartamento, él seguía rondando en mi mente. Quizás así sea con el primer amor. ¿Cómo podría superar esto?

De repente, una tristeza me invadió al pensar en eso.

En ese momento, me di cuenta de que había llegado al estacionamiento, perdida en mis pensamientos. Sonreí con amargura.

Eran las 8:30 de la mañana cuando llegué al edificio de AF Accounting Firm, una de las empresas más respetadas en Elaraquinn, con clientes de alto perfil. Mi entrevista estaba programada para las 9:00, por lo que aún tenía tiempo de relajarme.

Justo cuando me dirigía al ascensor, vi a Jason esperándome.

"Hola, muñeca", me saludó con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla. Siempre me llamaba muñeca en lugar de hermosa.

Jason y yo nos conocemos desde la infancia, en Ventus. Mi familia se mudó a Vesperia para que pudiera estudiar en la universidad, pero nunca perdimos el contacto. Su familia es increíblemente rica, y él se encarga de gestionar el negocio familiar.

"Hola, bombón", le respondí, usando el apodo que le inventé.

"¿Cómo va todo en Veloria? ¡Te veo cada vez más guapa!", bromeó.

"Qué va, siempre he sido hermosa. Lo que pasa es que estás loco por mí, ¿verdad?", le contesté, riendo.

"¡Es tu culpa! No quieres ser mi novia", me dijo entre risas.

"Ni se te ocurra hacerme parte de tu colección, a menos que quieras que mi papá te entierre vivo", le dije bromeando, haciéndolo reír.

"Por cierto, ¿estás lista? Tu futuro jefe te espera en su oficina. Si hubiera sabido que querías ser una sexy secretaria, te habría contratado yo", bromeó.

"El secretario del Sr. Ferrer renunció, así que está buscando a un nuevo secretario con urgencia", continuó Jason, mientras subimos al piso 18, donde se encontraba la oficina del CEO de AF Accounting Firm.

Sin embargo, no podía concentrarme en lo que decía. Mi mente estaba pensando en otra cosa.

'¿Será que ese Sr. Ferrer tiene algo que ver con Angelo? Su apellido también es Ferrer. Espero que no. No estoy lista para verlo de nuevo...'

Tratando de alejar esos pensamientos, me dije a mí misma que hay muchos Ferrer en Elaraquinn. Sería simplemente una mala coincidencia y nada más.

Cuando llegamos al piso 18, estaba a punto de preguntarle a Jason por el nombre del Sr. Ferrer, pero la puerta de la oficina se abrió de repente. Para mi sorpresa, quien salió no fue otro que Angelo Ferrer.

Me quedé paralizada, incapaz de moverme. Todo lo que había sucedido dos años atrás volvió a mí con la fuerza de una avalancha. '¿Así que AF significa Angelo Ferrer?'

'¡Qué tonta eres, Jenna! ¿Por qué no lo pensaste antes?', me regañé a mí misma.

"Angelo, ella es la Señorita Jenna Smith, es la chica que te estaba hablando", le dijo Jason, presentándome a Angelo.

Angelo me miró fijamente, con sus ojos reflejando una leve sombra de dolor que no logró ocultar.