Hazel
Al subir al auto no pude evitar volver a pegar mis labios en los suyos, dejándome llevar por mis propios instintos, nunca había estado con alguien que no fuese mi ex esposo y de alguna manera aquella aventura se sentía peligrosa e indebida, como si estuviese a punto de traicionar a alguien cuando no era así. De algún modo no terminaba de asimilar que estaba divorciada.Las grandes manos de aquel sensual y ardiente hombre tomaron mis piernas, acariciándolas con dureza, haciéndome arder por completo. Un pequeño jadeo salió de mi boca al sentir su deliciosa lengua jugar con la mía, introduciéndome en aquella pelea de disfrute, de gozar los placeres que nos proporcionaban nuestros cuerpos. La voz de la razón me decía que no cayera en aquella trampa que imponía el despecho, pero otra parte sólo me incitaba a seguir y disfrutar mi sexualidad sin sentir remordimiento alguno. Ya no le debía fidelidad y explicaciones a nadie, sólo me debía a mi misma, tomaría lo que quería y en ese momento sólo deseaba olvidarme de todo en los brazos de aquel ardiente hombre.Mi respiración era acelerada, con cada segundo el ritmo de nuestras bocas iba en aumento, los toqueteos dejaron de ser inocentes y nos atrevimos a más. Culpaba al alcohol por sacar aquel lado que no conocía de mi, una sensual y descarada Hazel.—Dime lo que deseas, preciosa, y te lo daré —ronroneó en mi oído, tomando el lóbulo de mi oreja entre sus labios, con sus manos sujetando mis caderas mientras permanecía sentada sobre su regazo totalmente a su disposición.—A ti, te quiero a ti toda la noche —jadee moviéndome, incitándolo a seguir tocándome en los lugares adecuados hasta que el auto se detuvo dejándonos frente a mi hotel —ven —bajé de su regazo componiendo mi cabello antes de salir y encontrar a más paparazzis sacando fotos del momento en que salía tomada de la mano de Arvid.«¿Quién es él, Hazel? ¿Es tu nueva conquista? ¿Tan pronto olvidaste a tu ex esposo?» eran algunas de las preguntas, seguida de algunas opiniones que me tenían sin cuidado «¡Lo que es capaz de hacer una mujer despechada! ¡Está tratando de llamar la atención! ¡Es una zorra!» No me importaba como me tildaran, muchas veces la sociedad estaba llena de machistas y misóginos que tildaba a una mujer de "puta" por disfrutar de su sexualidad libremente. En cambio a los hombres los alababan por tener a una o más mujeres a su merced.No me molesté en contestar ninguna de las preguntas y continué mi camino al interior del hotel con la cabeza en alto, sin verme avergonzada por dar a conocer que me iba a tirar a aquel hombre tan imponente y atractivo, la fantasía de cualquier mujer hetero.—¿Tendrás problema con eso? —preguntó y hasta en ese momento noté su acento un tanto extraño, un poco marcado con respecto a la "r". «¿De dónde era aquel semental?»—No —me encogí de hombros entrando al ascensor —estoy acostumbrada a estos comentarios. De igual manera no le debo explicaciones a nadie, soy una mujer oficialmente divorciada.Solté una pequeña risita tambaleándome un poco y siendo sujetada por sus manos.—Cuidado —volví a reír cruzando mis brazos alrededor de su cuello, inclinándome y tirando de su cabeza para alcanzar sus labios y rozarlos con los míos. Nuestras respiraciones se mezclaron, mi corazón latía acelerado por la adrenalina que sentía, un leve temblor en mis piernas sintiendo la ansiedad de tener esa noche loca de la qué tal vez me arrepentiría al siguiente día pero tan necesaria como respirar.Sus manos me alzaron, sorprendiéndome al verme con las piernas alrededor de sus caderas con sus manos sobre mis glúteos y caminando conmigo de esta manera fuera del ascensor que me dejaba directamente en la suite donde me estaba hospedando. Mis labios buscaron la piel de su cuello, llenándolo de besos y lametazos, extasiada de imaginarme lo grandioso que sería estar con él.Me depositó sobre la cama y se quedó un momento contemplándome de una forma tan intensa que me hizo sentir desnuda aún estando vestida, haciéndome estremecer por completo. Había olvidado la última vez que me sentí tan deseada, que un hombre tuviese tantas ganas de adentrarse en mi cuerpo tantas veces se le fuera posible y los ojos de Arvid me prometían algo tan intenso, tan feroz y ardiente que olvidaría hasta mi nombre.Tomando iniciativa propia le levanté para deslizar el vestido hasta que fallera al suelo, caminando fuera y sonriéndole con coquetería mientras sus ojos me devoraban completa y los míos desviándose a cierta parte de su anatomía descubriendo lo mucho que lo prendía.—¿Te gusta lo que vez, Arvid? —me acerqué peligrosamente a él, poniendo las manos sobre su pecho y mirándolo a los ojos, fundiéndome en ese azul tan hermoso y brillante.—Si —su voz era demasiado gruesa que hizo aumentar mi deseo, relamí mis labios pérdida en él, en su cuerpo.—¿Y por qué no lo tomas? —lo tenté queriendo apartarme cuando sus manos me volvieron a sujetar con fuerza y sus labios se prendieron de los míos besándome con tanto salvajismo que me sentí perdida con el frenesí, llevándome unos cuantos segundos para seguirme el ritmo.—Está noche te mostrare lo placentero que puede ser el infierno, Hazel —susurró contra mi boca desgarrando la prenda íntima y lanzándome a la cama, provocándome una sonrisa que fue borrada por sus besos más intensos que los anteriores —haz tentando al diablo, preciosa y te haré arder como ningún otro pudo hacerlo......Me detuve frente al espejo del baño permaneciendo completamente desnuda, tocando mis labios con suavidad y cerrando mis ojos por unos segundos, evocando los recuerdos de la noche anterior y cayendo en un éxtasis profundo que me hizo desear volver a repetirlo.Jamás había sentido tanta pasión, algo tan desmedido que me hiciera gritar de placer hasta que mi garganta ardiera, retorcerme en las sábanas bajo su cuerpo presa de la lujuria que me dominaba, jadeando y gimiendo sin inhibición.Una noche de pasión con ese hombre que parecía el pecado encarnado bastó para olvidarme de las noches mediocres que viví al lado de mi ex marido, para sentir que no conocía en lo absoluto del placer hasta entonces.Un pequeño jadeo abandonó mis labios abriendo mis ojos de nuevo y observando las marcas sobre mi cuerpo, las que no harían que olvidara la noche anterior por nada del mundo, las que me harían querer buscarlo y repetirlo una y otra vez hasta que mi cuerpo se sintiera eternamente complacido.—¡Dios! ¿Qué me está pasando? —hable para mi misma al sentir mis mejillas encenderse. Esta mañana había abandonado la habitación antes de que él despertase, huyendo para no tener que enfrentarme a él y sufrir el incómodo momento de "esto no volverá a repetirse". Aunque me hubiera gustado darle las gracias por darme la mejor noche de mi vida.Con pensamientos calientes pasé el resto del día, sintiéndome pérdida y en una pequeña nube que mi amiga se encargó de bajarme cuando vino a buscarme para escuchar todos los detalles, que obviamente no le daría.—¿Intercambiaron número? —preguntó alzando las cejas de arriba abajo.—No, lo único que sé es que es el hombre más sexi y atractivo que he conocido en mi vida, y son muchos, eh.Ella rió asintiendo.—¿Será amigo de Caden?—No lo creo, no estaba en su mesa —estaba segura que no lo había visto ahí, con su hermosura era difícil que pasara desapercibido —de todas maneras da igual.—¿Cómo que da igual? —exclamó mi amiga levántense indignada —Me has dicho que el hombre te ha dado el mejor polvo de tu vida y me dices que te da igual no saber quien es.—Si no me lo dijo fue por una razón muy obvia, no quiere que lo busque y mucho menos que le llame. Sólo fue cosa de una noche, Lilly.—¡Ahg! Cómo digas, Hazel —se volvió a sentar tomando su limonada y succionando de la pajilla mientras me veía de mala manera.Cuando lo dejé sólo en la habitación tuve una pequeña esperanza que me dejara una nota o algo que me hiciera saber que hice bien mi parte, que no había estado tan mal y no era una frígida como me lo habían dicho muchas veces en estas últimas semanas.Fue una gran desilusión no encontrar nada, ni una sola prenda olvidó y no dejó dicho nada en recepción. El hombre parecía importarle poco volver a saber de mí y eso estaba bien, así no tendría que confundir las cosas.«Sólo fue una aventura de una noche, Hazel. Olvídalo»Arvid Las puertas de mi oficina se abrieron de golpe, una menuda mujer entraba furiosa lanzando los documentos que le hice llegar esta mañana y lanzarlos sobre el escritorio. Su rostro que en años pasados lucía pacífico se había vuelto amargado por lo sucedido hace unos meses, la buena vida se le hacía acabado y no estaba dispuesto a soltarle nada más. —¿Qué crees que estás haciendo, pequeño Arvid? —soltó entre dientes, llamándome de aquella forma que odiaba con cada parte de mi ser, despertando mis demonios al recordar mis días más oscuros y la razón por la que la odiaba tanto —He sido la esposa de tu padre durante años, tengo tanto derecho a esa empresa como tú y no puedes quitármelo ahora. —Parece que él olvidó cambiar su testamento e incluirte en él, Saanvi —sonreí recostándome sobre él respaldar de la silla, despreocupado por darle una merecida lección después de tantos años —y no deberías quejarte tanto, después de todo se te pasará una pensión por los siguientes cinco años.
Hazel La simplicidad de las cosas muchas veces era maravillosa, como disfrutar del atardecer desde la azotea de un gran edificio en la Gran Manzana, dejando que el aire azote mi cabello y una refrescante Margarita en mis manos. Sin preocupaciones, sin que nadie esté reclamando por un tiempo que no tengo y que en lugar de darme apoyo sólo me... ¡Maldición! «¿Por qué todos mis pensamientos terminaban en el mismo punto? ¿Por qué la traición de ese bastardo seguía taladrando mi mente? ¿Por qué el corazón era tan estúpido?». Mi momento de paz se vio afectado por la dirección de mis pensamientos pero es que la ira de haber estado tanto tiempo con alguien, siendo ciega cuando sólo me clavaban navajas en la espalda. Sacudí mi cabeza ante la frustración del tema, ante lo reciente que estaba el asunto de mi separación y por mucho que creyera que estoy superándolo en realidad no lo hago. Sólo doy un paso para retroceder dos, la aventura de una noche que creí me serviría para distraer mi mente,
Hazel Llegué a la empresa de mi padre encaminándome al ascensor y marcar el último piso. Mi relación con él era bastante buena tanto en lo personal como en lo laboral, antes de hacer cualquier negocio que consideraba bastante importante me pedía opiniones y estar presentes en la firma de estos. Así como también yo hacía lo mismo con respecto a las decisiones importantes de los hoteles.Al entrar a su oficina sonreí recibiendo un abrazo de su parte. —¿Cómo estás, cariño? —preguntó con preocupación, escrutando cada parte de mi rostro en busca de un indicio de dolor. —Mejor que nunca, padre —sonreí restándole importancia al asunto, ignorando el hecho de que mi corazón se sentía oprimido con el asunto tan reciente —No hay nada que tu hija no pueda superar. Sonrió nuevamente revolviendo mi cabello yendo a sentarse de nuevo a su silla tras el escritorio. —Eso es, mi pequeña. Te lo he dicho muchas veces, ningún hombre merece tus lágrimas, ni siquiera yo. Asentí sentándome frente a él,
ArvidAlguna de las cosas que me parecían sensuales en una mujer era lo seguras que se mostraban de sí mismas, siendo consientes del impacto que causaban en los hombres. Hazel era una mujer impresionante en cuanto a físico, su cuerpo curvy que llamaba a mis manos a tocarla, a explorar cada parte de él y saciarme de todo. Sentía tanta hambre por aquella mujer, por mostrarle los placeres que le ofrecía el sexo desenfrenado, podía notar lo inexperta que estaba en el tema y por alguna razón me encantaba la idea de ser yo quien la llevase a ese mundo tan poco explorado por ella. Quería inducirla a lo carnal, a estar con alguien sin necesidad de un vínculo amoroso y no salir dañado en el intento. El dolor que ella cargaba era muy obvio para mi, bastaba con mirarla más de cinco minutos para ver a través de la muralla que intentaba poner entre sus emocione, para que estos no la dominaran por completo. Poco entendía de los vínculos amorosos, nunca llegué a entablar nada con nadie, he tenido
Hazel Tomé una calada de aire tratando de tranquilizar mi nerviosismo, mirando fijamente al ascensor en espera de que este se abriese y encontrarme de nuevo con aquel hombre que me tenía apretando mis piernas deseosa de ser tocada y de ser poseída como nunca. Entré abrí mis labios cerrando mis ojos pensando en cómo recibirlo, después de unos segundos me moví para servirme un trago de whisky y sentarme en un sillón individual cruzándome de piernas, sintiéndome sexi en aquel atuendo que había comprado para sorprender a Emmett y que ahora lo haría para impresionar a otro. Mentiría si dijera que eso no me ponía más caliente de lo que estaba, me habían visto con él y era obvio que ya estaba al tanto de que no me había encerrado a llorar por el término de nuestro matrimonio sino que estaba gozando lo que no pude en estos años atrás. Bebí un trago en el momento en que las puertas metálicas se abrieron dejándolo pesar, sonreí poniéndome de pie para ir a su encuentro, sus ojos parecían dos
Hazel —No, definitivamente no —lancé el quinto babydoll sobre la cama, ninguno me parecía lo suficiente bueno para mostrar lo que de verdad quería. Eran muy "recatados" y tampoco quería que me recordara lo que quería desechar de mi memoria. Con fastidio tomé el móvil entrando a una tienda en línea para buscar un conjunto que fuera mejor de lo que tenía en mi armario, quería verme sexi y apetecible para él. Mordí mi labio inferior al encontrar uno en color rojo con moñitos como pezoneras. Era justo lo que quería, lo pedí y mientras tanto me di una ducha para preparar mi piel para que estuviese suave y reluciente. Después de eso peiné mi cabello en una coleta y maquillé mi rostro pintando mis labios de rojo intenso, definiéndolos para resaltarlos más su grosor. Mientras los pintaba cerré mis ojos por unos segundos recordando lo que había tenido entre ellos hace unas horas, presioné mis piernas sintiendo mi humedad, quería probarlo de nuevo, prenderme de él hasta saciarme por completo.
Hazel Mis ojos no se apartaban de los suyos, estaba disfrutando tanto de aquel nuevo rol que todavía era desconocido para mi pero no dejaba de encantarme, de descubrir una nueva versión qué tal vez siempre existió pero nunca la exploté por vivir restringida con alguien que prefería buscar el placer en otras y no en su esposa. —Mmm —saboreé mis labios cuando hubo acabado, recargándome sobre sus piernas para levantarme y depositar un largo beso que me hizo temblar de nuevo —que delicia —mordisquee su labio inferior antes de apartarme y caminar desnuda hasta donde yacía mi bata. —Si, que delicia —repitió mientras sus ojos parecían quemarme con la intensidad en ellos. Me senté en la silla frente a él sonriéndole con inocencia y señalé la comida frente a nosotros. —Será mejor empezar antes de que se nos enfríe, ¿no lo crees? —le guiñé un ojo destapando y plato que olía delicioso con el manjar servido. Mi estómago rugió de hambre y salivé ante la necesidad de probar bocado. —Pensé que
Hazel Salí de sala de reuniones en la empresa de padre después de tratar con nuevos inversionistas para la expansión de otros lugares, subí al ascensor revisando que todavía estuviera a tiempo de llegar a casa de madre para la fiesta de su cumpleaños. La reunión se había extendido más de lo planeado y madre me había llenado el buzón de mensajes preguntándome a qué hora llegaba. Hice una mueca, era tarde y no me daría tiempo de cambiarme, aunque no lucía mal con mi traje celeste de corte recto pero era demasiado elegante para la pequeña fiesta en su jardín. La pequeña caja de regalo yacía dentro de mi bolso por lo que sin ninguna preocupación entré al auto que aparcaron frente a mi. Dejé mi bolso en el asiento de copiloto y conduje adentrándome en el tráfico de la ciudad que se ponía pesado a esta hora, tardaría más en llegar y tendría que escuchar los reclamos de cómo daba más prioridad a mi trabajo que a mi familia, madre era demasiado hiriente cuando se molestaba y seguramente no