Hazel Tomé una calada de aire tratando de tranquilizar mi nerviosismo, mirando fijamente al ascensor en espera de que este se abriese y encontrarme de nuevo con aquel hombre que me tenía apretando mis piernas deseosa de ser tocada y de ser poseída como nunca. Entré abrí mis labios cerrando mis ojos pensando en cómo recibirlo, después de unos segundos me moví para servirme un trago de whisky y sentarme en un sillón individual cruzándome de piernas, sintiéndome sexi en aquel atuendo que había comprado para sorprender a Emmett y que ahora lo haría para impresionar a otro. Mentiría si dijera que eso no me ponía más caliente de lo que estaba, me habían visto con él y era obvio que ya estaba al tanto de que no me había encerrado a llorar por el término de nuestro matrimonio sino que estaba gozando lo que no pude en estos años atrás. Bebí un trago en el momento en que las puertas metálicas se abrieron dejándolo pesar, sonreí poniéndome de pie para ir a su encuentro, sus ojos parecían dos
Hazel —No, definitivamente no —lancé el quinto babydoll sobre la cama, ninguno me parecía lo suficiente bueno para mostrar lo que de verdad quería. Eran muy "recatados" y tampoco quería que me recordara lo que quería desechar de mi memoria. Con fastidio tomé el móvil entrando a una tienda en línea para buscar un conjunto que fuera mejor de lo que tenía en mi armario, quería verme sexi y apetecible para él. Mordí mi labio inferior al encontrar uno en color rojo con moñitos como pezoneras. Era justo lo que quería, lo pedí y mientras tanto me di una ducha para preparar mi piel para que estuviese suave y reluciente. Después de eso peiné mi cabello en una coleta y maquillé mi rostro pintando mis labios de rojo intenso, definiéndolos para resaltarlos más su grosor. Mientras los pintaba cerré mis ojos por unos segundos recordando lo que había tenido entre ellos hace unas horas, presioné mis piernas sintiendo mi humedad, quería probarlo de nuevo, prenderme de él hasta saciarme por completo.
Hazel Mis ojos no se apartaban de los suyos, estaba disfrutando tanto de aquel nuevo rol que todavía era desconocido para mi pero no dejaba de encantarme, de descubrir una nueva versión qué tal vez siempre existió pero nunca la exploté por vivir restringida con alguien que prefería buscar el placer en otras y no en su esposa. —Mmm —saboreé mis labios cuando hubo acabado, recargándome sobre sus piernas para levantarme y depositar un largo beso que me hizo temblar de nuevo —que delicia —mordisquee su labio inferior antes de apartarme y caminar desnuda hasta donde yacía mi bata. —Si, que delicia —repitió mientras sus ojos parecían quemarme con la intensidad en ellos. Me senté en la silla frente a él sonriéndole con inocencia y señalé la comida frente a nosotros. —Será mejor empezar antes de que se nos enfríe, ¿no lo crees? —le guiñé un ojo destapando y plato que olía delicioso con el manjar servido. Mi estómago rugió de hambre y salivé ante la necesidad de probar bocado. —Pensé que
Hazel Salí de sala de reuniones en la empresa de padre después de tratar con nuevos inversionistas para la expansión de otros lugares, subí al ascensor revisando que todavía estuviera a tiempo de llegar a casa de madre para la fiesta de su cumpleaños. La reunión se había extendido más de lo planeado y madre me había llenado el buzón de mensajes preguntándome a qué hora llegaba. Hice una mueca, era tarde y no me daría tiempo de cambiarme, aunque no lucía mal con mi traje celeste de corte recto pero era demasiado elegante para la pequeña fiesta en su jardín. La pequeña caja de regalo yacía dentro de mi bolso por lo que sin ninguna preocupación entré al auto que aparcaron frente a mi. Dejé mi bolso en el asiento de copiloto y conduje adentrándome en el tráfico de la ciudad que se ponía pesado a esta hora, tardaría más en llegar y tendría que escuchar los reclamos de cómo daba más prioridad a mi trabajo que a mi familia, madre era demasiado hiriente cuando se molestaba y seguramente no
Hazel Entré a una tienda tratando de distraer mi mente en otra cosa que no fuera la imagen mental de ellos dos felices mientras yo luchaba con todas mis fuerzas para no hundirme en el dolor que había causado aquella traición. Era fuerte, si, pero seguía siendo humana y las acciones de los demás también me dañaban. Mis ojos escocían por contener las lágrimas que amenazaban con salir preguntándome si realmente había tan mala para que alguien sintiese que no era suficiente. Aspiré aire repetidas veces en el vestidor, me miré al espejo repitiéndome que yo era más que esto, que las inseguridades no eran parte de mi y que Emmett no valía ni una sola lágrima más de mi parte. Que me olvidara de los sueños que teníamos juntos, de la idea de poder crear una familia cuando él ya estaba creando otra. «Sólo soy yo contra el mundo» me dije a mi misma dando por terminada la pequeña crisis que logró alterar mis nervios. Me probé el vestido de seda en color rojo, de tirantes y muy corto, de adherí
Hazel Exhalé el aire que contenía para no soltar un gemido delante del servicio y avergonzarme por completo, de pie ante una imponente mesa de comedor y mirando de la silla al hombre que me sonreía con una malicia innata. No sabía cómo soportaría aquella dulce tortuga por tanto tiempo si ahora mismo quería lanzármele encima, lo anhelaba desesperadamente y no podía ocultarlo. —Siéntate, Cherry —instó cuando me tardé más de lo debido, mordiéndome mi labio inferior me senté con cuidado, mis párpados pesaban y mi boca quería entreabrirse para soltar pequeños jadeos. Disimulé cualquier gesto placentero cuando el servicio estaba presente, no sabía cómo este lugar podría ser más discreto que la suite de mi hotel. —Retírense —ordenó sentándose a la cabecera de la mesa, guardando el móvil y volviendo la mirada a mi rostro, seguramente a la espera de que soltara algún gemido. Simulé tranquilidad tomando el tenedor para probar la comida en mi plato que olía delicioso. —Mmm —saboree la suav
Hazel Sonrío maliciosa al ver a través de los cristales a Celine caminando confiada por los pasillos de la agencia de modelaje donde acababa de audicionar, se sentía en las nubes al pensar que su sueño se haría realidad pero causada diversión arruinar un poco sus sueños como ella colaboró para arruinar mi vida. Tenía contactos y con solo quererlo ella estaba fuera de las agencias, por eso mismo me encontraba aquí luego de tener una charla amistosa con la dueña de la agencia. Podría ser aborrecible lo que estaba haciendo por jugar con los sueños de alguien más pero no olvidaba las palabras cargadas de veneno que salieron de su boca cuando le tendí la mano, cuando quise que se superara y me pagó de aquella forma. —¿Es ella? —preguntó Loren colocándose a mi lado. —Si, con este pequeño favor estará saldada la deuda —le guiñé un ojo girándome a ella.—Aunque no te debiera te haría ese favor, es poco común que tú pidas algo como eso. Lo que me hace concluir que la chica hizo algo muy mal
Hazel Sus labios envolviendo los míos me tenían hipnotizada, sus manos tocando mi cuerpo y descubriendo el objeto que yacía dentro de mi intimidad, dándole carta blanca para que lo encendería y comenzara esa dulce tortura. Me aferraba a sus hombros sin querer dejar de besarlo, sintiéndome en la gloria al sentir su aroma masculino, un hombre que me ponía a arder con una sola mirada. Sentí si lingual invadiendo mi cavidad bucal, apretando mis glúteos y azotándolos con fuerza como me gustaba. Ahogaba mis gemidos en su boca, mis caderas se movían en contorno a su ingle y su potente miembro punzando por sobre la tela fue lo que necesité para soltar su boca y descender a su cuello, pecho y torso, pasaba la lengua por su piel mientras sus ojos seguían cada movimiento, mis manos bajando el cierre de su bragueta y sacando lo que mi boca tanto deseaba, relamí mis labios ante lo potente que estaba, dura como me gustaba. —Préndete, preciosa —instó con la voz ronca enviando cientos de descargas