No hay pero ciego que el que no quiere ver!

El verdadero propósito de Sulli es hacer que Ángel se acerque más a Lizbeth.

—¡Está bien madre, pero no partiremos hoy, la verdad quiero quedarme esta noche! Contestó Ángel y luego salió a dar un paseo, lo hizo solo y al llegar frente al mar, sintió como la brisa golpeó su rostro, podía sentir el olor del mar, y el sonido de las olas que golpeaban en la arena le recordó a su gran amor.

–¡Melany, no sé por qué no me recuerdas, fuiste tú quien me abandonó aquel día en el que casi muero, como pudiste olvidarte de mí!

Ángel no ha logrado olvidar ese suceso, pues ese día él no murió, pero sí lo hizo algo dentro de él y también murió el amor…

Ángel se sintió melancólico y su mirada se tornó triste, la mujer que amó se casó y por como actúa deja ver qué está enamorada de Fabricio.

Mientras miraba el mar, el joven elevó su mano y se acomodó el cabello. Si tan solo abrieras los ojos y vieras que ese hombre te engaña. Él no podía decírselo, pues Melany pensaría que es parte de la enemistad
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