9

Allegra llegó a casa de los Richman ese domingo a las 9:00 a.m. con un enorme cesto que Boinet dejó en la puerta. Duncan acababa de salir de la ducha y, con el cabello aún mojado, le abrió la puerta. Ella pasó arrastrando la cesta, que parecía pesada, y él la alzó con un brazo.

—¿Qué traes aquí?

—Refuerzos.

—¿Piensas hacer trampa?

—Nunca dijiste que no podía traer un poco de ayuda.

Duncan fisgoneó dentro de la cesta y se ganó un manotazo de Allegra.

—¡Auch! ¿Qué hay allí que no quieres que vea?

—No es tu problema. ¿No te vas ya? ¿No te vas a donde tus amigotes a perder el tiempo mientras yo

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