Capítulo 27
—Mi teléfono está sin saldo. ¿Podrías llamarle por mí? Dile que Regina Camelia ha venido a ver a su madre.

La enfermera fue educada, pidió que esperara un momento mientras hacía la llamada. Al colgar, le informó:

—El señor Navarro dice que no te conoce.

Regina, indignada, lo insultó mentalmente: ¡Desgraciado!

Por la mañana, le había prometido el divorcio, y por la tarde le impedía ver a su suegra.

Podía haberle llamado a Isabela directamente para explicar la situación, pero recordaba lo que Olimpia le había dicho sobre la delicada salud de su suegra y no quería alterarla.

Después de pasearse un rato cerca del ascensor, Regina tomó una decisión y bajó las escaleras con determinación. Gabriel, si me tratas así, no te quejes si hago algo inesperado.

Dentro de la habitación, Gabriel pelaba fruta para su madre cuando el teléfono vibró.

Lo miró y casi se le cae el cuchillo al ver la notificación: un mensaje del área de urología masculina.

—¿Es algo de Regina? —preguntó Isabela.

—No. —Gabriel
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