—Paola, necesito que vengas un minuto y le confíes el desayuno a las demás.Quién habló fue la madre Carmela que estaba junto a Joseph, pero Paola solo podía verlo a él.Se quitó el delantal y lo puso en la mesa, Johana bajó del mesón y se puso el delantal.—Quizás haga algún arreglo a la receta —exclamó Johana—. Aunque no creo que esta vez le importe —murmuró y Belinda afirmó a su lado.Joseph les dio la espalda y salió con la madre Carmela.La hermana Teresa tomó a Paola del brazo y le sonrió antes de que ella saliera.—Tienes razón, tu esposo es un hombre muy guapo como príncipe de cuento.Paola la abrazó y le dio un beso en la mejilla antes de caminar en dirección a la oficina de la madre, sabía que Teresa había visto sus cicatrices en los brazos, su bastón, pero entendió como lo veía Paola.Paola llegó al despacho y casi se desmaya al ver a sus amigas esperándola, al verla rieron entre lágrimas y la abrazaron.—Pero… ¿Cómo es posible?—Tu esposo nos trajo de vuelta y lo important
Pasaron el resto de la semana en Venezuela, Paola y Emily regresaron con Joseph, Támara y sus hermanos regresaron con Justin.Los niños pensaron que solo se trató de un viaje de vacaciones y se despidieron de Venezuela con la promesa de volver en las próximas vacaciones escolares.Joseph no tuvo tiempo de quedarse con Paola en casa lo que le hubiera gustado, Robert Mendoza llegó a Milán con su familia y ahora se reunieron en la finca Rinaldi.Desarrollarían toda una línea de congelados de Ranch Cold con acompañamiento de las empresas de Joseph garantizando el sazón del chef Joseph Rinaldi, orgullo de la cocina italiana.Salsas, aderezos, guisos y sabroseadores se sumarán próximamente a la línea de Verduras y Hortalizas lavadas y preparadas.De esa manera Joseph con ayuda encontraba un balance entre lo que le gustaba y lo que debía hacer por su legado.Al igual que su matrimonio complementa su vida.Alfredo estaba en la empresa y con cautela recibió a Joseph.—Todo está perfectamente e
5 meses después Estaban en la boda de Támara y Justin.Támara había dado el sí quiero en un hermoso vestido color crema con una coronilla de flores.Su barriga de embarazada era enorme y todos bromeaban que la última foto de la fiesta sería con el bebé en brazos.A Paola ya se le notaba su embarazo y Joseph estaba muy contento de estar esperando un varón.Desde que regresaron tanto Paola como Joseph cambiaron considerablemente, a Paola le decían que le caía bien el embarazo y que el viaje a Venezuela le había sumado felicidad.En cuanto a Joseph el éxito que comenzó a tener en sus empresas y en fusión con Robert Mendoza los colocaba como el resurgimiento más notorio de una empresa casi en la ruina en muy poco tiempo.Ya que eso alegraba la vida de cualquiera, nadie sabía que la verdadera razón por la que ahora esta pareja era feliz era por el amor que los había hecho libres.Joseph se quedó solo en la mesa del salón de eventos de hotel mientras Paola fue al servicio de damas y Pierre
Milán, Italia Paola iba tarde a su trabajo, y era la tercera vez este mes. —Ahora sí que el atorrante fetuccini no me perdona. Al entrar a la cocina del restaurante Välsmakande eran exactamente las siete y tres minutos de la mañana y ya el Chef Joseph tenía a todos en fila. «Qué mala suerte, estoy frita», pensó mientras se colocaba al final de la fila, respirando de forma exaltada por la carrera, esperando pasar desapercibida a su jefe. No tuvo tanta suerte. El chef Joseph Rinaldi caminó hacia ella apoyado en su bastón cojeando de la pierna izquierda, era un hombre apuesto e intimidante y aunque un accidente lo había dejado usando un bastón está lejos de inspirar lástima. —Nos hace usted el honor de presentarse a trabajar —le indicó el chef Joseph sarcástico. —Ya se le agrió la salsa a este —murmuró Paola sin mirarlo. — ¡Perdón ¿Qué dijo?! —Inquirió el chef con su voz de barítono y se puso frente a ella, aunque Paola era alta no lo era más que él. —No es t
Cuando el abuelo de Joseph enfermó de gravedad, Joseph había hablado con los dueños de los hoteles Larsson y renunció al restaurante, pero como él era el chef insignia de todos los restaurantes Välsmakande se comprometió a quedarse hasta encontrar su sucesor, y ya había rechazado a muchos. Ahora es necesaria su salida inmediata, su abuelo había muerto, nadie en el trabajo lo sabía, pero eso lo tenía muy mal. Buenos días, sean bienvenidos a la lectura del testamento de Lorenzo Rinaldi, por favor tomen asiento —exclamó el abogado en voz alta. Joseph se sentía indigno de su destino, pero sabe que es su responsabilidad. Alfredo su hermano menor se acercó a él y le ofreció ayuda para buscar una silla. —Estoy bien, yo puedo solo —inquirió molesto, Alfredo mostró sus palmas en rendición y se alejó. Finalmente arrimando las sillas de adelante Joseph pudo sentarse y sin darse cuenta frota su muslo izquierdo tratando de mitigar el dolor. Su abuela pone su mano en la de él,
Joseph no podía creer lo que le pedía su abuela. — ¿Abuela, te has vuelto loca? Aurora viuda de Rinaldi era una mujer dura, altiva y con una arrogancia innata que Joseph había heredado de ella. —Igual necesitas una esposa. —Ni siquiera quiero casarme y tener un hijo además, eso es demasiado… —No sé qué pasaba por la mente de Lorenzo cuando puso esa condición, ¡Alfredo quiere vender todo! —Exclamó Aurora aún conmocionada. —Te duele que se pierdan las empresas —Inquirió Joseph con ironía. — ¡Claro que me duele que se pierdan las empresas! Mucho luché con tu abuelo por ellas. — ¿Y si es cierto y el abuelo no quiso que yo heredara porque piensa que soy el culpable de la muerte de mis padres? —Eso es ridículo, fue un accidente, Alfredo no debió decir lo que dijo, pero tú fuiste muy hiriente con él también. —Mi abuelo no estaba contento conmigo —le indicó Joseph muy seguro. —Tu abuelo quería que olvidaras a Chloe y rehicieras tu vida. Él te amaba —pronunció
—No puede ser debe existir la manera, Alfredo habló tan seguro que quizás ya tenga un comprador —exclamó Aurora preocupada. —No lo dudes —contestó Joseph—, estoy seguro que esto él lo planeó, manipuló a mi abuelo o falsificó de alguna manera el testamento. — Si se puede probar hay impugnaciones que han sido aprobadas cuando se demuestra mala fe con el occiso —aclaró el abogado esperanzado. —Mi abuelo estuvo muy enfermo, quizás se puede alegar vulnerabilidad por su condición —aventuró Joseph. Cristian hizo una mueca, no estaba convencido. —Sí podría hacerlo, pero abriría la puerta al abogado de tu hermano para que alegue que tampoco puedes tomar la presidencia por tu vulnerabilidad… — ¿Perdón? ¿Qué tiene que ver mi condición física? —Inquirió Joseph molesto. —No me refiero a eso, me refiero a tu vulnerabilidad mental —masculló Cristian. Joseph quería estrellar el bastón en la cabeza de Cristian. — ¡Yo no soy un demente! —Increpó Joseph furioso. —Pero es
—Recojan todo, cerraremos temprano —ordenó Joseph al resto que lo miraban muy serios, todos le tenían aprecio a Paola, pero nada podían objetar, Joseph era el amo y señor de la cocina. El chef competencia de Paola se mantuvo alejado de Joseph por supuesto. Joseph caminó hacía su abuela y ambos fueron de vuelta con Cristian. —Joseph, esa muchacha estaba muy mal —expresó Aurora conmovida, Joseph hace un gesto restando importancia. —Es muy problemática, no es el fin de su carrera, ella regresará al restaurante que dirigía en Venezuela, no veo por qué tanto drama. —Pero se le ve desesperada, quizás tiene deudas… —Ella no es una criatura desvalida, abuela, es cercana a los dueños y toda la familia Larsson, por ellos consiguió el empleo, porque obviamente es una irresponsable. —Pero si la despiden también del restaurante de su país… —Aunque le dieran la espalda que no creo que lo hagan, ella es incluso amiga de la esposa de Robert Mendoza, el dueño de Ranch Cold.