En Venezuela Paola entra a la capilla y ve al padre explicarle a los niños que se preparan para su primera comunión lo complejo que es el perdón.—Padre, pero si a uno se le olvida lo que le han hecho, entonces lo toman de idiota.—Objetó un jovencito y el resto afirmó con la cabeza.El padre sonrió con ellos y contestó:—El verdadero perdón está en el olvido, mientras recordemos y sintamos ira quiere decir que no hemos perdonado realmente.— ¿Y cómo evitamos ser idiotas? —Insistió el niño.—Es imposible olvidar lo que te hicieron —dijo una jovencita.—Yo no tengo problema en perdonar, pero que se quede bien lejos de mí —acotó otra niña.El sacerdote conservando su eterna sonrisa no contradijo a ninguno, pero exclamó:—Un corazón lleno del Espíritu Santo no puede albergar resentimientos, escuchen bien, debemos anhelar tener un corazón limpio como el cristal y dulce como la miel, otorgar el perdón no libera a quien nos hace daño, nos libera a nosotros de la opresión que da el rencor. E
Joseph llegó en un auto blindado y con chaleco antibalas debajo de su camisa, igual Rebeka y Diego. Antes de bajar esperaron que el equipo de Diego les indicara que era seguro. —Estoy aquí porque no me gusta que hayan nombrado a Paola, se supone que con la muerte de los Padilla, Paola estaría bien. —Gracias por hacer esto —le indicó Rebeka. Joseph sonrió. En verdad a Joseph no le importaba lo que pasara con él, una vez más cuestiona la utilidad de su presencia en el mundo. —Supongo que hacer un favor a un amigo es lo más productivo que puedo hacer el día de hoy. —Tengo entendido que sus empresas están mejorando a buen ritmo —expresó Rebeka siendo amable. —Ajá… —Contestó Joseph—. Eso también es algo bueno. —Paola se siente aún culpable ¿Por eso fue a Venezuela? —Inquirió Rebeka. Joseph la miró. —Supongo que con ustedes están a salvo mis secretos. Paola me abandonó, todo lo que ha querido siempre es alejarse de lo que Wilmer Padilla representó y yo lo asesiné. Creo que cuando
Joseph una hora más tarde estaba en el jet privado de los Larsson, las chicas estaban en una habitación del avión descansando, Justin estaba en un asiento y movía una pierna como las alas de un colibrí, obviamente estaba ansioso por llegar a Venezuela.—No entiendo porque exactamente te envían a ti, Justin.—Rebeka le pidió el avión a Sebasthian, la idea es de Diego para desviar la atención, quieren seguridad para las chicas, el avión de los Coppola también despegó.—Eso lo entiendo, pero no entiendo tu presencia.Justin lo miró muy serio.—Sabes perfectamente que Támara y Paola son amigas, pues Támara me abandonó y se fue con ella.Joseph se sorprendió.—Perdona la indiscreción, pero me parece que quedarte con Támara nunca fue tu intención, te hace un favor.—Ese es el problema, a Támara le encanta hacerme favores, pero siempre no solicitados —Justin miró a Joseph y él pudo reconocer su frustración—. Es cierto que nunca pensé que Támara sería la mujer con la que quería compartir mi v
—Paola, necesito que vengas un minuto y le confíes el desayuno a las demás.Quién habló fue la madre Carmela que estaba junto a Joseph, pero Paola solo podía verlo a él.Se quitó el delantal y lo puso en la mesa, Johana bajó del mesón y se puso el delantal.—Quizás haga algún arreglo a la receta —exclamó Johana—. Aunque no creo que esta vez le importe —murmuró y Belinda afirmó a su lado.Joseph les dio la espalda y salió con la madre Carmela.La hermana Teresa tomó a Paola del brazo y le sonrió antes de que ella saliera.—Tienes razón, tu esposo es un hombre muy guapo como príncipe de cuento.Paola la abrazó y le dio un beso en la mejilla antes de caminar en dirección a la oficina de la madre, sabía que Teresa había visto sus cicatrices en los brazos, su bastón, pero entendió como lo veía Paola.Paola llegó al despacho y casi se desmaya al ver a sus amigas esperándola, al verla rieron entre lágrimas y la abrazaron.—Pero… ¿Cómo es posible?—Tu esposo nos trajo de vuelta y lo important
Pasaron el resto de la semana en Venezuela, Paola y Emily regresaron con Joseph, Támara y sus hermanos regresaron con Justin.Los niños pensaron que solo se trató de un viaje de vacaciones y se despidieron de Venezuela con la promesa de volver en las próximas vacaciones escolares.Joseph no tuvo tiempo de quedarse con Paola en casa lo que le hubiera gustado, Robert Mendoza llegó a Milán con su familia y ahora se reunieron en la finca Rinaldi.Desarrollarían toda una línea de congelados de Ranch Cold con acompañamiento de las empresas de Joseph garantizando el sazón del chef Joseph Rinaldi, orgullo de la cocina italiana.Salsas, aderezos, guisos y sabroseadores se sumarán próximamente a la línea de Verduras y Hortalizas lavadas y preparadas.De esa manera Joseph con ayuda encontraba un balance entre lo que le gustaba y lo que debía hacer por su legado.Al igual que su matrimonio complementa su vida.Alfredo estaba en la empresa y con cautela recibió a Joseph.—Todo está perfectamente e
5 meses después Estaban en la boda de Támara y Justin.Támara había dado el sí quiero en un hermoso vestido color crema con una coronilla de flores.Su barriga de embarazada era enorme y todos bromeaban que la última foto de la fiesta sería con el bebé en brazos.A Paola ya se le notaba su embarazo y Joseph estaba muy contento de estar esperando un varón.Desde que regresaron tanto Paola como Joseph cambiaron considerablemente, a Paola le decían que le caía bien el embarazo y que el viaje a Venezuela le había sumado felicidad.En cuanto a Joseph el éxito que comenzó a tener en sus empresas y en fusión con Robert Mendoza los colocaba como el resurgimiento más notorio de una empresa casi en la ruina en muy poco tiempo.Ya que eso alegraba la vida de cualquiera, nadie sabía que la verdadera razón por la que ahora esta pareja era feliz era por el amor que los había hecho libres.Joseph se quedó solo en la mesa del salón de eventos de hotel mientras Paola fue al servicio de damas y Pierre
Milán, Italia Paola iba tarde a su trabajo, y era la tercera vez este mes. —Ahora sí que el atorrante fetuccini no me perdona. Al entrar a la cocina del restaurante Välsmakande eran exactamente las siete y tres minutos de la mañana y ya el Chef Joseph tenía a todos en fila. «Qué mala suerte, estoy frita», pensó mientras se colocaba al final de la fila, respirando de forma exaltada por la carrera, esperando pasar desapercibida a su jefe. No tuvo tanta suerte. El chef Joseph Rinaldi caminó hacia ella apoyado en su bastón cojeando de la pierna izquierda, era un hombre apuesto e intimidante y aunque un accidente lo había dejado usando un bastón está lejos de inspirar lástima. —Nos hace usted el honor de presentarse a trabajar —le indicó el chef Joseph sarcástico. —Ya se le agrió la salsa a este —murmuró Paola sin mirarlo. — ¡Perdón ¿Qué dijo?! —Inquirió el chef con su voz de barítono y se puso frente a ella, aunque Paola era alta no lo era más que él. —No es t
Cuando el abuelo de Joseph enfermó de gravedad, Joseph había hablado con los dueños de los hoteles Larsson y renunció al restaurante, pero como él era el chef insignia de todos los restaurantes Välsmakande se comprometió a quedarse hasta encontrar su sucesor, y ya había rechazado a muchos. Ahora es necesaria su salida inmediata, su abuelo había muerto, nadie en el trabajo lo sabía, pero eso lo tenía muy mal. Buenos días, sean bienvenidos a la lectura del testamento de Lorenzo Rinaldi, por favor tomen asiento —exclamó el abogado en voz alta. Joseph se sentía indigno de su destino, pero sabe que es su responsabilidad. Alfredo su hermano menor se acercó a él y le ofreció ayuda para buscar una silla. —Estoy bien, yo puedo solo —inquirió molesto, Alfredo mostró sus palmas en rendición y se alejó. Finalmente arrimando las sillas de adelante Joseph pudo sentarse y sin darse cuenta frota su muslo izquierdo tratando de mitigar el dolor. Su abuela pone su mano en la de él,