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LA BODA SERÍA EN DOS DÍAS

Fui a mi habitación, me puse un traje, los zapatos y agarré mi bolso al salir de casa. Me subí al auto y comencé a conducir hacia el edificio donde estaba el bufete de abogados. Cuando llegué y estacioné en el estacionamiento, me dirigí a donde estaban los ascensores, subí al primero que llegó, bajé al piso donde estaba mi oficina, salí de ella y saludé a Carolina mi secretaria, para luego entrar a mi oficina. 

Tan pronto como me senté en la silla de mi mesa, entró mi secretaria llevando en la mano el café que me traía todas las mañanas y los documentos del juicio que tenía al día siguiente. Absorta en la documentación que tenía sobre mi mesa, escuché un golpe en la puerta de la oficina, di permiso, viendo entrar a Gerard Hills con dos hombres.

—¿Cuál es el motivo de esta visita tan pronto, señor Hills?— Yo pregunté.

—Vine a decirte que la boda se realizará en dos días en el juzgado y que no debes vestir con ropa demasiado elegante y como nos casaremos en una ceremonia civil, yo iré a trabajar y tú te quedarás—. en mi casa—, dijo

—Ah, y el traje blanco con las damas de honor y esperando al novio en el altar, eso no vale la pena, ¿no?—, pregunté.

—Querida Amanda, no quiero ver a tu familia en nuestra boda y no creo que mi hermano vaya—, me dijo muy serio.

—La espero esta tarde a primera hora en mi oficina, firmaremos un contrato frente a mis abogados, ya que hay ciertas cláusulas que quiero que mis abogados le comuniquen, hasta la tarde señorita Hershey, — me dijo saliendo de mi oficina, dando un fuerte portazo. la puerta, me pareció que ya se había acostumbrado a salir sin cerrar lentamente la puerta de mi oficina

Estuve muy pensativa toda la mañana, entregándole a uno de los abogados de mi bufete los documentos del juicio que tenía esa mañana. Sabía que no tendría ningún problema ya que nos conocimos cuando teníamos un juicio y todos los abogados los estudiaron muy bien y confié en que lo lograría. Después de comer un sándwich de verduras y un café en mi oficina, me fui, dejando a mi secretaria sorprendida porque cuando me despedí de ella no le dije a dónde iba. Estacioné mi auto en el estacionamiento del edificio Hills, salí del auto y tomé el ascensor, bajando al piso donde estaba la oficina de Gerard Hills. Me acerqué a una mujer que estaba sentada detrás de su mesa leyendo la pequeña placa encima de su mesa y vi que era la asistente de Gerard Hills.

—Buenas tardes, mi nombre es Amanda Hershey, me espera el señor Hills—, le dije.

—Sí, señorita Hershey, puede pasar a la oficina del señor Hills, la está esperando—, me dijo.

Me acerqué a la puerta de la oficina, la abrí y entré sin esperar a que me dijeran que pasara. Me quedé en la puerta mirando la lujosa oficina, prestando atención a todos los detalles que tenía.

—Buenas tardes, señorita Hershey— escuché una voz, sacándome de mis pensamientos.

Un hombre se acercó a donde yo estaba sonriendo, vestido con un traje muy caro.

—Buenas tardes, señorita Hershey, por favor tome asiento, el señor Winter llegará en breve. Por cierto, no me he presentado. Mi nombre es Roberto Mails y soy el abogado del señor Hills—, dijo ofreciéndome la mano.

—Tengo reuniones y espero que el señor Hills no se demore, también soy abogado y tengo que atender a un cliente importante en mi oficina—, le dije.

—Mientras esperamos a mi cliente, podríamos revisar un contrato de confidencialidad que tengo aquí, si te parece bien, supongo que como eres abogado entenderás todos los puntos—, me dijo el abogado.

—Este contrato obliga a ambas partes a mantener en secreto todo lo que se diga en esta reunión y cualquier conversación futura que tenga con mi cliente—, me dijo entregándome los documentos.

—No te preocupes, entiendo que al ser tu cliente, un CEO importante tiene que proteger su identidad—, le dije.

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