—¿Nos conocemos? —que no me recordara era prueba de que para él mi existencia paso inadvertida en su vida, y simplemente me había olvidado. Y es que siempre estuvimos en diferentes sintonías.
—¿Qué? Em... creo... que no.
—¿crees? —inquirió alzando su ceja poblada —Pero acabas de decir mi nombre con mucha soltura.
—Porque es el novio de la boda, ¿no? —soltó una leve risa amarga e indico.
—Sí, supongo que tiene razón... el novio plantado —murmuro por lo bajo al punto de que no le escuchase.
—¿Qué dijo?
—Debe fijarse por dónde cami... —sin terminar la frase me miro con intensidad y una sonrisa de medio lado traviesa se formó en su boca.
—¿trabajas aquí?
—Sí... soy del servicio de cáterin.
—¡Perfecto! Y no estás nada mal tampoco, me puedes servir... —dijo soltando mi mano para alzar mi barbilla, observándome con detenimiento, nerviosa de su actitud tan entusiasta, soltó.
—¿Quieres ganarte cincuenta mil en una noche? —mis ojos se abrieron al escuchar tal cantidad tan a la ligera.
—¿Qué cree que soy? ¿Algún tipo de dama de compañía? —pareció causarle gracia mi respuesta y pregunto.
—¿cuánto ganarás en este lugar?
—No tengo por qué decírtelo, así que fingiré que no me dijo nada y me iré. —A punto de entrar en el salón lo escuché decir.
—Cásate conmigo esta noche.
—¿¡Que!? —me gire con rapidez, mirándolo con una expresión desconcertada mientras una sonrisa radiante iluminaba su privilegiado rostro enmarcado.
°
Una hora antes
—¿Dónde estás? Por si no lo recordabas hoy era tu boda, estás incumpliendo nuestro acuerdo.
—Que frío eres como siempre, Ismael... pero tengo una muy mala noticia, no estoy en la ciudad, lo siento, pero mi pareja ha querido tomar un viaje de imprevisto.
—No juegues conmigo, esto era para beneficiarnos a los dos, ¿por qué ahora decides tirarlo todo a la borda? Acaso era esto lo que tenías planeado desde un inicio, ¿joderme?
—Lo siento, pero las cosas han salido así. Eres inteligente... sabrás salir de esta. Estoy cansada de fingir ante mi familia algo que no quiero ser. Saluda a nuestros padres por mí, estoy segura de que la cara que harán será de muerte. Suerte... —colgó, dejándome en la bahía, de mis planes inconclusos, por supuesto que sería así... pero perder los estribos no era una de mis virtudes. Seguro se me ocurriría algo, antes de que el salón de actos explote y todas las familias enloquezcan. Necesitaba un remplazo, rápido, pero ¿quién? Quien... a punto de abrir la puerta hacia el jardín, la puerta se abrió con brusquedad, a punto de golpearme en la cara, con rapidez la esquive, sintiendo como de repente alguien choco contra mi duro pecho.
°
El silencio que se hizo en aquel momento fue largo. Me sentía tan aturdida y a la vez confusa de sí, esto era real, pero al mirar sus profundos y verdes ojos me di cuenta de que su expresión, era seria... A lo mejor el golpe que recibí me había dejado tonta, o Ismael se había vuelto loco en estos años. Negue y solté después de que solo el agua de la fuente fuera nuestro sonido de fondo.
—Creo que ha perdido la cabeza... creo que está muy nervioso por la boda y simplemente tiene que calmarse. ¿Dónde está su esposa, Elizabeth? Le ayudaré a buscarla.
—Ese es el problema, que no está. Me ha dejado plantado en el altar, y hay doscientas personas que esperan que entremos para casarnos.
—¿¡Y que quiere que yo haga!?
—Que te cases conmigo, simple y sencillo.
—Usted está loco... eso no tiene ningún tipo de lógica —murmuré negando con los ojos cerrados mientras pasaba mi mano por mi frente.
—No será un matrimonio real. —Alce mi mirada y parecía irritado esta vez. —Sabe que, esto está siendo un día sumamente agotador, la persona en la que confiaba me ha dejado tirado, y estoy harto del estrés que supone contentar a todos. Así que véalo como una gran oportunidad, yo la alquilo por una noche y usted gana cincuenta mil por fingir. ¿Acaso no tiene deudas que pagar? Todos las tenemos...
Todo lo que acababa de pasar con Jeremy me vino a la cabeza, el dolor, la rabia, y lo tonta que me sentía por cómo me había humillado y lastimado... mire mis manos y aparte la vista de ellas. Respire hondo, solo quedando el resentimiento... alce mi mirada encontrando la de Ismael.
—Entonces...
—Y los medios, se lo comerán vivo... usted dice que solo será por esta noche, ¿pero y mañana? No cree que será peor.
—Eso significa que lo estás pensado, me gusta. Si eso es lo que te preocupa, puedes ir relajándote, esta reunión es secreta... solo están las dos familias reunidas, queríamos algo privado y así fue... ¿Entonces? ¿Lo harás? —zanjo arreglando su traje con una sonrisa de lado a lado. Siempre tuvo esa mirada de hiena, relajado, pero con miles de intenciones tras esa sonrisa sin dientes. Ahora lo recordaba... jamás pude decirle que no a nada de lo que me proponía.
—¡Es-está bien! Lo haré... pero el dinero... —sonrió al ver lo que me atraía realmente de todo este trato, y caminando a dentro con las manos en los bolsillos soltó.
—Te los consignaré cuando todo acabe, pero tengo que ver que te subes al menos en el altar. —Asentí a punto de negar esta locura que estaba por cometer, pero solo de pensar que le daría un cuenco de humillación por lo que me hizo.
—Ven, parece que yo no fui el único que tuvo una noche movidita —indico tomando mi mano, ¿se había dado cuenta de mis heridas? ¿En qué momento? Nos encaminó hacia una de las salas, mi mente voló aquellos días de universidad, no recordaba que su mano fuera tan cálida, ni tan firme, pero lo que sí recordaba era su espalda ancha y sus leves orejas que sobresalían levemente, que hacías aquí Susana... ¿En qué te habías metido?
—Cómo es posible que realmente esté haciendo esto... —indique mirándome en el espejo mientras dos chicas acomodaban aquel vestido blanco, de escote corazón pronunciado, lleno de diamantes por todas partes, estaba abierto en un costado y apretado en todos los lugares que una mujer le favorecía. —¿Quiere otra copa señorita? —Sí, por favor... solo puedo hacer tal locura embriagada, así no me sentiré tan culpable mañana, puedo echarle la culpa al alcohol —solté como gracia, y las mujeres soltaron una carcajada siguiéndome mis tonterías, pero seguro me reían las gracias porque les habían pagado. Lleno mi copa por novena vez, si no fuera por eso estaría comiéndome las uñas. Esto era lo más loco que había hecho en toda mi vida, solo tenía que pensar que era como grabar una película, interpretaría un papel y luego me darían mi dinero y pagaría mis deudas. Respiré hondo y solté en voz alta. —Seguro me veo ridícula. —No diga eso, señorita, está llevando un auténtico Misuriki que vale casi d
Me levanté con resaca directa a la ducha, de repente abrí mis ojos con el agua cayendo de lleno en mi cara, corrí desnuda hacia la habitación mientras el agua escurría de mi cuerpo, mire mi cuenta y salte en un solo pie haciendo mientras bailaba en medio del pequeño salón de mi departamento, jamás había visto una cifran tan grande, todos mis problemas serían solucionados. De repente un mensaje se coló entre mi muro de notificaciones y era Jeremy. Mi lindo novio. Como pudiste hacerle esto a mi familia, avergonzarnos delante de tantos empresarios y conocidos, mi familia no quiere verte ni en pintura. Tan despechada estabas como para seguirle las gracias a mi primo, ¡necesitamos vernos ahora! —Ese malnacido, me debe dinero y aun así te atreves a juzgarme. Ni siquiera te importo verme con otro hombre... que tampoco me querías. —Una fuerte presión en el pecho asolo mi corazón. Susana. Para lo único que nos veremos, es para que recojas tus cosas de mi departamento. Y que no pase de est
¡Usted se ha vuelto completamente loco! —Vaya, pensé que te calmaría la noticia. —Indico sentándose con elegancia en el sillón mientras me miraba como si fuera una loca. —¡Noticia! Esto es un completo desastre. Como pretende que me case con usted, después de estar en una relación con la señorita Elizabet Dumet. Y eso no es todo, acabó... —pause mis palabras observando cómo me miraba atento. —Acabó de terminar una relación ayer con... —con... —Tu primo Jeremy. —¿Qué? —indico frunciendo el ceño con asco. —Eras invitada en la fiesta, ¿por qué jamás te conocí? —Reí mentalmente recordando las milllones de veces que le vi de lejos y lo ocupado y absorto que se encontraba en su mundo, jamás nunca me reconoció. —Sí, y no... estaba trabajando, pero luego me encontraría con tu primo para estar juntos en la reunión, las cosas se terciaron y termínanos peleando anoche. —Increíble. —¿A qué se refiere? —No entiendo como diablos acabaste con Jeremy, el hombre más pedante, egoc
—Ese loco no pudo haberme dejado aquí —corrí con rapidez a la puerta de entrada y cuando forcé la manija, presioné todos los botones, pero estaba claro que no se iba a mover sin una clave. Farfulle insultos internos. —¿¡Hay alguien aquí!? — grité buscando algún sirviente, pero la casa parecía completamente vacía. La ira me embrago y con rapidez rebusque entre mi ropa y por suerte encontrar mi celular, respire con alivio y con apuro hice una videollamada a Paolo. —¡Susy...! Por dios, como pudiste dejarme solo. Sabes que soy un desastre y mandar a la gente —Cálmate, las cosas no me han salido como quiero, pero lo único que me queda es darte indicaciones desde el celular —indique atando mi cabello que parecía del color de los granos del café a la luz del sol, ondulado levemente. —Escúchame atentamente. —Indique mientras desvalijaba la habitación para encontrar una libreta y una pluma. —El catering de hoy es para el veintiún aniversario del hotel Hollow, busca mi libreta y ve a
—¿¡Qu-que haces aquí!? —indique nerviosa viendo su rostro sonriente mirarme desde arriba mientras lentamente se aferraba de mis muñecas reteniéndome en la cama. —E-esta es mi habitación —tartamudeo con burla, mientras la delirante fragancia de su perfume de maderos me embriagaba, sus ojos repasaron mi cuerpo provocándome un vuelco en el corazón, nerviosa solté con rapidez. —Entonces... creo que ya es muy tarde, de-debo... irme. Si me hubieras dicho donde es mi cama en un principio, esto no hubiera pasado, y-y tampoco tengo mi ropa. Así que quítate de.... —sin dejarme terminar la frase me robo un beso deslizando su lengua a mi boca uniéndola a la mía de una manera salvaje, intente moverme, pero sus manos se mantenían firmes en mis muñecas reteniéndome. —Ah...—gemí levemente viendo cómo me soltaba mientras mi respiración era rápida, mirándole obnubilada. —Hablas demasiado, Susana... porque no mejor dejas de abrir esa dulce boca de chocolate, y te quedas en mi habitación como lo
Dios mío, en que estaba pensando cuando decidí aceptar este trato... eso significaba que tenía que ver a toda la familia Prego que, por ende... era tener que encontrarme con Jeremy, aún no quería verle... ni siquiera había contestado sus llamadas ni sus mensajes. Pase mi mano por mi frente preocupada cuando escuche. —Se encuentra bien, señorita Susana —observé la situación tan incómoda, y decidí solucionar este tema, antes que nada. —Sí, sí... ya puede salir, me daré una ducha y... —Y yo le mostraré las prendas para esta noche. —Okey. —Asentí entrando con timidez a lo que parecía el baño. Solté un fuerte suspiro mirándome al espejo, tú decidiste esto Susana, ahora apáñatelas como puedas, no podía estar escapando toda la vida de Jeremy y su familia. Me metí en la ducha y con calidez dejé que el agua me cubriera entera, pase mis manos por mi cuerpo recordando los ojos de Ismael en la oscuridad de su habitación, y las caricias de sus manos sobre mi piel, solté un jadeo entrecortado
Temblorosa me quedé mirándolo besar mi mano con galantería, la soltó y con firmeza entrelazo nuestros dedos bajo la mirada de Jeremy. Él siempre fue así... con tan solo su presencia cambiaba hasta el más tenso ambiente, en la universidad se robaba las miradas de todos y sobre todo mis suspiros. —Estoy hablando con mi novia, deja de meterte en mis cosas —dijo con la quijada tensa tomando mi otra mano con fuerza. A punto de gritarle qué me soltará de una buena vez o le estamparía una cachetada. —¿Tus cosas? ¿Tu novia? Porque solo escucho incoherencia de tu boca, nada de lo que has dicho es cierto, y aun así te atreves de nuevo a insultar a mi esposa frente a mí. Estás cruzando una línea muy delgada, primito... —indico posando su mano en su hombro con una sonrisa relajada. —Verdad que no la quieres cruzar... estoy seguro de que siempre fuiste un hombre inteligente —Se inclinó hasta su oído y murmurándole algo que no alcance a escuchar. De repente se irguió organizando su saco que n
Verano del 90 en Ibiza, España—Vamos, rápido susy. Con este ritmo llegaremos para cuando se acabe la diversión —Te dije que quería quedarme a estudiar.—Por dios, hermanita queda dos días para que se acaben las vacaciones, solo sal un día de los dormitorios universitarios.—Para qué... para que todos se burlen de mí como en la uni. A ti nadie te trata como un puto bicho raro. —Tomo mis manos y dijo —Solo te estoy pidiendo que compartas este pedacito de felicidad conmigo, te prometo que no dejaré que te hagan sentir mal, pero por favor pon un poco de ánimo, ¿sí? —desanimada intente poner la mejor cara mientras arreglaba mis lentes. Animado tomo mi mano para entrar, pero de nuevo mi sonrisa se borró. Siempre iba detrás de Velo, ella tomaba la delantera a la aventura y yo su fiel protectora en las sombras. Ella intentaba que hiciera todo lo que ella le gustaba, que me untara de su personalidad, pero era tan lejana a ella.—¡Velo, joder, por fin estás aquí! —indico un chico alegre con u