Como una habitación —Señor Ismael, no se preocupe, haré todo lo posible para que no se alargue la estancia en la cárcel, pero la ley estipula que si hay denuncia, la persona debe ir a la cárcel hasta que haya un juicio o se halla una prueba que lo exima de culpabilidad. Sea lo que sea, intentaré que no se le denigren sus derechos... Y haya una nueva forma de sacarlo. —No se preocupe, sé que hará todo lo que esté en sus manos —me miro en silencio y dijo en susurro. —Si pasa algo avíseme, e intentaré ponerle seguridad. —No se preocupe, no creo que sé lo cedan... estaban deseando poder meterme al calabozo, sabía que nada de esto sería fácil, fue lo que decidí. —No bajé la guardia, señor Ismael. —Pose su mano en su hombro y dije. —Estaré bien, no se preocupe. Por favor júrame que no molestara con este caso a la familia Escobar, ellos decidieron denunciar... estaban en su legítimo derecho. —Pero señor Ismael, tenemos que... —Negué cuándo el policía propino enojado. —Camina rápido,
Encontrando la verdad —Parece que su padre fue a buscar a Susana para amenazarla. —Shon, no te dije que la cuidarás, que evitaras que mi padre la buscará. —Ella sabe cuidarse muy bien, parece que se negó a sus proposiciones, pero más importante, ¿cómo está usted, señor? —Todo me dolía y casi no veía por mi ojo derecho de lo morado e hinchado que estaba. —Eso no es importante, sabia a lo que me enfrentaría cuando me encontrará, por otro lado, no has seguido mis indicaciones, me prometiste proteger a su familia. —No me pida que proteja a alguien que no se lo merece, le intenté explicar la situación, le intente pedir que por favor le diera una oportunidad y ni siquiera fue capaz de venir a visitarlo, esa mujer no merece su preocupación, ella no le importa ni lo que hace por su familia. —¡Basta! No necesito que me perdone, lo que quería era enmendar mi error y resarcir un poco el daño... no quería seguir sintiéndome de esta manera, además... ella tiene derecho a odiarnos, yo calle po
Al limite. Final —¡Quiero que saquen a mi nieto de esa m*****a carcel! Como si tienes que pagarle hasta el ultimo juez. —No sera tan fácil padre... Ismael ha ensuciado el apellido Prego frente a la opinion pública, de hecho los inversionistas mas importantes de la empresa estan descartando su apoyo, si seguimos asi la empresa caerá en bancarrota. —¿Entonces que pretendes que hagamos? No dejare a mi nieto, un Prego pudrirse en la cárcel —derrepente empezo a toser y la enfermera que lo cuidaba le entrego un vaso de agua. —Padre... si lo sacas de la carcel la opinión pública se ira en nuestra contra, ya que Ismael se ha echado a los lobos, nadie lo apoya y eso ha provocado que quieran justicia. Si lo sacamos con dinero, dirán de nosotros somos los tipicos riquillos que lo solucionan todo con dinero e influencia, sera nefasto para nuestro negocios a largo plazo. —Ismael es mi heredero, el sera el sucesor de toda mi fortuna igual que lo fue su padre —dijo con voz seca intentando volver
Al llegar a la mansión Prego, me baje del auto con rápides prometiendo a shon no demorar, una de las empleadas me guío despues de avisarles que yo estaba aqui. Al llegar a un estudio elegante como la mansion misma, el padre de Ismael me esperaba con una grata sonrisa y una copa de vino en su mano.—Vaya... parece que fue ayer cuando fui a buscarla con un chequé en mano.—Quiero negociar —dije firmé.—Ahora quiere negociar —dijo dejando la copa a un lado mientras reía.—No finja... usted sabe que su hijo está debatiendose entre la vida y la muerte.—¿Y que quieres que haga? Él se lo busco, esta es su leccion por no hacerme caso.—El no es un objeto, necesita su sangre, y tengo algo que le puede interesar.—Entonces empieza a hablar. —Saque el diario de viola y se lo enseñe —Esta es la prueba contundente de que mi hermana se suicidó, con esta prueba absolveran a ismael de todos los cargos, eso limpiara el nombre de la familia Prego. La gente se quedara con la historia de una chica loca
—Terminemos. —¿Qué? ¿De qué hablas, Jeremy...? —Son mis padres, detestan verte con la servidumbre, dicen que no se ve bien para nuestra familia. Y estoy cansado de su cantaleta todos los días, lo mejor será que acabemos esto. —Cómo puedes decirme esto ahora, ¡después de meses de estar saliendo! ¡Eh! Como puedes tener la cara tan dura. —Te lo comenté varias veces que me molestaba, y la verdad es que a veces me da un poco de pena presentarte a mis amigos, si estás sirviéndoles canapés. —Aquellas palabras fueron como una dolorosa puñalada trapera en mi espalda que casi me dejo sin aliento. —Tú... eres el que más se ha beneficiado de mi empleo cuando salíamos a todos esos viajes y fiestas, ¡y ahora soy yo la que te avergüenza! ¡Eres un puto egoísta! —Le empujé una y otra vez mientras la fuente de la mansión nos hacía de fondo. —¡Cómo puedes llamarme egoísta, cuando siempre vele por nuestra relación! ¡Te pedí que por este día no trabajaras sirviendo comida grasienta y olorosa
—¿Nos conocemos? —que no me recordara era prueba de que para él mi existencia paso inadvertida en su vida, y simplemente me había olvidado. Y es que siempre estuvimos en diferentes sintonías. —¿Qué? Em... creo... que no. —¿crees? —inquirió alzando su ceja poblada —Pero acabas de decir mi nombre con mucha soltura. —Porque es el novio de la boda, ¿no? —soltó una leve risa amarga e indico. —Sí, supongo que tiene razón... el novio plantado —murmuro por lo bajo al punto de que no le escuchase. —¿Qué dijo? —Debe fijarse por dónde cami... —sin terminar la frase me miro con intensidad y una sonrisa de medio lado traviesa se formó en su boca. —¿trabajas aquí? —Sí... soy del servicio de cáterin. —¡Perfecto! Y no estás nada mal tampoco, me puedes servir... —dijo soltando mi mano para alzar mi barbilla, observándome con detenimiento, nerviosa de su actitud tan entusiasta, soltó. —¿Quieres ganarte cincuenta mil en una noche? —mis ojos se abrieron al escuchar tal cantidad tan a la ligera
—Cómo es posible que realmente esté haciendo esto... —indique mirándome en el espejo mientras dos chicas acomodaban aquel vestido blanco, de escote corazón pronunciado, lleno de diamantes por todas partes, estaba abierto en un costado y apretado en todos los lugares que una mujer le favorecía. —¿Quiere otra copa señorita? —Sí, por favor... solo puedo hacer tal locura embriagada, así no me sentiré tan culpable mañana, puedo echarle la culpa al alcohol —solté como gracia, y las mujeres soltaron una carcajada siguiéndome mis tonterías, pero seguro me reían las gracias porque les habían pagado. Lleno mi copa por novena vez, si no fuera por eso estaría comiéndome las uñas. Esto era lo más loco que había hecho en toda mi vida, solo tenía que pensar que era como grabar una película, interpretaría un papel y luego me darían mi dinero y pagaría mis deudas. Respiré hondo y solté en voz alta. —Seguro me veo ridícula. —No diga eso, señorita, está llevando un auténtico Misuriki que vale casi d
Me levanté con resaca directa a la ducha, de repente abrí mis ojos con el agua cayendo de lleno en mi cara, corrí desnuda hacia la habitación mientras el agua escurría de mi cuerpo, mire mi cuenta y salte en un solo pie haciendo mientras bailaba en medio del pequeño salón de mi departamento, jamás había visto una cifran tan grande, todos mis problemas serían solucionados. De repente un mensaje se coló entre mi muro de notificaciones y era Jeremy. Mi lindo novio. Como pudiste hacerle esto a mi familia, avergonzarnos delante de tantos empresarios y conocidos, mi familia no quiere verte ni en pintura. Tan despechada estabas como para seguirle las gracias a mi primo, ¡necesitamos vernos ahora! —Ese malnacido, me debe dinero y aun así te atreves a juzgarme. Ni siquiera te importo verme con otro hombre... que tampoco me querías. —Una fuerte presión en el pecho asolo mi corazón. Susana. Para lo único que nos veremos, es para que recojas tus cosas de mi departamento. Y que no pase de est