¡Usted se ha vuelto completamente loco!
—Vaya, pensé que te calmaría la noticia. —Indico sentándose con elegancia en el sillón mientras me miraba como si fuera una loca.
—¡Noticia! Esto es un completo desastre. Como pretende que me case con usted, después de estar en una relación con la señorita Elizabet Dumet. Y eso no es todo, acabó... —pause mis palabras observando cómo me miraba atento.
—Acabó de terminar una relación ayer con...
—con...
—Tu primo Jeremy.
—¿Qué? —indico frunciendo el ceño con asco.
—Eras invitada en la fiesta, ¿por qué jamás te conocí? —Reí mentalmente recordando las milllones de veces que le vi de lejos y lo ocupado y absorto que se encontraba en su mundo, jamás nunca me reconoció.
—Sí, y no... estaba trabajando, pero luego me encontraría con tu primo para estar juntos en la reunión, las cosas se terciaron y termínanos peleando anoche.
—Increíble.
—¿A qué se refiere?
—No entiendo como diablos acabaste con Jeremy, el hombre más pedante, egocéntrico y molesto del mundo. Así que había una motivación más para hacer lo que hiciste... por eso estabas tan nerviosa, te ibas a encontrar con tus exsuegros —soltó una carcajada que me dejo de piedra, ¿cómo podía causarle gracia algo así?
—Es lo único que le importa de todo lo que le acabó de contar.
—De hecho, sí. Ahora estás soltera y eso es lo importante. —Dijo soltando una leve sonrisa relajada mientras sus cabellos lisos tapaban sus ojos levemente. Parecía salido de la ducha, pero solo era el estilo de su cabello. Apagado...
—No cree que sea más fácil simplemente negarlo en los medios. Le creerán, es uno de los hijos de las familias más importantes de España, tiene mucha influencia. —Con una sonrisa de amabilidad forzada.
—Eso lo complicaría más, si admitimos que todo fue una mentira, mi familia me comerá vivo. Tendré a mi padre respirándome en la nuca buscando una nueva candidata, cuando lo más fácil sería reafirmar mi casamiento y lidiar con un matrimonio falso que ver docenas de mujeres en mi casa cada día. —Señalo el papel y dijo.
—Léelo con atención, los dos nos beneficiaremos con esto. —Sin saber cómo de nuevo estaba cayendo en esto, baje la mirada recelosa leyendo cada párrafo. No sé ni como me estaba replanteando escucharlo.
—El presente contrato, pide a Susana Escobar que pertenezca seis meses al lado del señor Ismael Prego como su esposa, fingiendo una relación de mutuo acuerdo. Si acepta será recompensada por todo el esfuerzo en la relación. —Alce mi mirada y una sonrisa de medio lado me observaba vivaz.
—¿qué significa eso?
—Que te pagaré por cada una de las cosas que tengas que hacer para seguir con la mentira. —Trague saliva con dificultad y le mire perpleja.
—No lo veas como un matrimonio convencional, Susana. Velo como un trabajo... yo soy tu jefe y tu mi empleador. Quiero contratarte.
—Eso... no tiene ningún sentido. —Dije nerviosa sin saber muy bien que responder.
—No te estoy pidiendo exigencias ni irracionalidades, solo te pido que te quedes a mi lado y finjas ser una feliz esposa. La noticia de que estoy casado por fin se esparcirá, y si es bien vista mi familia tarde que temprano se calmarán al ver que la opinión del círculo es buena. Este falso matrimonio me dará libertad por fin, y a ti una buena paga que te solucionará la vida por un buen tiempo. Mira la cifra. —Con rapidez leí el final buscando la cifra, y mi boca se abrió de par en par al ver los doscientos millones adornados con tantos ceros que mis ojos se volvieron circulares.
—Esto es real.
—¡Acaso le he mentido? —la verdad es que tenía razón, sincero, había sido un rato largo... que no le hubieran salido, las cosas como esperaba en aquella reunión fue diferente, pero en cada momento me había dicho lo que quería y necesitaba, y también me pago como lo prometió. Solo que una parte se sentía un poco vaga al aceptar tal trato, no estaba diciendo que no vendría de maravilla, podría mejorar mi negocio y remodelar tantas cosas. Podría hasta terminar de pagar la cocina que estaba pagando a cuotas al banco. Esto era más que mi salvación... era mi vida completamente solucionada para siempre.
—Esto es demasiado...
—Susana... —murmuro acercándose hacia mí, perdida en mi cabeza, no me fije cuando se había levantado, se aceró a mi rostro y dijo. —Ayúdame...—sus ojos verdes profundos me miraron provocando que mi corazón latiera con rapidez. Aparte la mirada alejándome de ese acercamiento tan peligroso, ¿desde cuándo habían vuelto a renacer esos sentimientos que ya yacían muertos y enterrados? Tienes que controlarte Susana.
—¿Dime que lo harás? No puedo espérate mucho tiempo, la decisión se tiene que tomar hoy. —respiré hondo y al mirarlo de nuevo lo supe... recordé porque acabé con Jeremy... la realidad me golpeó y es que cuando supe que Ismael se iba a casar todo mi corazón y esperanzas murieron de nuevo, pero ahora... permanecer a su lado, era una más de las razones por las que quería aceptar esta loca e irracional propuesta.
—Lo haré... —murmure aún inquieta de lo que había dicho, en mi cabeza parecía tener más sentido que fuera en la realidad. Sonrió levemente y camino lejos diciendo.
—Es bueno saber, que no tengo esperar por una respuesta, ya no queda tiempo. No te arrepentirás Susana.
—Hay muchas cosas que hablar aún, pero por ahora creo que podemos concertarlo así.
—¿por ahora? Vivirás aquí desde hoy.
—¿qué? Espera, para tu carro...
—¿Le dijiste alguien del matrimonio ayer?
—Bueno... a mi mejor amigo y compañero de trabajo, pero él es como una tumba. —acaso me estaba poniendo cuidado.
—Bien, ya hablaremos de eso. Toma, firma.... —dijo viniendo hacia mí de nuevo con una pluma para firma. La tomé con timidez, y él acercó la hoja del contrato. Pose el lápiz y sin vuelta atrás firme. De repente lo jalo con rapidez dejándome sin tiempo a nada.
—En unos días tenemos que ir a una reunión familiar, así que prepárate.
—¿qué? Cuando... no es demasiado pronto.
—No te quejes, has tenido la suerte de que no fuera hoy.
—Tengo que ir a mí, trabajo, mi amigo está a cargo y no es lo mismo sin mí.
—¿Trabajo? —dijo colocándose su saco del traje mientras me miraba. —Lo mejor será que por hoy te quedas aquí obediente —dijo peligrosamente acercándose a mi rostro. Enojada increpé.
—¡Eso no lo acordamos en ningún momento! Ni siquiera me lo preguntaste, ¿qué crees que haces decidiendo por mí?
—Lo hago por tu bien, cariño... —desmenuzo aquel apodo con un cariño falso, tomo mi rostro de repente me beso con rapidez. Cuando me soltó pegue un respingo alejándome de él sorprendida.
—Así que esta es la única manera para hacerte callar.... lo tendré en cuenta. —dijo con diversión provocando que mi cara enrojeciera.
—¿qu-que... haces? —Dije disimulando la emoción que me había causado. No sabía que esta persona tenía tanto poder en mí después de tanto tiempo.
—Solo un pequeño regalo de bodas, el sello de un trato finalizado. —Tomo sus cosas y se dirigió a la salida sin
—Por cierto, deberías acostúmbrate a las demostraciones afectuosas, o no serás una esposa muy fiable.
—Có-como quieres que no me sorprenda si me tomas de imprevisto. Dejando eso de lado, ¡mi trabajo! ¿Me estás escuchado?
—Para que trabajo, si ya trabajas para mí. Ten un buen día...
—¿Qué? ¡No! ¡Espera, Ismael! —golpe con fuerza el suelo con mi pie, escuchando la puerta cerrarse. Solté un fuerte respiró sin poder creer en que me había metido. ¿Esto era el fin de mi vida como la conocía?
—Ese loco no pudo haberme dejado aquí —corrí con rapidez a la puerta de entrada y cuando forcé la manija, presioné todos los botones, pero estaba claro que no se iba a mover sin una clave. Farfulle insultos internos. —¿¡Hay alguien aquí!? — grité buscando algún sirviente, pero la casa parecía completamente vacía. La ira me embrago y con rapidez rebusque entre mi ropa y por suerte encontrar mi celular, respire con alivio y con apuro hice una videollamada a Paolo. —¡Susy...! Por dios, como pudiste dejarme solo. Sabes que soy un desastre y mandar a la gente —Cálmate, las cosas no me han salido como quiero, pero lo único que me queda es darte indicaciones desde el celular —indique atando mi cabello que parecía del color de los granos del café a la luz del sol, ondulado levemente. —Escúchame atentamente. —Indique mientras desvalijaba la habitación para encontrar una libreta y una pluma. —El catering de hoy es para el veintiún aniversario del hotel Hollow, busca mi libreta y ve a
—¿¡Qu-que haces aquí!? —indique nerviosa viendo su rostro sonriente mirarme desde arriba mientras lentamente se aferraba de mis muñecas reteniéndome en la cama. —E-esta es mi habitación —tartamudeo con burla, mientras la delirante fragancia de su perfume de maderos me embriagaba, sus ojos repasaron mi cuerpo provocándome un vuelco en el corazón, nerviosa solté con rapidez. —Entonces... creo que ya es muy tarde, de-debo... irme. Si me hubieras dicho donde es mi cama en un principio, esto no hubiera pasado, y-y tampoco tengo mi ropa. Así que quítate de.... —sin dejarme terminar la frase me robo un beso deslizando su lengua a mi boca uniéndola a la mía de una manera salvaje, intente moverme, pero sus manos se mantenían firmes en mis muñecas reteniéndome. —Ah...—gemí levemente viendo cómo me soltaba mientras mi respiración era rápida, mirándole obnubilada. —Hablas demasiado, Susana... porque no mejor dejas de abrir esa dulce boca de chocolate, y te quedas en mi habitación como lo
Dios mío, en que estaba pensando cuando decidí aceptar este trato... eso significaba que tenía que ver a toda la familia Prego que, por ende... era tener que encontrarme con Jeremy, aún no quería verle... ni siquiera había contestado sus llamadas ni sus mensajes. Pase mi mano por mi frente preocupada cuando escuche. —Se encuentra bien, señorita Susana —observé la situación tan incómoda, y decidí solucionar este tema, antes que nada. —Sí, sí... ya puede salir, me daré una ducha y... —Y yo le mostraré las prendas para esta noche. —Okey. —Asentí entrando con timidez a lo que parecía el baño. Solté un fuerte suspiro mirándome al espejo, tú decidiste esto Susana, ahora apáñatelas como puedas, no podía estar escapando toda la vida de Jeremy y su familia. Me metí en la ducha y con calidez dejé que el agua me cubriera entera, pase mis manos por mi cuerpo recordando los ojos de Ismael en la oscuridad de su habitación, y las caricias de sus manos sobre mi piel, solté un jadeo entrecortado
Temblorosa me quedé mirándolo besar mi mano con galantería, la soltó y con firmeza entrelazo nuestros dedos bajo la mirada de Jeremy. Él siempre fue así... con tan solo su presencia cambiaba hasta el más tenso ambiente, en la universidad se robaba las miradas de todos y sobre todo mis suspiros. —Estoy hablando con mi novia, deja de meterte en mis cosas —dijo con la quijada tensa tomando mi otra mano con fuerza. A punto de gritarle qué me soltará de una buena vez o le estamparía una cachetada. —¿Tus cosas? ¿Tu novia? Porque solo escucho incoherencia de tu boca, nada de lo que has dicho es cierto, y aun así te atreves de nuevo a insultar a mi esposa frente a mí. Estás cruzando una línea muy delgada, primito... —indico posando su mano en su hombro con una sonrisa relajada. —Verdad que no la quieres cruzar... estoy seguro de que siempre fuiste un hombre inteligente —Se inclinó hasta su oído y murmurándole algo que no alcance a escuchar. De repente se irguió organizando su saco que n
Verano del 90 en Ibiza, España—Vamos, rápido susy. Con este ritmo llegaremos para cuando se acabe la diversión —Te dije que quería quedarme a estudiar.—Por dios, hermanita queda dos días para que se acaben las vacaciones, solo sal un día de los dormitorios universitarios.—Para qué... para que todos se burlen de mí como en la uni. A ti nadie te trata como un puto bicho raro. —Tomo mis manos y dijo —Solo te estoy pidiendo que compartas este pedacito de felicidad conmigo, te prometo que no dejaré que te hagan sentir mal, pero por favor pon un poco de ánimo, ¿sí? —desanimada intente poner la mejor cara mientras arreglaba mis lentes. Animado tomo mi mano para entrar, pero de nuevo mi sonrisa se borró. Siempre iba detrás de Velo, ella tomaba la delantera a la aventura y yo su fiel protectora en las sombras. Ella intentaba que hiciera todo lo que ella le gustaba, que me untara de su personalidad, pero era tan lejana a ella.—¡Velo, joder, por fin estás aquí! —indico un chico alegre con u
—Parece que llegue en un buen momento.—Avergonzado aparte la mirada mientras se sentaba a mi lado. ¿Por qué tenía que llegar en este preciso momento? Sé, habrá creído lo que dije, le mire de reojo y sonreía gallardo y relajado como siempre.—¿Por qué no tocas antes de entrar?—Tenía impaciencia por saber lo que conversaban. Por cierto abuelo... ¿No te parece que has exagerado mucho con el ambiente?—¿De qué hablas?—Porque citaste a mi prometida en este lugar, intentas asustarla a propósito, ¿no es verdad? —sorprendida los mire a los dos.—¿No sé de qué hablas? —dijo bebiendo de su copa de coñac sin darle mucha importancia a lo que decía, no entendí a que se refería, pero parecía que me había tendido una trampa.—Traes aquí a tus posibles peces gordos, para negociar con tus técnicas de perro viejo, ni finjas...—No es mi invitada, porque tendría que tratarla con una calurosa bienvenida, ya suficientemente agradecida, tendría que estar por haberla aceptado en mi casa después del espectá
Había pasado una semana desde que me fui a vivir al apartamento de lujo de Ismael, creo que hasta me estaba empezando a acostumbrar a despertar cada mañana en esta habitación y al lado de Ismael. No sé cómo había terminado durmiendo todas las noches juntos, pero era así... ahora parecíamos una verdadera pareja, una que no se tocaba... desde lo que había pasado, no había pasado nada más, y no lo deseaba... pero me sentía extraña, era como si me ignorara. Había cambiado algo.... de hecho muchas cosas habían cambiado en mi vida, empezando por esto.—Como es posible que ahora haya tanta ropa de mujer en este ropero, ni yo pongo tantos vestidos en el día. —Cerré el ropero directo a la cocina para desayunar, en las escaleras me encuentre con Rosita, la empleada de servicio.—Hoy se ha levantado más tarde, señorita Susana.—Sí, eso parece.... —dije con un poco de vergüenza.—Con lo insistente que estaba ayer para ayudarme hacer el desayuno, no paraba de hacer cosas en la casa —dijo risueña la
—Padre buen día, déjeme ayudarle a bajar. —Tome su brazo ayudándole a bajar del auto para dirigirnos a la sede de la empresa, hoy temprano teníamos reunión. —Muchas gracias, Minerva. ¿Qué tal tu día? —Atareado como siempre.... Más importante, ¿cómo fue la reunión con.... con aquella mujer? Se llegó algún acuerdo. —Guardo silencio, caminando con despaciosos y elegantes movimientos, saludando a todos los trabajadores. —De hecho, me imaginé que sería mucho peor. —Preocupada solté. —¿A qué te refieres, padre? —No es una mujer tonta, de hecho, tiene más carácter del que me imagine. Me sostuvo la mirada con firmeza sin temor a la encerrona que le hice. —¿y qué? Eso la hace más problemática. Te dije que fue novia de mi pequeño Jeremy, y esa mujer solo salta de hombre en hombre cuando le conviene. ¿Acaso ahora confías en ella? —¡Yo no he dicho eso minerva! ¡Cuida como le hablas a tu padre! —propino deteniendo sus pasos a la asamblea. Respiré hondo y solté. —Pido, disculpas padr