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—Tú, ¿Trabajas aquí? —exclamo sorprendida, queriendo y deseando que algo me golpee en la cabeza de lo apenada que estoy.
El chico de ojos marrones e aparta el cabello del rostro y asiente con el ceño ligeramente fruncido, —Según recuerdo sí. Rocío me dijo que quería contratar a alguien para que me ayude con las tareas del lugar, supongo que ese alguien eres tú.
—Si, soy yo, hablando de eso... te pido por favor que no le digas a tu novia que casi te rompo la cabeza.
Una deslumbrante y cautivadora sonrisa se forma en sus labios y yo lo miro con seriedad, —¿De qué te ríes? No es para nada gracioso burlarse de la mala suerte de otras personas.
—No me burlo de ti, me río de lo que dijiste, ¿Rocío mi novia? Ella es la administradora de la boutique, es verdad que somos amigos, pero es mucho mayor que yo.
—Ah, así que reías por eso —me rasco la cabeza nerviosa, no paro de avergonzarme más y más delante de este chico—. disculpa es que tú hablas de ella como si fuera... no sé, mejor no me hagas caso, buscaré algo para limpiar este desastre.
Su sonrisa se amplia aun más, pero no dice nada, solamente me sigue con la mirada, cuando paso por su lado siento una corriente eléctrica y magnetica recorriendo cada centimetro de mi cuerpo, intento no tomarle importancia y me mantengo seria
Minutos después, ambos nos encontramos agachados recogiendo las rosas de plástico del suelo y guardándolas dentro de las cajas.
—¿Y eres de por aquí? No recuerdo haberte visto nunca —pregunta él para romper el silencio.
—En absoluto, vivo muy cerca de aquí, solamente que nunca vengo a los centros comerciales, no preguntes porqué.
—Me resultas conocida, ¿de casualidad asistes al instituto Belmont Preparatory School?
—Yo...
Antes de que pueda responderle escuchamos que alguien entra a la boutique, nos incorporamos al mismo tiempo y nuestras cabezas chocan, en serio tengo mala suerte hoy y ya se la he contagiado a él.
—Rocío, pensé que no regresarías —le dice él acomodando la caja en el mostrador.
—Sí, he tardado porque tuve que arreglar unos documentos —nos explica y se acerca al mostrador—. ya se conocieron, es increíble como el destino los unió de improviso.
Ambos la miramos confundidos, sin entender lo que quiso decir, como si lo hubiera dicho en otro idioma.
—Parece que sí —responde él frotándose la nuca con la mano derecha.
Sin subir a ningún banco el chico castaño acomoda ambas cajas sobre el mueble, dejándome estupefacta.
—Si, bueno, yo tengo que seguir acomodando las cajas y...
—Aguarda, ni siquiera se han presentado, serán compañeros de trabajo por un largo tiempo —comenta Rocío mostrando una sonrisa en su rostro.
—Sí, tienes razón Ro —afirma él e inmediatamente camina en mi dirección hasta que nos encontramos a un metro de distancia—. un gusto conocerte compañera de trabajo, mi nombre es Matteo Meyer —extiende su mano hacia mí.
Quedo paralizada al darme cuenta que me está hablando un chico guapísimo, está tendiéndome su mano y me está sonriendo con esos ojos de color chocolate tan dulces y deslumbrantes, eso no me sucede a diario, digamos que soy seria y fría con los chicos.
—Yo soy Elisse Cross —no estrecho mi mano con la suya solo digo mi nombre y evito hacer contacto visual con él.
Rocío revisa una vez más los papeles que he traído y me hace algunas preguntas, entre ellas la siguiente: ¿Has trabajado antes en una boutique? a lo que respondí que no, y al finalizar la entrevista dijo, —Bienvenida a Italy Boutique, Elisse —solté un gran suspiro de alivio y ella sonrio por mi reacción, después ella me explicó los horarios en los que vendre a la boutique.
Por la tarde me pongo mi chamarra y miro a través de las grandes ventanas, ya ha pasado tiempo y se ve que ya está anocheciendo.
Me acerco a Rocío y le digo, —Debo irme, mi madre debe estar esperándome.
—Claro Elisse, mañana te esperamos para que comiencen a trabajar, confío que mi negocio se queda en buenas manos.
—No te equivocas —decimos Matteo y yo al unísono, nuetras miradas se encuentran y una creciente incomodidad se instala entre nosotros.
Me muerdo el labio inferior y le dirijo a Matteo una sonrisa forzada antes de apartar la mirada y volverme hacia Rocio, —Me voy, los veré mañana —dicho esto salgo de la boutique y camino a prisa, coloco los audífonos en mis oídos y escucho mi música favorita a todo volumen, no me detengo hasta que veo de reojo a alguien caminando a mi lado.
—Ya te recuerdo, eres esa chica de tercer año, te he visto en mis partidos, siempre en las gradas sin prestar atención al juego, por lo que sí, estudias en el mismo colegio que yo —veo que mueve los labios diciéndome algo que no logro escuchar por la música de los audífonos, así que no entiendo absolutamente nada de lo que está diciendo.
Bajo el volumen de mi MP3 y le digo en voz alta, —Tengo que irme —sin esperar respuesta subo a mi motocicleta y me voy a casa.
Jamás se me cruzó por la cabeza que ese chico se volvería alguien importante en mi vida, que lo vería en el colegio y en el trabajo, que aparecería en mis sueños y se adueñaría de mis pensamientos.
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Al día siguiente en el colegio voy caminando a mi primer clase del día y me veo interrumpida por esa voz que tanto detesto.
—Hey tú, dark —ella y sus amigas se burlan de mi abiertamente, a mis espaldas—. el negro ya pasó de moda Elisse pero contigo va genial, ¿cómo le haces para cada día verte más y más horrenda?
—Supongo que hago lo contrario que tú y tus séquito de amigas descerebradas. Afortunadamente no parezco bruja malvada con cuernos —todas me miran mal, deseando lanzarse sobre mí y desquitarse.
—Espero no puedas pagar el colegio y te saquen de la escuela por ser tan estúpida —grita Samantha furiosa.
La ignoro y bebo un sorbo de mi limonada, —Aguarda un segundo —segundos después le quito la tapa al vaso transparente y les lanzo la limonada encima—. no se metan conmigo o la próxima vez les pondré pegamento en el cabello —una vez dicho esto paso por su lado empujando el hombro de Samantha con molestia.
—Señorita Cross, acompañeme al despacho del director.
¡Mierda! Me he ganado problemas gracias a estas descerebradas.
—Bien —respondo fastidiada, sujetándo mi mochila con más fuerza de la necesaria.
En pocas palabras el director Finegan dijo, —Te quedarás en la hora libre a recojer la bodega escolar, no podrás irte hasta que termines—, le dije que lo haría, prefiero que me quiten esa hora libre a otra hora después de clases, de otro modo no llegaría puntual al trabajo.
En la hora libre voy a la bodega acompañada del profesor, quien abre la puerta con mala cara.
—Adelante, diviértase —entro a la pequeña habitación, la cual parece que no se ha limpiado en siglos, hay telarañas en los muebles y en las sillas, las ventanas están cubiertas de polvo al igual que el piso de madera.
—¿Quieren que limpie esto yo sola?
—Si no termina al horario acordado, no se preocupe, mañana también tendrá que seguir recogiendo —me explica el maestro y me sonríe forzosamente.
¿Se supone que debo alegrarme?
Escuchamos pasos acercandose por el pasillo, segundos después alguien entra, es un chico, lleva la mochila colgando de su hombro y trae puesto el uniforme del equipo de fútbol del colegio, el gorro de la sudadera cubre su cabeza, impidiendo que logre verle la cara.
—Lo olvidaba, este joven también la acompañará en su divertido descanso de limpieza.
—No es un descanso si vamos a limpiar —aclara el chico desconocido mirando al otro lado de la ventana, desinteresado por la situación.
—Y tampoco tendrán un descanso si no ponen ya mismo sus cuatro manos a trabajar —nos dice el profesor con fastidio y sale de la bodega cerrando la puerta tras sí.
En silencio comienzo a acomodar algunas cajas sobre la estantería. El chico se sienta en un sillón polveado, saca de su mochila una bolsa de frituras y comienza a comérselas luciendo del todo relajado.
—No pensarás que limpiaré todo esto yo sola, te recuerdo que nos castigaron a ambos.
—No me fastidies, vale, debieron mandar aquí al otro tipo con el que pelié.
Al notar el tono conocido de su voz volteo a verlo, es él, está aquí, el compañero de trabajo que conocí ayer, estoy hablando del mismo.
Vaya sorpresa, de ochocientos estudiantes que asisten a esta institución me tenía que tocar estar justamente con él aquí.
Siento su mirada castaña en mí, me volteo de espaldas para que no reconozca que soy yo y me aclaro la garganta para hacerle ver que su mirada fija me incomoda.
—¿Por qué te castigaron? —le pregunto mientras barro el piso, el polvo se esparce por la habitación y comienzo a toser sin parar.
—Digamos que no me gusta contarle a nadie mis problemas, pero visto que no te conozco y probablemente no te volveré a ver después de hoy, te lo diré. Yo estaba jugando tranquilamente fútbol en la cancha, Ryan Sanders comenzó a fastidiarme diciendo que él jugaba mejor que yo, me retó a jugar, al terminar el partido mi equipo ganó, y el muy idiota de coraje vino y me dio un puñetazo en el rostro, entonces comenzamos una gran pelea.
—Vaya, que chico más imbécil —confieso y esquivo su mirada al pasar por su lado.
—Lo que más me fastidia es que gracias a él no pude ir a ver a una chica al lugar que teníamos planeado.
—Estoy segura que otro día tendrán su cita —le digo en un intento de animarlo y vuelvo a toser por el polvo que ya se metido en mis vías respiratorias.
—¿Cita? Puedo asegurarte que conozco cualquier concepto excepto ese, las citas no van conmigo.
Alzo los hombros para restarle importancia, —Si tú lo dices, ahora, ¿puedes ayudarme?
—Solamente si me dices porqué estás aquí.
—Un grupo de chicas de mi salón me estaban molestando, les lancé mi bebida encima y terminé aquí contigo.
—¡Fantástico! —se levanta del sillón, deja sus frituras en su mochila, después toma algunos libros viejos de un mueble y los coloca en un estante de libros—. ¿Te conozco de algún lado?
Niego con la cabeza y me coloco el gorro de la sudadera en la cabeza, cubriendo mi rostro, —En absoluto, debes ser tan popular que me estás confundiendo.
—Es que en serio... —escucho que se acerca y se detiene a un paso de distancia, con tanto polvo no logro ver nada solo puedo sentir su aliento detrás de mí, sobre mi oído—. siento que ya nos conocemos.
Doy media vuelta y quedamos frente a frente, él acerca su mano a mi cabello, después muy lentamente se agacha a mi altura. Retrocedo por impulso (y por su repentino acercamiento) y tropiezo con una lámpara, resbalo y caigo de espaldas al suelo.
—Perdona, no pretendía que cayeras —extiende su brazo en mi dirección y en una fracción de segundos su mirada encuentra la mía, nos miramos fijamente durante dos micro segundos que me parecen eternos—. Elisse.
Hay momentos en la vida, donde no esperas conocer a alguien y justo cuando lo conoces cambia tu mundo gris a uno de color.
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Si has llegado hasta aquí, aprecio que sigas leyendo la historia y le des la oportunidad de ser leída por tu lindos ojos. Segundo capítulo y ya estoy emocionada, ¿Ustedes lo están? si es así dejen su voto y comenten.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮—Me encuentro bien —rápidamente me levanto del suelo y sacudo mi falda.—No te reconocí, con uniforme te vez totalmente diferente.—Si claro, de cualquier manera no simules que te agrado, no somos amigos.—Esperaba que si... —al escucharlo volteo y lo miro confundida.—Esperabas que si, ¿qué?—Que si terminamos rápido vayamos a tomar un café a un lugar que conozco, te encantará.—¿Hablas enserio?—Ninguno de los dos merecía este castigo —alza los hombros restándole importancia.—Tienes razón pero no me gusta salir con nadie a ninguna parte.—Siempre hay una primera vez para todo.—¿Por qué me tratas así Matteo? —pregunto esperando una respuesta concreta.—Tú por qué crees —me dirije una sonrisa divertida.—Olvidalo, mejor seguiré barriendo —disimulo que no estoy nerviosa aún con su mirada en mi. Me molesta queme mire así.Media hora después abren la puerta de la bodega.—Vaya han hecho un gran avance —exclama el profesor sorprendido.—¿
✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿Cuando llego a la boutique, Matteo ya se encuentra detrás del mostrador ordenando algunas notas.—Llegas dos minutos tarde —dice con voz distante y fría.—No es mi culpa que a la gente se le ocurra hacer tráfico —respondo dejando mi mochila en una silla.Pensaba acomodar algunos cosméticos en su sitio pero repentinamente Matteo me toma de la muñeca y me hace retroceder hasta que choco con la pared.—No soy arrogante y tampoco busco estar a tu alrededor.—¿Entonces por qué quisiste estar en equipo conmigo?—Me parecias bastante solitaria, quería que fueramos amigos, no pensé que su majestad se molestaría.—No me toques —me suelto de su agarre—. yo no soy amiga de nadie, menos de un millonario como tú que tiene la vida resuelta.—¿Qué te hace pensar que soy un millonario con la vida resuelta?—No soy estúpida, Matteo, eres capitán del equipo de fútbol, sacas las mejores notas, ¿y no eres perfecto?—Me hace falta algo más importante que la popularidad y la aceptación de
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Al día siguiente mi madre y mi hermano quedan sorprendidos al verme salir del departamento con una sonrisa plasmada en el rostro. Llego a la escuela escuchando música rock a todo volumen. Camino por el pasillo y veo a Matteo al final del mismo, me mira a lo lejos, sonríe y comienza a acercarse a mi, rápidamente doy media vuelta e intento evitar que me hable. Bastante tarde, él me sujeta de la muñeca y detiene mis pasos. —Pensé que al menos te agradaba.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 No correspondo a su abrazo, en realidad no sé como reaccionar en una situación así. Y por alguna obra angelical, él presiona la bocina de la moto y retrocede devolviendome mi espacio personal. —Estupendo, nos veremos mañana amiga. Vuelve a acercarse a mi y intenta darme un beso en la mejilla, me aparto y sus labios sólo rozan levemente mi mejilla. —No me gustan las despedidas afectuosas —menciono algo nerviosa. —Bien, me mandas las
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮Narrador.Para Elisse está tarde será como ninguna otra, hoy después de dos semanas lo volvería a ver.La emoción altera su respiración y a su vez la hace sentir feliz, más feliz que cualquier otro día.Supone que Matteo estará tomando clase aún, por ello no le ha enviado un mensaje de texto.Se toma su tiempo soplandole a la taza de capuchino que ha pedido en la cafetería.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮Elisse.A la mañana siguiente el sol entra por los pequeños ventanales de mi habitación y el despertador suena. Un nuevo día a comenzado para mí.Me levanto de la cama, busco mi uniforme, falda gris, suéter azul, camiseta blanca. Después de cambiarme, miro mi reflejo en el espejo recordando las palabras de mi novio "no hace falta que te maquilles para verte linda"suspiro mientras me amarro el cabello en una coleta, salgo de mi cuarto, allí veo a mamá y a mi hermano Angel.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Elisse. Llego a tiempo a mi trabajo en la boutique, Matteo se encuentra detrás del mostrador, puntual como todos los días. —¿Acaso algún día llegaré y no te encontraré aquí? me pareces casi un genio amigo mío. —Sorprenderte es mi especialidad. —Ya lo creo —camino hacia el mostrador—. ¿cuáles son las tareas del día de hoy? —Limpiar, hablar, vender y volver a limpiar. —Vaya planes.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Una hora más tarde, voy caminando por la calle junto con Nico, le propuse que después de beber el café ambos paseáramos juntos. Estamos a punto de cruzar la calle y entonces observo un coche amarillo que pasa frente nosotros, es del mismo modelo que el auto deportivo de Matteo. Mi mente vuelve a recordar el día que me llevó a casa, digamos que no había pensado en él hasta este momento. La voz de Nico me trae de vuelta a la realidad, —A veces cuando quiero estar solo vengo a este lugar y camino sin rumbo fijo, mis ideas se aclaran cuand