3 ♡Un café♡

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—Me encuentro bien —rápidamente me levanto del suelo y sacudo mi falda.

—No te reconocí, con uniforme te vez totalmente diferente.

—Si claro, de cualquier manera no simules que te agrado, no somos amigos.

—Esperaba que si... —al escucharlo volteo y lo miro confundida.

—Esperabas que si, ¿qué?

—Que si terminamos rápido vayamos a tomar un café a un lugar que conozco, te encantará.

—¿Hablas enserio?

—Ninguno de los dos merecía este castigo —alza los hombros restándole importancia.

—Tienes razón pero no me gusta salir con nadie a ninguna parte.

—Siempre hay una primera vez para todo.

—¿Por qué me tratas así Matteo? —pregunto esperando una respuesta concreta.

—Tú por qué crees —me dirije una sonrisa divertida.

—Olvidalo, mejor seguiré barriendo  —disimulo que no estoy nerviosa aún con su mirada en mi. Me molesta queme mire así.

Media hora después abren la puerta de la bodega.

—Vaya han hecho un gran avance —exclama el profesor sorprendido.

—¿Avance? hemos recogido y limpiado totalmente el desastre  —digo con evidente molestia.

—Respecto a eso, resulta que ambos deben encargarce de remodelar está aula de clase y transformarla en un lugar para convivencia.

—¿Por qué nosotros? ya cumplimos con el castigó.

—Joven Meyer, no están aquí para recibir respuestas, están aquí para recibir órdenes, si no lo hacen quedarán expulsados del colegio durante una semana.

—Pero... —me interrumpe.

—Dos semanas —replica golpeteando sus anteojos.

—Ni siquiera dijo nada... —menciona él.

—Tres semanas.

Matteo está por hablar de nuevo, le cubro la boca con mi mano para que no diga nada más.

—Vale, nos encargaremos de remodelar este salón —digo rápidamente simulando una sonrisa gentil.

El maestro asiente satisfecho con mi respuesta y sale del aula muy sonriente. ¡Lo odio!

—Maldición, es una total injusticia —menciono con frustración pasandome ambas manos por el cabello, aprieto mis puños con fuerza y maldigo entre dientes.

Dejo mis pensamientos de lado y segundos después me doy cuenta que no he apartado mi mano de su boca, rápidamente me alejo de él y busco mi mochila algo nerviosa.

—Lo mismo digo —responde él tomando su mochila del sillón y colocandola sobre su hombro.

Ambos salimos de la bodega y caminamos uno al lado del otro en silencio. El sonido de nuestros pasos hace eco aló largo del pasillo lo cual comienza a ser desesperante.

—Sigue en pie lo de ir por un café —me dice pasando una mano por su cabello.

—No gracias —respondo y camino un poco más rápido.

—¿Por qué no? podríamos hablar de los materiales a utilizar para arreglar la bodega —explica parándose enfrente mío.

—Te dejaré claro algo—digo mientras doy un paso hacia él—. no me gusta que me vean cerca de chicos como tú que tienen la vida resuelta.

Paso por su lado y golpeo mi hombro con el suyo, —Espera —se acerca de nuevo a mi—. no aceptaré un no por respuesta, además tengo dos ticket para un capuchino grande, ¿serás tan mala y rechazaras está oferta? —se detiene delante de mi y me muestra los tickets en su mano.

Lo miro entre cerrando mis ojos,—Solamente iré porque necesito tomarme uno —aclaro con seriedad. Le arrebato el ticket de la mano y sigo caminando.

—Si —dice victorioso caminando a mi lado.

Fastidiada lo empujo lejos de mi,

—Ya te dije que no quiero que me vean contigo.

—Eso si que es noticia, ninguna chica se resiste a mis encantos  —rodeo los ojos al escucharlo, que egocéntrico.

—Sorpresa, soy la primera a la que no le interesas —exclamo risueña y golpeo ligeramente su hombro.

Él sonríe pasando su mano sobre su cabello, otra vez.

♡*♡*♡*♡*♡

Matteo abre la puerta de la cafetería y ambos entramos, todos voltean y nos miran con atención, los ignoro y me siento en una mesa al fondo del local.

—Odio que la gente me mire.

—Yo amo que la gente me mire, soy como una celebridad, irresistible.

—Lo dices porque tienes una cara que se destaca del resto.

—Tú también llamas mucho la atención —lo miro con una ceja enarcada—. tu forma de ser es distinta al resto.

—¿Ya vas a pedir los cafés? —cambio de tema.

—Si, claro —se levanta de la silla y se acerca a la barra principal.

—¡Que chico más molesto!

Regresa y se sienta de nuevo.

—¿Por qué color negro?

Algo confundida le respondo,

—Es un color que combina con el resto —alzo los hombros mientras desenredo la pulsera en mi muñeca.

—Buen punto, además resalta el color de tus ojos —volteo a verlo con incredulidad, notoriamente molesta—. quise decir que...

—Se lo que quisiste decir, te aconsejo que no lo repitas o te arrepentiras de hacerlo —lo miro con frialdad.

—Vaya, mirarte de frente cuando dices eso te hace ver más impresionante de lo que ya eres y no lo digo por lo que crees, me refiero a que eres atemorizante.

—¿De qué sabor es tu café? —pregunto cambiando por completo el tema, otra vez.

—Moka, mi preferido —responde animado.

Lo miro con una medio sonrisa.

Está a punto de tomarle un sorbo y en un movimiento rápido le arrebató el café.

—Amo este café, no permitiré que lo tomes, anda toma el mío que es de vainilla —rodeo el vaso con mis manos y me recargo en el respaldo de la silla.

—No lo has probado aún, ¿cómo sabes que es de vainilla?

—Tengo dones.

—Eso explica todo.

Volteo en dirección a la ventana, algunos compañeros de mi clase van pasando frente la cafetería, todos me observan sorprendidos pues no esperaban verme con un chico como Matteo, estar cerca de él me está resultando fastidioso.

—Se hace tarde para el trabajo —me levanto abruptamente del asiento—. me voy adelantando —agarro mi mochila del estante y salgo dela cafetería a toda velocidad.

Esa misma tarde en la boutique, evito hablar con Matteo, esquivo su mirada, atiendo a los clientes, limpio los vidrios y me mantengo ocupada para no "charlar" con él.

♡*♡*♡*♡*♡

El fin de semana no hago nada interesante, a menos que discutir con mi hermano se considere una actividad interesante hoy en día.

Hasta el lunes en clase de literatura vuelvo a tener complicaciones.

—Escuchen con atención jovenes.

Miro a mi alrededor, visto que nadie de está aula me mira vuelvo mi vista a mi cuaderno donde dibujo una rosa con espinas mientras el profesor anota algo en el pizarrón.

Tocan la puerta del salón,

—Disculpe profesor, ¿puedo pasar? —no volteo solo sé que él chico entra y se sienta en alguna banca libre.

—Ahora que están todos en sus lugares coloquense por parejas, trabajaremos una dinámica.

Escucho que todas las chicas hablan en susurros "ojalá él me elija a mi" "se ve tan lindo hoy" "sé mi pareja".

Poco después alguien mueve una silla, me percato de su presencia a mi lado cuando menciona mi nombre, su aliento sopla cerca de mi oído.

—Hola Elisse —al voltear me encuentro con su mirada fija en mi, miro a mi alrededor y todos en el salón nos están observando—. trabajemos juntos.

—¿Como por qué? —escucho susurros a mi alrededor, justo lo que menos quería, llamar la atención, me subo el gorro de la sudadera y bajo la mirada.

—Porque si —lo miro de reojo algo intranquila.

—¿Qué se supone que haces? —pregunto algo avergonzada.

—Visto que todos tienen pareja, quiero que observen a su compañero con atención y escriban en su cuaderno lo que piensan de él o de su personalidad, tienen algunos minutos —el profesor toma asiento y teclea el ordenador ubicado en su escritorio.

Siento la mano de Matteo posarse sobre mi muñeca, un contacto tan suave que casi parecería el roce de una pluma sobre mi piel. Volteo a verle, sus ojos de color castaño causan que todos los problemas desaparezcan de mi mente durante breves segundos.

Escucho que dice, —Inexpresiva —antes de que pueda reaccionar, coloca su mano sobre mi antebrazo escribiendo algo en mi cuaderno. Siento el peso de su brazo sobre el mío, mechones de su cabello rizado caen ligeramente sobre su rostro que en este momento se encuentra tan cerca del mío.

Lo miro con atención, cada expresión en su rostro me recuerda momentos de mi pasado que son imposibles de olvidar.

—¿No piensas escribir algo sobre mi?

Empujo su brazo con molestia,  tomo su cuaderno de la paleta de la banca y escribo lo primero que me viene a la mente.

Le doy su libreta de mala gana, coloco mi brazo sobre la banca, recargo mi cabeza sobre la misma y sigo dibujando.

—Bien, ahora miren lo que su otro compañero ha escrito.

Vuelvo mi vista hacia mi cuaderno "Pienso que será complicado decifrarte, tienes un temperamento horrible y una personalidad opuesta a la mía."

Miro mi libreta con el ceño fruncido totalmente confundida por su frasesita.

—Bien, espero que mi frase te guste aún más —digo sarcástica sin voltear a verle.

Lo miro de reojo mientras lee mis amigables palabras "Eres tan arrogante que no logras ver más allá de ti mismo, te gusta ser el centro de atención del mundo, lamento escribir que mi mundo no gira a tu alrededor"

Voltea a verme algo ofendido y disgustado, —¿Por qué eres tan fría conmigo? sólo quería ser amigable.

—No soporto a los chicos populares como tú que se creen el centro de atención, no me agradas en absoluto así que deja de acercarte a mi, cretino —me levanto del asiento y salgo molesta del salón.

No lo hice por mala onda, entiendo por cual camino van sus intenciones y si cree que saldré con él solo por su buen aspecto está bastante equivocado.

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