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Al día siguiente mi madre y mi hermano quedan sorprendidos al verme salir del departamento con una sonrisa plasmada en el rostro.
Llego a la escuela escuchando música rock a todo volumen.
Camino por el pasillo y veo a Matteo al final del mismo, me mira a lo lejos, sonríe y comienza a acercarse a mi, rápidamente doy media vuelta e intento evitar que me hable.
Bastante tarde, él me sujeta de la muñeca y detiene mis pasos.
—Pensé que al menos te agradaba.
—No aquí Matteo, enserio no soporto las miradas de los demás cuando me ven cerca tuyo —todos en el pasillo nos miran—. te veré en el trabajo —me suelto de su agarre.
—Pensé que íbamos a encargarnos de la bodega escolar.
—Olvide decírtelo, el maestro me dijo que ya no necesitara nuestra ayuda.
—Oh ya entiendo, entonces hasta la tarde.
—Bien —digo secamente, doy media vuelta y sigo caminando hacia mi siguiente clase.
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Transcurren las clases a lo largo de la mañana, y cuando menos me doy cuenta la campana suena anunciando la hora de salida y salgo a prisa del salón de clases,
media hora más tarde llego puntual al trabajo.—Ya estás aquí —le digo a Matteo quien ya se encuentra detrás del mostrador.
—Si, quería escombrar algunas cosas.
—Me parece perfecto.
No decimos nada más, seguimos atendiendo a los clientes cada que entran a la boutique.
—Eres buena en esto Elisse.
—Soy buena en muchas cosas —afirmo sintiéndome orgullosa.
Repentinamente escucho una llamada a mi celular, al ver el número del que me llaman mi piel palidece, mi corazón se detiene de la impresión y mis manos comienzan a temblar por los nervios.
Niego con la cabeza y cuelgo la llamada dejando mi teléfono sobre una pequeña mesa de madera.
—¿Quién te llamaba? —pregunta Matteo mientras limpia el mostrador con un trapo.
—No era nadie, nada importante quise decir.
Me mira con los ojos entre cerrados, —¿Segura? —asiento con la cabeza.
Por suerte suena la campanita del mostrador y me salva del interrogatorio, —Tengo que atender al cliente, tú sigue con lo que sea que hacías.
Paso por su lado aún demasiado nerviosa.
Al estar frente al mostrador me encuentro con un chico rubio de ojos marrones, una sonrisa divertida aparece en su rostro al verme.
—¿Buscabas algún producto en específico? —pregunto trayendole de vuelta a la realidad.
—De hecho buscaba una chaqueta de cuero color obscuro, de preferencia que me haga lucir
juvenil —recarga su brazo sobre el mostrador—. ¿trabajas a menudo aquí guapa?Rodeo los ojos insultándole en silencio.
—No estás viendo, es evidente que trabajo aquí.
—Y no te interesaría salir a tomar algo conmigo para conocernos mejor.
—Estoy bien aquí, gracias por la oferta pero no me apetece, ahora sí no te importa buscaré tu chaqueta —digo cortante y evasiva. Salgo de detrás del mostrador y me dirijo al área de ropa de chicos.
—Eres muy bonita, presiento que contigo voy a hacer historia —dice provocativo colocándose detrás mío.
—Déjame tranquila ok, estoy trabajando —exclamo irritada.
Continuo buscando entre toda la ropa alguna chamarra que pueda ser de su agrado.
—Que humor, pensé que a las chicas como tú les gustaba escuchar este tipo de propuestas, anda preciosa, acepta mi invitación, podría llevarte a lugares que no imaginas conocer —se acerca más a mi, siento su aliento cerca de mi oído, intento empujarlo pero con una de sus manos me atrae hacia si mismo.
—No me toques y suéltame.
Antes de que pueda reaccionar el rubio está tumbado en el piso, Matteo se lanza encima del chico y comienza a golpearlo sin detenerse.
—¡Matteo detente! —intento separarlo del chico pero me es imposible.
—Como te atreves a tocarla estúpido —le dice Matteo al rubio—. discúlpate antes de que te rompa la cara.
—¡Basta Matteo! —intento tomarle del brazo, él se zafa de mi agarre y sujeta al chico por el cuello.
—¡Dile que lo sientes! —exclama furioso.
Su mirada amenazante enserio causa escalofríos.
—¿Y tú quien te crees que eres? ¿su novio? —dice el rubio sonriendo con ironía.
—¡Y a ti que carajos te importa! —Matteo vuelve a golpearlo en el rostro.
Suspiro de alivio al ver aparecer a Rocío en la entrada de la boutique.
—Matteo qué crees que estás haciendo, suéltalo —ella separa a Matteo del otro chico.
Ambos se miran fulminantes y el ambiente se siente completamente tenso.
—No vuelvas a acercarte a ella o te las verás conmigo —exclama sin quitarle la mirada de encima—. ¡Lárgate, y no te atrevas a volver!
El chico nos mira amenazante,
—Esto no se quedará así —sale del negocio azotando la puerta y caminando con furia lejos del local.—Alguno de los dos me puede explicar por qué se encontraban en está situación —pregunta Rocío con el ceño fruncido.
—La verdad yo... —estaba por explicar lo sucedido pero Matteo me interrumpe.
—Es mi culpa, sabes que no puedo controlarme cuando veo a imbéciles tratando de aprovechar ocasiones como estas, ese idiota se estaba sobrepasando con ella y yo sólo la defendí.
—No fue nada Rocío, de verdad es culpa mía, Matteo solo me ayudó —replico angustiada.
—Se los diré a ambos por igual, no quiero que esto se vuelva a repetir ¿queda claro?
Los dos asentimos con la cabeza y volvemos a nuestros puestos, poco después Rocío vuelve a advertirnos que no quiere más peleas en la boutique y ahora ambos estamos detrás del mostrador sin decir nada.
—Matteo gracias por ayudarme —exclamo de la nada atrayendo su atención.
—No fue nada —mantiene su mirada en el celular—. a partir de ahora yo saldré a atender a los clientes vale, no quiero que vuelva a ocurrir lo mismo.
—Eres realmente muy tierno —afirmo acercándome a él —nadie nunca me defendió como tú lo hiciste hoy, eso habla muy bien de ti.
—Me estás queriendo decir ¿que nunca nadie te trato como te mereces?
Me sonrojo y desvió mi mirada de la suya.
—Realmente me sorprendió lo sucedido, no acostumbro dar las gracias a nadie así que puedes sentirte afortunado a partir de hoy.
—Eso habría hecho un amigo por su amiga —esas palabras me suenan tan familiares, casi logra robarme una sonrisa.
Más tarde cerramos la boutique, salgo del centro comercial y cuando estoy a punto de irme, escucho su voz a lo lejos.
—Ya te vas, espera un segundo —veo que corre hacia mi.
—Tengo que estudiar y hacer algunas tareas aún —contesto cortante.
—¿No me dirás nada más? —se detiene delante mío con un brillo luminoso en sus ojos.
—No, nada —pensándolo bien si tengo algo que decirle.
Matteo asiente y da media vuelta,
—Detente —voltea a verme—. no lo repetiré dos veces así que escúchame, creo que podemos ser amigos.Me mira con sorpresa, —Vaya, eso es genial —sonríe para si mismo.
Subo a mi moto y enciendo el motor.
—Oye toma —volteo a verle, pensé que me iba a dar algo pero no fue así, más bien recibí un abrazo de su parte.
Por breves segundos sentí la calidez de sus brazos, el olor de su colonia, sus rizos castaños rozando con mi mejilla, fue una sensación tan dulce y cálida.
—Soy afortunado de conocerte —algo en mi interior se remueve, es por ese motivo que empiezo a molestarme con su repentino abrazo.
Intento alejarlo de mi pero no me suelta. No lo quiero cerca de mi aunque muy en el fondo estoy disfrutando del momento.
¿Qué sucede con él? y una cuestión aún más preocupante ¿qué sucede conmigo?
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💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 No correspondo a su abrazo, en realidad no sé como reaccionar en una situación así. Y por alguna obra angelical, él presiona la bocina de la moto y retrocede devolviendome mi espacio personal. —Estupendo, nos veremos mañana amiga. Vuelve a acercarse a mi y intenta darme un beso en la mejilla, me aparto y sus labios sólo rozan levemente mi mejilla. —No me gustan las despedidas afectuosas —menciono algo nerviosa. —Bien, me mandas las
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮Narrador.Para Elisse está tarde será como ninguna otra, hoy después de dos semanas lo volvería a ver.La emoción altera su respiración y a su vez la hace sentir feliz, más feliz que cualquier otro día.Supone que Matteo estará tomando clase aún, por ello no le ha enviado un mensaje de texto.Se toma su tiempo soplandole a la taza de capuchino que ha pedido en la cafetería.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮Elisse.A la mañana siguiente el sol entra por los pequeños ventanales de mi habitación y el despertador suena. Un nuevo día a comenzado para mí.Me levanto de la cama, busco mi uniforme, falda gris, suéter azul, camiseta blanca. Después de cambiarme, miro mi reflejo en el espejo recordando las palabras de mi novio "no hace falta que te maquilles para verte linda"suspiro mientras me amarro el cabello en una coleta, salgo de mi cuarto, allí veo a mamá y a mi hermano Angel.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Elisse. Llego a tiempo a mi trabajo en la boutique, Matteo se encuentra detrás del mostrador, puntual como todos los días. —¿Acaso algún día llegaré y no te encontraré aquí? me pareces casi un genio amigo mío. —Sorprenderte es mi especialidad. —Ya lo creo —camino hacia el mostrador—. ¿cuáles son las tareas del día de hoy? —Limpiar, hablar, vender y volver a limpiar. —Vaya planes.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Una hora más tarde, voy caminando por la calle junto con Nico, le propuse que después de beber el café ambos paseáramos juntos. Estamos a punto de cruzar la calle y entonces observo un coche amarillo que pasa frente nosotros, es del mismo modelo que el auto deportivo de Matteo. Mi mente vuelve a recordar el día que me llevó a casa, digamos que no había pensado en él hasta este momento. La voz de Nico me trae de vuelta a la realidad, —A veces cuando quiero estar solo vengo a este lugar y camino sin rumbo fijo, mis ideas se aclaran cuand
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Ese mismo día, volví a casa, por la tarde la pase haciendo tareas y limpiando mi habitación, como ya antes lo dije, no hago nada interesante los fines de semana. Fue hasta el lunes por la mañana, que el profesor Alan se cruzó en mi camino. —Señorita Cross, ya no tiene que preocuparse por nada, su madre ha pagado el dinero que debía, el resto del año no tendrán problemas. —¿Cómo que mi madre pagó? quedé con ella en pagar yo misma el dinero. —Consúltelo con ella, mi deber aquí es informarle, arregle lo que tenga que arreglar con su madre. El profesor entra a su au
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Al siguiente día llego al colegio con una sonrisa en el rostro, he llegado a la conclusión de que extraño a Luka y por eso lo ví frente a mi, pero era Matteo no él. —Hola Elisse. Doy media vuelta encontrándome con Nico y su radiante sonrisa, —Hola Nico. —¿Estudiaste para el examen de hoy? —¿Habrá examen hoy? como me pude olvidar —busco en la mochila mi libreta de apuntes. Sujeta mi muñeca con delicadeza y dice, —Hey espera, solo bromeaba. —Me has dado un susto de muerte —suspiro aliviada.
💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮💮 Matteo. Algunas horas después Elisse y yo vamos caminando juntos hacia la boutique, pues tomamos un taxi hasta el centro comercial donde trabajamos y ya llegamos, son cerca de las 4:30 de la tarde. Elisse acerca su mano a la mía, no entiendo porqué razón entrelaza sus dedos con los míos, después recarga su cabeza sobre mi hombro, la cercanía me parece de lo más agradable que he sentido antes. —Espero que tu prima no se moleste porque faltamos al trabajo. —Tú tranquila, ella comprenderá la situación. —Eso espero, no puedo darme el lujo de perder mi empleo —menciona pensativa—. ¿e