5 ¿Amigos?

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Al día siguiente mi madre y mi hermano quedan sorprendidos al verme salir del departamento con una sonrisa plasmada en el rostro.

Llego a la escuela escuchando música rock a todo volumen.

Camino por el pasillo y veo a Matteo al final del mismo, me mira a lo lejos, sonríe y comienza a acercarse a mi, rápidamente doy media vuelta e intento evitar que me hable.

Bastante tarde, él me sujeta de la muñeca y detiene mis pasos.

—Pensé que al menos te agradaba.

—No aquí Matteo, enserio no soporto las miradas de los demás cuando me ven cerca tuyo —todos en el pasillo nos miran—. te veré en el trabajo —me suelto de su agarre.

—Pensé que íbamos a encargarnos de la bodega escolar.

—Olvide decírtelo, el maestro me dijo que ya no necesitara nuestra ayuda.

—Oh ya entiendo, entonces hasta la tarde.

—Bien —digo secamente, doy media vuelta y sigo caminando hacia mi siguiente clase.

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Transcurren las clases a lo largo de la mañana, y cuando menos me doy cuenta la campana suena anunciando la hora de salida y salgo a prisa del salón de clases,

media hora más tarde llego puntual al trabajo.

—Ya estás aquí —le digo a Matteo quien ya se encuentra detrás del mostrador.

—Si, quería escombrar algunas cosas.

—Me parece perfecto.

No decimos nada más, seguimos atendiendo a los clientes cada que entran a la boutique.

—Eres buena en esto Elisse.

—Soy buena en muchas cosas —afirmo sintiéndome orgullosa.

Repentinamente escucho una llamada a mi celular, al ver el número del que me llaman mi piel palidece, mi corazón se detiene de la impresión y mis manos comienzan a temblar por los nervios.

Niego con la cabeza y cuelgo la llamada dejando mi teléfono sobre una pequeña mesa de madera.

—¿Quién te llamaba? —pregunta Matteo mientras limpia el mostrador con un trapo.

—No era nadie, nada importante quise decir.

Me mira con los ojos entre cerrados, —¿Segura? —asiento con la cabeza.

Por suerte suena la campanita del mostrador y me salva del interrogatorio, —Tengo que atender al cliente, tú sigue con lo que sea que hacías.

Paso por su lado aún demasiado nerviosa.

Al estar frente al mostrador me encuentro con un chico rubio de ojos marrones, una sonrisa divertida aparece en su rostro al verme.

—¿Buscabas algún producto en específico? —pregunto trayendole de vuelta a la realidad.

—De hecho buscaba una chaqueta de cuero color obscuro, de preferencia que me haga lucir

juvenil —recarga su brazo sobre el mostrador—. ¿trabajas a menudo aquí guapa?

Rodeo los ojos insultándole en silencio.

—No estás viendo, es evidente que trabajo aquí.

—Y no te interesaría salir a tomar algo conmigo para conocernos mejor.

—Estoy bien aquí, gracias por la oferta pero no me apetece, ahora sí no te importa buscaré tu chaqueta —digo cortante y evasiva. Salgo de detrás del mostrador y me dirijo al área de ropa de chicos.

—Eres muy bonita, presiento que contigo voy a hacer historia —dice provocativo colocándose detrás mío.

—Déjame tranquila ok, estoy trabajando —exclamo irritada.

Continuo buscando entre toda la ropa alguna chamarra que pueda ser de su agrado.

—Que humor, pensé que a las chicas como tú les gustaba escuchar este tipo de propuestas, anda preciosa, acepta mi invitación, podría llevarte a lugares que no imaginas conocer —se acerca más a mi, siento su aliento cerca de mi oído, intento empujarlo pero con una de sus manos me atrae hacia si mismo.

—No me toques y suéltame.

Antes de que pueda reaccionar el rubio está tumbado en el piso, Matteo se lanza encima del chico y comienza a golpearlo sin detenerse.

—¡Matteo detente! —intento separarlo del chico pero me es imposible.

—Como te atreves a tocarla estúpido —le dice Matteo al rubio—. discúlpate antes de que te rompa la cara.

—¡Basta Matteo! —intento tomarle del brazo, él se zafa de mi agarre y sujeta al chico por el cuello.

—¡Dile que lo sientes! —exclama furioso.

Su mirada amenazante enserio causa escalofríos.

—¿Y tú quien te crees que eres? ¿su novio? —dice el rubio sonriendo con ironía.

—¡Y a ti que carajos te importa! —Matteo vuelve a golpearlo en el rostro.

Suspiro de alivio al ver aparecer a Rocío en la entrada de la boutique.

—Matteo qué crees que estás haciendo, suéltalo —ella separa a Matteo del otro chico.

Ambos se miran fulminantes y el ambiente se siente completamente tenso.

—No vuelvas a acercarte a ella o te las verás conmigo —exclama sin quitarle la mirada de encima—. ¡Lárgate, y no te atrevas a volver!

El chico nos mira amenazante,

—Esto no se quedará así —sale del negocio azotando la puerta y caminando con furia lejos del local.

—Alguno de los dos me puede explicar por qué se encontraban en está situación —pregunta Rocío con el ceño fruncido.

—La verdad yo... —estaba por explicar lo sucedido pero Matteo me interrumpe.

—Es mi culpa, sabes que no puedo controlarme cuando veo a imbéciles tratando de aprovechar ocasiones como estas, ese idiota se estaba sobrepasando con ella y yo sólo la defendí.

—No fue nada Rocío, de verdad es culpa mía, Matteo solo me ayudó —replico angustiada.

—Se los diré a ambos por igual, no quiero que esto se vuelva a repetir ¿queda claro?

Los dos asentimos con la cabeza y volvemos a nuestros puestos, poco después Rocío vuelve a advertirnos que no quiere más peleas en la boutique y ahora ambos estamos detrás del mostrador sin decir nada.

—Matteo gracias por ayudarme —exclamo de la nada atrayendo su atención.

—No fue nada —mantiene su mirada en el celular—. a partir de ahora yo saldré a atender a los clientes vale, no quiero que vuelva a ocurrir lo mismo.

—Eres realmente muy tierno —afirmo acercándome a él —nadie nunca me defendió como tú lo hiciste hoy, eso habla muy bien de ti.

—Me estás queriendo decir ¿que nunca nadie te trato como te mereces?

Me sonrojo y desvió mi mirada de la suya.

—Realmente me sorprendió lo sucedido, no acostumbro dar las gracias a nadie así que puedes sentirte afortunado a partir de hoy.

—Eso habría hecho un amigo por su amiga —esas palabras me suenan tan familiares, casi logra robarme una sonrisa.

Más tarde cerramos la boutique, salgo del centro comercial y cuando estoy a punto de irme, escucho su voz a lo lejos.

—Ya te vas, espera un segundo —veo que corre hacia mi.

—Tengo que estudiar y hacer algunas tareas aún —contesto cortante.

—¿No me dirás nada más? —se detiene delante mío con un brillo luminoso en sus ojos.

—No, nada —pensándolo bien si tengo algo que decirle.

Matteo asiente y da media vuelta,

—Detente —voltea a verme—. no lo repetiré dos veces así que escúchame, creo que podemos ser amigos.

Me mira con sorpresa, —Vaya, eso es genial —sonríe para si mismo.

Subo a mi moto y enciendo el motor.

—Oye toma —volteo a verle, pensé que me iba a dar algo pero no fue así, más bien recibí un abrazo de su parte.

Por breves segundos sentí la calidez de sus brazos, el olor de su colonia, sus rizos castaños rozando con mi mejilla, fue una sensación tan dulce y cálida.

—Soy afortunado de conocerte —algo en mi interior se remueve, es por ese motivo que empiezo a molestarme con su repentino abrazo.

Intento alejarlo de mi pero no me suelta. No lo quiero cerca de mi aunque muy en el fondo estoy disfrutando del momento.

¿Qué sucede con él? y una cuestión aún más preocupante ¿qué sucede conmigo?

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