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Matteo.

Ya es sábado, son apenas las diez de la mañana, me encuentro desayunando en un restaurante con mi mejor amigo Bryan.

—Puedes dejar de comer como cavernícola, todos nos están mirando, usa los cubiertos quieres —le aconsejo recargándome en el respaldo de la silla con fastidio.

—Deja de regañarme y mejor cuéntame que te contesto Lisa cuando le dijiste que te vas a Francia a realizar un proyecto en tiempo indefinido.

—No dijo nada, no se lo he dicho —le respondo evasivo mirando mi vaso de té helado.

Mi amigo deja de comer y me mira atento, —¿Te vas mañana y no se lo has dicho? Se pondrá furiosa contigo si no se lo cuentas ya mismo.

—Tengo el presentimiento de que se enojara de cualquier forma, haga lo que haga o diga lo que diga.

—Te lo mereces, llevas meses planeándolo y no le dijiste nada, ¡Idiota! —me reclama con voz demandante.

—Si, soy un idiota, ella es la mejor novia del universo y no la quiero defraudar pero eso es lo primero que hago.

—Entonces debes dec