6 Minutos

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No correspondo a su abrazo, en realidad no sé como reaccionar en una situación así.

Y por alguna obra angelical, él presiona la bocina de la moto y retrocede devolviendome mi espacio personal.

—Estupendo, nos veremos mañana amiga.

Vuelve a acercarse a mi y intenta darme un beso en la mejilla, me aparto y sus labios sólo rozan levemente mi mejilla.

—No me gustan las despedidas afectuosas —menciono algo nerviosa.

—Bien, me mandas las buenas noches —exclama sonriente y camina con tranquilidad hacia su auto.

—Que chico tan raro —digo para mí misma, después salgo del estacionamiento y conduje la motocicleta hasta llegar a casa.

Al entrar a mi habitación me dejo caer sobre la cama suspirando, pienso en el día de hoy, demasiadas emociones se apoderan de mi mente.

Recuerdo los puñetazos que Matteo le dió al rubio sólo por mi y también recuerdo lo que le dije una hora después de lo ocurrido.

Flashback

—Lo había olvidado, tengo que comprar algo que me encargaron en casa, ¿puedes cubrirme un segundo?

—Vale —dijo mientras limpiaba el aparador.

Salí de la boutique y regresé diez minutos después.

Oye, dame tu mano.

Él me miró con confusión, saque de mi chamarra un curita y lo coloqué sobre su mano.

—Noté que te lastimaste los nudillos, considera esto un agradecimiento.

Fin del flashback

En ese instante Matteo me miró de una manera distinta, ningún chico me había mirado así, tan detenidamente.

Segundos después vuelve a mi cabeza el momento donde evité su beso y su boca rozo mi mejilla durante breves segundos.

Parpadeo repetidas veces eliminando de mis pensamientos ese momento extraño.

Me quito la chamarra, voy a dejarla en un pequeño banco y por alguna ilógica razón busco en los bolsillos las llaves de la motocicleta, me sorprendo al sentir un papelito entre mis dedos,lo saco de la chamarra con clara confusión en mi rostro.

Además junto con el papelito saco un chocolate Kisses, desdoblo el papel, dice lo siguiente: aprovechando el abrazo, te dejo aquí mi número, esperando lo anotes en tu celular 😉.

Su pequeña nota me roba una sonrisa, —Que buen amigo eres, muy astuto —tomo mi celular de la mesita de noche.

Anoto su número de celular y le envío un mensaje.

Elisse: Ya veo porque el abrazo, amigo :)

Él me responde minutos  después.

Matteo: Ya no aguantabas las ganas de chatear conmigo eh.

Elisse: Que tramposo puedes llegar a ser.

Lo llamo al celular, contesta la llamada con su típica dulce y asombrosa voz.

—Tantas ganas tenías de escuchar mi hipnotizante voz, lo imaginaba, estás que te derrites por mi.

—No bromees, solo te llamo para cumplir con lo que me dijiste.

—Es decir qué.

—Descansa, buenas noches... AMIGO.

Lo escucho suspirar al otro lado de la línea.

—Buenas noches Elisse.

Cuelgo la llamada y vuelvo a recostarme sobre mi cama con un sentimiento extraño en mi corazón.

¿Qué tiene ese chico que causa tantos sentimientos en mí?

                                                        ♡*♡*♡*♡*♡

Al siguiente día, estoy en el salón de clases realizando un apunte de historia, a mi alrededor mis compañeros esperan el sonar de la campana para retirarse y disfrutar de la tarde libre ya que un profe no ha venido y saldremos temprano.

De igual manera miro el reloj que se encuentra ubicado justo en la parte superior del pizarrón blanco.

Por si se lo preguntaban, no, no he visto ni hablado con Matteo desde anoche, no es que quiera estar todo el tiempo mandándole un mensaje ni nada, debe tener cosas que hacer al igual que yo.

Hoy me tomaré el día libre en el trabajo para ir a un lugar importante, le pedí permiso a Rocío y ella dijo que puedo faltar solo esta ocasión.

Me levanto del asiento y me  formo detrás de un compañero alto de rasgos finos, quien al igual que yo está en espera de calificar su apunte con el profesor.

Le toco el hombro a mi compañero de clase de quien por primera vez me preguntó el nombre. Voltea en mi dirección y le dedico una sonrisa amigable mientras lo observo con atención, es rubio y tiene el cabello lacio, sus ojos son similares a los faros de luz azul que iluminan las calles por la noche, y es demasiado alto a decir verdad.

—Disculpa, me podrías prestar tu lapicero un segundo —pregunto amablemente.

El rubio voltea a verme y le sonrío con ánimo.

—¿Mi lapicero? —repite tartamudeando.

—Si, eso mismo he dicho —repito sonriente.

—Cla...claro —lo noto algo raro, sé que ha dicho que me prestará el lápicero pero en su plan no creo que pretenda entregármelo.

—Anda chico, préstamelo un segundo —miro el lápicero que sostiene en su mano derecha.

Le señalo al mismo y visto que no responde, acerco mi mano a la suya y se lo quito de la mano, mis dedos rozan con los suyos suavemente.

Anoto rápidamente la fecha en mi cuaderno y le devuelvo su lapicero.

—Gracias amigo —exclamo amablemente y vuelvo a sonreírle.

Él se queda mirandome sin decir nada.

Me repito nuevamente que este chico es algo serio pero me agrada.

—Es tu turno —señalo al frente donde se encuentra el profesor mirándonos con desaprobación y él parece al fin escuchar mis palabras pues avanza hasta el escritorio del profe.

Tres minutos después es mi turno, veo al chico (del cual no se el nombre) caminar hacia su asiento, en cambio el profesor me mira con evidente molestia, esa mirada es la que suele acompañarlo en clases y por lo visto en su vida diaria.

Con el bolígrafo en la mano el profesor anota en mi apunte una gran letra B encerrada dentro de un círculo.

—Buen trabajo —exclama en tono de amargura el profesor.

Con una medio sonrisa en el rostro me siento en mi lugar esperando el sonido de la campana.

                                                        ♡*♡*♡*♡*♡

Narrador.

Diez o quince minutos más tarde suena el tintineo de la campana anunciando el fin de la clase para todos, en caso de Elisse y su grupo la salida del colegio gracias a la fractura de mano del profesor de matemáticas.

A sus compañeros les emociona la idea de salir una hora antes del instituto para fugarse con los amigos, para juntarse y jugar videojuegos en casa de un compañero, mientras Elisse aguarda a salir para poder pensar con calma y mantenerse tranquila, no quiere sentirse mal como la última vez que lo vio así.

Espera que la mayoría de su compañeros salgan, guarda su lapicera y cuadernos dentro de su mochila púrpura, cierra la misma mientras con la otra mano enciende su celular que hasta el momento mantuvo apagado por las estrictas reglas  de los profesores.

Sale por la puerta principal del salón, mira por última vez el interior del mismo, las sillas se encuentran en desorden y esparcidas por el piso pequeñas basuras de goma y bolitas de papel.

Al fondo ve a su compañero rubio de facciones finas que a su vez lo hacen ver tierno ¿acaso la chica está pensando por primera vez en su vida que un chico es tierno por la apariencia de su rostro? está segura que sus pensamientos están una sospechosa jugada.

Su compañero parece perdido en sus pensamientos, se pregunta si le ocurrirá algo y aunque nunca antes han hablado, en ese momento ella siente que debe preguntarle si se encuntra bien.

Elisse se acerca al chico y al encontrarse parada delante de él habla, —Ya a sonado la campana, deberías irte a casa o a donde sea que vayas después de clase —visto que él no responde la chica sacude su hombro sacándolo de sus pensamientos.

El chico parpadea repetidas veces, su mirada se encuentra con la de aquella chica que le causa desvelo e insobnio día tras día. No puede creer que la está viendo enfrente suyo con su cabello liso cayendo a ambos lados de su rostro, sintiendo su mano y tampoco puede creer que ella lo está mirándolo sólo a él por primera vez.

—No me había dado cuenta que todos se han ido —logra decir aún con nerviosismo en su voz.

La chica aparta su mano del hombro de él, quien siente tristeza de perder el contacto que ella mantenía con su brazo.

—Bueno, visto que estás bien, me voy, tengo algo importante que hacer —él evita la mirada de la joven pensado qué tendrá que hacer ella, qué clase de cosa llamará "importante".

—Si, gracias —se levanta torpemente de su asiento, mete sus cosas rápidamente a su mochila, la coloca en sus hombros y vuelve a mirar a la chica algo apenado —no tendrías que haberte quedado.

—No importa, no tenía planeado salir tan temprano de clase, quizá vaya a tomar un café y después haga lo que tenía planeado.

En su cabeza se repite que será eso tan "importante" que la chica de sus sueños tendrá que hacer esa tarde de un día de mayo.

—También tengo planeado irme a casa a estudiar —confiesa sintiendo su corazón acelerado.

Sin darse cuenta caminan juntos hacia la salida del instituto.

La chica acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja, él la observa pensando que es un gesto muy dulce y tierno, debe ser la chica más guapa que ha visto en su vida, así de sencilla y a su vez diferente.

Minutos después ambos llegan a la estación de autobús.

—Perfecto, espero lo pases bien —dice ella mientras observan al autobús que se detiene enfrente de ellos.

—¿Cómo dices? —logra articular pues estaba tan perdido en ella que no se percato que ambos llegaron a su lugar de destino.

La chica sube al autobús y voltea a verlo sonriente, —Dije que espero lo pases bien estudiando, sospecho que nadie puede pasarla mal charlando con las asignaturas —le dedica una última mirada deslumbrante. El bus avanza, marchandose con la chica a la que observa infinidad de veces todos los días del mes, aquella jovencita que admira el silencio, simplemente le encanta su perfección, porque Elisse es la chica de la que está enamorado desde sus primeros días en la preparatoria.

Minutos después él sube al autobús y se sienta en un sitio libre, sonríe pensado en aquella charla, aquellos minutos compartidos con la chica más linda en su mundo, los mejores cinco minutos de su vida.

Muchos dicen que una simple palabra es el comienzo de una historia increíble con alguien especial, él jamás habría imaginado que eso pudiera suceder en la vida real o al menos en su vida tan ordinaria.

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