Todo estaba planificado para formar una catástrofe, ninguna vida corría peligro, pero para Amelia, su matrimonio era su vida entera, se había dedicado a su esposo en cuerpo y alma, amándolo como nunca amaría a nadie más en su vida, o eso pensaba ella.
La mente de Amelia estaba por las nubes, Patricia se había excedido de la dosis con las dos pastillas que le puso en su bebida, ahora no solo estaba ansiosa por tener sexo, no podía coordinar su cuerpo y su mente estaba apagada, sobretodo después de varios tragos de tequila.— Es hora de irnos.— le gritó Patricia a Amelia, quien solo levantaba las manos y movía su cabeza de un lado al otro, poseída por la droga que cubrió todo su sistema nervioso.Amelia era llevada arrastrada por todo el club hasta la salida, estaban en el último piso de un lujoso hotel, pero los planes de Patricia no eran llevar a su amiga a casa, ya estaba una habitación lista para ella, junto a un invitado sorpresa.— ¿Qué hacemos aquí?— balbuceaba Amelia, aun con tanta droga y alcohol en su cuerpo, ella entendía que algo no estaba bien, debía ir a casa de inmediato, con su esposo.— Esta es, espera aquí, Mike vendrá por ti.— mintió Patricia feliz de lo que pasaría y dejando a Amelia en la cama.— ¿Mike?— preguntó Amelia, sonriendo, en su mente estaba lo mal de su matrimonio y si su esposo vendría a este hotel, sería para arreglar todo de una vez por todas.— Si, me llamó hace unos minutos, reservó esta habitación para ti, solo debes esperarlo un momento.— volvió a mentir Patricia, levantándose de la cama y saliendo de la habitación, sacando su teléfono para llamar a la otra parte de su plan.— Anthony, ya está lista, es la habitación quinientos treinta.— Perfecto.— respondió el hombre encargado de ejecutar tan perverso plan.Por otro lado, un poderoso hombre estaba sentado en el mismo club donde unos minutos atras, Amelia era drogada por su amiga. Éste se da cuenta que algo anda mal con su cuerpo, sobre todo cuando la hermosa y sensual rubia que lo acompañaba, comenzaba a acercarse cada vez más.— Ryan te prometo que la pasaras bien, déjame acompañarte esta noche.— dijo ella mirándolo con coquetería y tocandole la pierna de manera sugerente.Las alertas de Ryan se encendieron de inmediato, él solo había aceptado reunirse con esta mujer por petición de su padre, ya que recién había llegado al país y ella era la hija de un amigo de la familia, la cuál no había dejado de insistirle que quería verlo, de otra forma no lo haría y sabía que ella al querer acostarse con él podría estar planeando obtener algo de su parte, quizás pretendía con esto obligarlo a que se casara con ella o algo más y no le daría oportunidad, odiaba a las mujeres oportunistas, así que se levantó de inmediato.— No te atrevas a volver a tocarme, no quiero verte más. — Masculló y salió de la zona VIP del club para irse directamente a su suite, necesitaba aliviar lo que su cuerpo estaba sintiendo de inmediato, era claro que ella le había hecho algo.En ese momento una desorientada Amelia con las pupilas dilatadas y que había intentado ir al baño, por error termina en el pasillo y al ver al atractivo hombre, alto y fuerte se lanza hacía él, pensando que aún estaba en la habitación y que éste era su esposo.Ryan al ver a esta pequeña y hermosa mujer que ahora tenía en sus brazos, queda completamente deleitado por su aroma, pero aún así intenta apartarla porque a pesar de que su mente estaba difusa por la droga en su sistema sabe que no la conoce.El problema surgió, cuando Amelia se aferra a él e intenta besarlo.— ¿Qué estás haciendo? Aléjate por favor. — Pidió Ryan haciendo uso de todo su autocontrol para no besarla, porque su cuerpo le estaba exigiendo hacerlo.— Amor, quiero estar contigo por favor, estoy muy caliente. — susurró Amelia con una voz muy dulce que salió prácticamente acompañada de un gemido, pensando aún que era su esposo quien la estaba rechazando, sin dejar de intentar besarlo y queriendo tocar su pecho con coquetería.Escuchar esas palabras y mirarla actuar de esta forma, terminó de nublar por completo la mente de Ryan, pensando que esta hermosa mujer podía ser una prostituta y aunque nunca le había interesado estar con esta clase de "mujersuelas", la mujer frente a él lo tenía completamente deleitado.Ryan necesitaba aliviar su cuerpo, así que sin pensarlo demasiado se dejó llevar por sus instintos más salvajes por primera vez en su vida y besó a Amelia con toda la intensidad de su cuerpo, descubriendo que el sabor de los labios de ella eran deliciosos y quería más.Luego de tantos besos apasionados, la llevó a su habitación. Esta sería la mejor noche de su vida.…Cuando Patricia estaba por llamar a Mike para decirle que viniera de inmediato y así encontrara a Amleia acostándose con su amigo y de esa manera ella quedara ante sus ojos como una cualquiera y así finalmente él le solicitara el divorcio, vió a Anthony acercarse a ella molesto.— ¿Qué diablos haces aquí?— increpó Patricia molesta a su amigo Anthony, quien era el encargado de violar a Amelia, no podía entender porque él no estaba con ella en este momento.— Jugaste conmigo, estuve en la habitación y no había nadie, tendré que pescar a otra chica fácil esta noche.— respondió Anthony, alejándose de Patricia al ver a una sexy pelirroja ebria pasar al lado de ellos.— Maldición.— masculló Patricia, sin entender lo que había pasado, ella había dejado a su amiga casi inconsciente en ese lugar, no tenía sentido que ahora no estuviera ahí.《Esa estúpida está arruinando mi plan.》 Pensó ella antes de dirigirse hacia el club de nuevo, pensando que Amelia no podía haberse alejado demasiado en ese estado y tenía que encontrarla cuanto antes para continuar con sus planes.Esperaba encontrarla y luego llamar a Anthony o a cualquier hombre para que estuviera con ella, porque no pensaba perder esta oportunidad, sin saber que ya Amelia estaba en la cama de otro hombre drogada al igual que él, dejándose llevar por la pasión, sin imaginarse qué con esto su vida cambiaría por completo.Mike estaba en un bar cercano a su mansión, viendo como todas las parejas a su alrededor irradiaban amor, recordando los buenos momentos de su matrimonio, dándose cuenta de lo cruel que estaba siendo. Su mente ocupada se dejó llevar por lo incorrecto, pero era la hora de dejar eso a un lado, su esposa lo amaba y él, a pesar de todo, también la amaba todavía, ahora, solo quedaba volver a casa para intentar corregir el rumbo de un matrimonio quebrado. — Amor, te traje…— dijo Mike al entrar a su habitación, con un ramo de rosas en sus manos y sorprendiéndose por no encontrar a su esposa acostada. Luego de buscarla en el baño, era definitivo, Amelia no estaba en la habitación y por la hora las alarmas de Mike se encendieron, desde que estaban casados ella nunca se había atrevido a estar tan tarde fuera de casa, pero esta noche parecía que todo había cambiado, ella ni siquiera le había avisado que saldría.— Maldita sea Amelia, ¿Dónde estás? Contesta el teléfono.— gritaba Mike a
Un par de horas después, era el turno de despertar de Amelia, ella había sido más drogada que Ryan, también había consumido bastante alcohol en el proceso, haciendo que su cabeza estuviera a punto de explotar. Ella no podía entender donde estaba, tampoco recordaba mucho de lo que ocurrió en la noche, solo tenía algunos flashes, con su amiga Patricia en el club, pero después de eso, ella despertaba en una habitación de hotel, complemente desnuda. El pánico se apoderó de su mente, con torpeza, colocaba sus pies en el frío suelo de la habitación, necesitaba encontrar su teléfono, algo no estaba bien, ella no podía estar lejos de casa sola por tantas horas, Mike debía estar al borde de la locura. — No puede ser.— pensó Amelia al llegar a la mesa de noche, en ella había un cheque firmado, con la cifra de diez mil dolares, en el que solo faltaba rellenar con su nombre para poderlo cobrar, estaba acompañado con una nota que decía, “fue una noche espectacular, gracias". Esto no podía est
— Mike por favor, tienes que escucharme, deja que te explique, por favor. — Suplicó Amelia cuando llegaron al baño e intentó abrazar a su esposo, pero fue repelida por una fuerte bofetada que la lanzó al piso, desde el gélido porcelanato italiano del baño, lo miró sin poderlo creer, tocando su mejilla, adolorida y ardiendo, sintiendo como el dolor estaba carcomiendo su pecho. No entendía como el hombre que siempre amó, su esposo, quien había jurado en el altar que la cuidaría y protegería para toda la vida, en este momento la lastimaba de tal forma, simplemente no podía reconocerlo. — Tienes veinticuatro horas para irte de mi casa, olvídate de mí y de lo nuestro, esta humillación no te la podré perdonar jamás.— espetó Mike, yéndose del lugar, no podía soportar seguir viendo a Amelia a los ojos, imaginándose todo lo que había hecho con quién sabe quién toda la noche.Amelia lo vio irse destrozada, se sentía fría por todas partes, su corazón y alma habían sido destruidas, su m
Como una basura, Amelia era echada a la calle, en pleno centro empresarial de la ciudad, vestida de forma inusual y con su cabello aun húmedo, sin mencionar su rostro, manchado por el rímel e hinchado por el llanto, una combinación perfecta para pasar la mayor humillación de su vida. Ante la mirada curiosa de las personas que caminaban por el lugar, Amelia no aguantaba más ser juzgada de esta manera, por lo que buscó alejarse lo más que pudiera de ese edificio, dando un paso en falso a lo que pudo costarle la vida, o como ella lo veía en este momento: acabar con su sufrimiento. Se oyó un fuerte ruido, combinado con un fuerte olor a caucho quemado ocasionado por un frenado de golpe, que no fue suficiente para no impactar a la aturdida mujer. —Mierda.— masculló Ryan, quien iba en el asiento de atrás y saltó del auto donde iba.— señorita, ¿Está bien?— preguntó el fuerte y guapo hombre al llegar a socorrer a la accidentada, quedando petrificado al darse cuanta de quien se trataba y pr
Con el alta médica y Amelia abandonada a su suerte por el hombre que juró amarla por el resto de su vida, ella no tuvo más opción que subir al auto que la atropelló, junto a dos desconocidos, sin entender esta nueva etapa de su vida, ¿Cómo podía recuperar su vida? Y si eso no era posible, ¿Cómo podría salir adelante? Ryan iba en el asiento delantero, junto a su chófer, que de vez en cuando volteaba para ver a su jefe quien ahora tenía un brillo en los ojos que nunca, en los varios años que llevaba trabajando para él había visto. —Con cuidado.— le indicaba Ryan a Amelia cuando llegaron a su edificio, él bajó de inmediato para abrirle la puerta, como un caballero empedernido, que estaba urgido de socorrer a su princesa. Amelia no dijo una palabra, parecía que después de no poder oponerse a irse al apartamento de un desconocido, su lengua se hubiese contraído, ella seguía en shock, sumado al dolor que empezaba a sentir en todo su cuerpo por los golpes del accidente, aunque estos no
Mike no tenía pensado llegar a su mansión, esto podría implicar encontrarse a su esposa, la mujer que pudo burlarse de él, dejándolo en ridículo en su trabajo también, porque a pesar de ser el jefe, esto no evitó que recibiera algunas miradas extrañas de todo su personal cuando salió de su oficina.Luego del juego en el que Patricia quería involucrarlo, Mike la envió con su chófer a su casa, necesitaba despejar su mente, este no era momento para pensar en estar con otra mujer, necesitaba relajar o adormecer su mente, él también estaba sufriendo y lo único que pudo pensar fue en intentar ahogar sus penas con alcohol. El amanecer llegó y mientras Ryan se preparaba para visitar a su padre después de varios años sin verlo, Mike llegaba casi sin poder sostenerse en pie a su mansión, ambos habían sido convocados a la misma reunión, donde estarían cuatro Harrison, los más poderosos por supuesto. —Papá, me alegra mucho verte.— saludó Ryan al más viejo de los Harrison, quien llevaba un bas
Para Ryan, esto solo parecía un drama de su padre y con lo mal que se la llevó con toda su familia en el pasado, esto era lo último que quería, una nueva confrontación, cuando a él le iba de maravilla recorriendo el mundo, haciendo más dinero que todos, disfrutando de muchas cosas a la vez. Pero su percepción de la situacion cambió de repente cuando Joan habló después de un largo silencio en el salón, mientras Paul encendía su enorme pipa de marfil, traída de contrabando desde África. —Esto me parece un completo disparate papá, Ryan se la pasa viajando por todo el mundo, haciendo tonterías y ahora vuelve como un supuesto heredero al trono, ¿Me estás jodiendo?— dijo exaltado Joan, mientras Ryan reía en silencio y Mike solo quería terminar con esto, la resaca controlaba su cuerpo, este no era su momento de pelear por nada. —Para eso es esta reunión, uno de ustedes será el elegido y tus peleas no te ayudan, ahora mismo estás al final de la lista.— respondió calmadamente Paul, su f
— Estoy bien, gracias por preguntar, ya es hora de que me vaya, ya has hecho suficiente por mí.— respondió Amelia, evitando la mirada de Ryan, que era muy intensa y dominante, justo como a ella le gustaba que la viera un hombre, pero su corazón aún le pertenecía a otro, sin importar el daño que le hubiera causado en las últimas horas. — Yo lo causé, aunque entiendo tu incomodidad, solo dime donde vives y ahí te llevo.— dijo Ryan, entendiendo que no podía presionarla demasiado, ya tendría el tiempo de conocerla mejor, ella no podía salir de su visa así nada más. — Me iré en taxi, no te preocupes, además, creo que ya puedo caminar mejor.— mintió Amelia, pero quedando en descubierto cuando intento dar un paso sin sus muletas y caía a los brazos de Ryan, quien afortunadamente la atajó antes de que esta cayera al suelo. — Por supuesto que aún no estás bien, ¿Estás segura de que tienes un lugar a donde ir? Porque tengo la ligera sospecha de que me estás mintiendo sobre es