Un par de horas después, era el turno de despertar de Amelia, ella había sido más drogada que Ryan, también había consumido bastante alcohol en el proceso, haciendo que su cabeza estuviera a punto de explotar.
Ella no podía entender donde estaba, tampoco recordaba mucho de lo que ocurrió en la noche, solo tenía algunos flashes, con su amiga Patricia en el club, pero después de eso, ella despertaba en una habitación de hotel, complemente desnuda.El pánico se apoderó de su mente, con torpeza, colocaba sus pies en el frío suelo de la habitación, necesitaba encontrar su teléfono, algo no estaba bien, ella no podía estar lejos de casa sola por tantas horas, Mike debía estar al borde de la locura.— No puede ser.— pensó Amelia al llegar a la mesa de noche, en ella había un cheque firmado, con la cifra de diez mil dolares, en el que solo faltaba rellenar con su nombre para poderlo cobrar, estaba acompañado con una nota que decía, “fue una noche espectacular, gracias".Esto no podía estar pasando, esto debía ser una pesadilla, su mente volaba de un lado al otro, sintiendo una enorme dificultad para respirar, ella debía recordar lo que había ocurrido anoche, ¿Quién le dejó este dinero y por qué?Amelia tenía la respuesta, desnuda en una habitación de hotel y con ese cheque en la mesa, solo podía significar una cosa: alguien se había acostado con ella pensando que era una prostituta y lo que no entendía era como algo así pudo suceder.Pensar en este hecho la hizo sentir mucho más desesperada, comenzando a temblar mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse, no quería creer que esto había sucedido, pero no podía mentirse al estar desnuda, sentir su cuerpo adolorido por el sexo y sentir ese aroma masculino en la habitación, que en otras circunstancias hubiera pensado que era delicioso.Al encontrar su teléfono al fin, tenía más de cincuenta llamadas de su esposo, así que se vistió rápidamente para irse a su casa con su corazón acelerado, llena de miedo y culpa, ella debía dar muchas explicaciones, su matrimonio, aunque no era el mejor en estos últimos meses, no podía terminar de esta forma, notando por primera vez la tarjeta de un tal Keith que estaba en suelo, viendo el nombre de su posible “cliente” la noche anterior, sintiéndose sucia por dentro y por fuera.Rompió tanto el cheque como la tarjeta, furiosa, mientras las lagrimas se deslizaban por su rostro y los lanzó a la basura antes de irse.— Señorita Amelia.— dijo el mayordomo al verla entrar en la mansión, este transmitía la tragedia en su rostro, haciendo que el corazón de ella se acelerara, al imaginarse lo que ocurriría unos segundos después.Amelia simplemente no pudo decir nada y con un enorme nudo en la garganta se acercó a Mike, su esposo, que estaba dormido en el sofá.— Amor, despierta, lo siento, no sé lo que…— le decía Amelia a su esposo, cuando éste despertó de golpe, no había podido cerrar un ojo en toda la noche, esperando a su esposa, imaginándose cualquier cosa con todo lo que le había dicho Patricia.— No me toques.— gritó Mike, quitando con brusquedad la mano de Amelia de su brazo, esta era la primera vez que él la trataba de esta manera, pero Amelia no pensó que estuviera mal, ella lo merecía.— Necesito que me escuches, no sé lo que pasó, no recuerdo nada de anoche.— intentaba excusarse Amelia y sus ojos volvieron a cristalizarse, estaba muy asustada por lo que podría pasar ahora y no pensaba decirle a su esposo lo que posiblemente había ocurrido en esa habitación del hotel o por lo menos no por ahora.— Cállate, ¿Cómo te atreves a llegar a estas horas y con ese aspecto? Debiste irte de una vez por todas, sin aparecer nunca más por aquí.— espetó Mike, cegado por la ira y por lo que Patricia le hizo pensar, aunque lo que ella le dijo no estaba alejado de la realidad.— Creo que me drogaron, lo juro, no tengo ningún recuerdo de anoche, incluso, creo que.— intentó decir Amelia desesperada y las lagrimas empezaron a deslizarse por su rostro, siendo interrumpida por la presencia de Patricia, vistiendo una de sus pijamas y no entendía por qué, pero sentía que todo esto no era correcto.— Amelia, ¿Cómo pudiste hacerle algo así a Mike sabiendo que él te ama? ¿Cómo pudiste irte con un desconocido y traicionarlo sin pensar en cuanto lo lastimarías? — Preguntó Patricia dejando a su amiga en shock, Amelia no entendía por qué su mejor amiga la estaba acusando de esta forma. — Sé que somos amigas y pensabas que yo no diría nada, pero realmente me decepcionaste y no podía dejar que le hicieras algo así a un hombre tan bueno como Mike.《¿De que hablaba ella? ¿Cómo yo había podido irme con un hombre? Sé que estaba con uno, pero él debió haberme drogado o algo parecido, porque yo nunca traicionaría a mi esposo. 》Pensó Amelia.— No, yo no, creo que alguien me drogó, ¿Por qué no estabas conmigo? Tú debiste estar conmigo y no permitir que nadie me llevara en ese estado. — Le reclamó Amelia a Patricia, no entendía su actitud ni la razón por la cual le había dicho esto a Mike en lugar de hablar las cosas con ella primero.— No digas tonterías, tú no estabas drogada, tú ya habías hecho esto antes, te dije que dejarás de hacer esas cosas y en un descuido que fui al baño tú ya habías desaparecido con un hombre. — Gritó Patricia furiosa y Amelia la miró desconcertada.Su amiga, en quien siempre confío, la estaba acusando sin ninguna piedad y diciendo mentiras, porque sabía que sí pudo irse con ese hombre bajo la influencia de una droga, pero nunca había hecho algo así antes, nunca había traicionado a su esposo y nunca lo hubiese hecho si no le hubiesen puesto algo en su bebida, ella había sido violada.— Estás mintiendo, yo no he hecho algo así, ¿De qué estas hablando? ¿Cómo te atreves a calumniarme así? — Cuestionó Amelia furiosa mientras se lanzaba hacia la mujer que siempre pensó que era su amiga para abofetearla por la mentira y por estar intentando hundirla ahora que más necesitaba algo que le permitiera seguir a flote, pero antes de que pudiera llegar a ella, su brazo fue tomado con gran fuerza.— Cállate de una vez Amelia, la única mentirosa aquí eres tú, eres una asquerosa cualquiera, debes darte un baño para quitar la suciedad, hueles a su perfume. — Gritó Mike ardiendo de ira y la empezó a arrastrar escaleras arriba.Amelia se dejó llevar por su esposo sin ninguna oposición, aturdida, él no confiaba en ella ahora y su corazón empezaba a doler demasiado por sus insultos, podía entender que él podía sentirse terrible por ser traicionado, pero ella también pensó que él lo había hecho y no había actuado de una manera tan cruel.— Mike por favor, tienes que escucharme, deja que te explique, por favor. — Suplicó Amelia cuando llegaron al baño e intentó abrazar a su esposo, pero fue repelida por una fuerte bofetada que la lanzó al piso, desde el gélido porcelanato italiano del baño, lo miró sin poderlo creer, tocando su mejilla, adolorida y ardiendo, sintiendo como el dolor estaba carcomiendo su pecho. No entendía como el hombre que siempre amó, su esposo, quien había jurado en el altar que la cuidaría y protegería para toda la vida, en este momento la lastimaba de tal forma, simplemente no podía reconocerlo. — Tienes veinticuatro horas para irte de mi casa, olvídate de mí y de lo nuestro, esta humillación no te la podré perdonar jamás.— espetó Mike, yéndose del lugar, no podía soportar seguir viendo a Amelia a los ojos, imaginándose todo lo que había hecho con quién sabe quién toda la noche.Amelia lo vio irse destrozada, se sentía fría por todas partes, su corazón y alma habían sido destruidas, su m
Como una basura, Amelia era echada a la calle, en pleno centro empresarial de la ciudad, vestida de forma inusual y con su cabello aun húmedo, sin mencionar su rostro, manchado por el rímel e hinchado por el llanto, una combinación perfecta para pasar la mayor humillación de su vida. Ante la mirada curiosa de las personas que caminaban por el lugar, Amelia no aguantaba más ser juzgada de esta manera, por lo que buscó alejarse lo más que pudiera de ese edificio, dando un paso en falso a lo que pudo costarle la vida, o como ella lo veía en este momento: acabar con su sufrimiento. Se oyó un fuerte ruido, combinado con un fuerte olor a caucho quemado ocasionado por un frenado de golpe, que no fue suficiente para no impactar a la aturdida mujer. —Mierda.— masculló Ryan, quien iba en el asiento de atrás y saltó del auto donde iba.— señorita, ¿Está bien?— preguntó el fuerte y guapo hombre al llegar a socorrer a la accidentada, quedando petrificado al darse cuanta de quien se trataba y pr
Con el alta médica y Amelia abandonada a su suerte por el hombre que juró amarla por el resto de su vida, ella no tuvo más opción que subir al auto que la atropelló, junto a dos desconocidos, sin entender esta nueva etapa de su vida, ¿Cómo podía recuperar su vida? Y si eso no era posible, ¿Cómo podría salir adelante? Ryan iba en el asiento delantero, junto a su chófer, que de vez en cuando volteaba para ver a su jefe quien ahora tenía un brillo en los ojos que nunca, en los varios años que llevaba trabajando para él había visto. —Con cuidado.— le indicaba Ryan a Amelia cuando llegaron a su edificio, él bajó de inmediato para abrirle la puerta, como un caballero empedernido, que estaba urgido de socorrer a su princesa. Amelia no dijo una palabra, parecía que después de no poder oponerse a irse al apartamento de un desconocido, su lengua se hubiese contraído, ella seguía en shock, sumado al dolor que empezaba a sentir en todo su cuerpo por los golpes del accidente, aunque estos no
Mike no tenía pensado llegar a su mansión, esto podría implicar encontrarse a su esposa, la mujer que pudo burlarse de él, dejándolo en ridículo en su trabajo también, porque a pesar de ser el jefe, esto no evitó que recibiera algunas miradas extrañas de todo su personal cuando salió de su oficina.Luego del juego en el que Patricia quería involucrarlo, Mike la envió con su chófer a su casa, necesitaba despejar su mente, este no era momento para pensar en estar con otra mujer, necesitaba relajar o adormecer su mente, él también estaba sufriendo y lo único que pudo pensar fue en intentar ahogar sus penas con alcohol. El amanecer llegó y mientras Ryan se preparaba para visitar a su padre después de varios años sin verlo, Mike llegaba casi sin poder sostenerse en pie a su mansión, ambos habían sido convocados a la misma reunión, donde estarían cuatro Harrison, los más poderosos por supuesto. —Papá, me alegra mucho verte.— saludó Ryan al más viejo de los Harrison, quien llevaba un bas
Para Ryan, esto solo parecía un drama de su padre y con lo mal que se la llevó con toda su familia en el pasado, esto era lo último que quería, una nueva confrontación, cuando a él le iba de maravilla recorriendo el mundo, haciendo más dinero que todos, disfrutando de muchas cosas a la vez. Pero su percepción de la situacion cambió de repente cuando Joan habló después de un largo silencio en el salón, mientras Paul encendía su enorme pipa de marfil, traída de contrabando desde África. —Esto me parece un completo disparate papá, Ryan se la pasa viajando por todo el mundo, haciendo tonterías y ahora vuelve como un supuesto heredero al trono, ¿Me estás jodiendo?— dijo exaltado Joan, mientras Ryan reía en silencio y Mike solo quería terminar con esto, la resaca controlaba su cuerpo, este no era su momento de pelear por nada. —Para eso es esta reunión, uno de ustedes será el elegido y tus peleas no te ayudan, ahora mismo estás al final de la lista.— respondió calmadamente Paul, su f
— Estoy bien, gracias por preguntar, ya es hora de que me vaya, ya has hecho suficiente por mí.— respondió Amelia, evitando la mirada de Ryan, que era muy intensa y dominante, justo como a ella le gustaba que la viera un hombre, pero su corazón aún le pertenecía a otro, sin importar el daño que le hubiera causado en las últimas horas. — Yo lo causé, aunque entiendo tu incomodidad, solo dime donde vives y ahí te llevo.— dijo Ryan, entendiendo que no podía presionarla demasiado, ya tendría el tiempo de conocerla mejor, ella no podía salir de su visa así nada más. — Me iré en taxi, no te preocupes, además, creo que ya puedo caminar mejor.— mintió Amelia, pero quedando en descubierto cuando intento dar un paso sin sus muletas y caía a los brazos de Ryan, quien afortunadamente la atajó antes de que esta cayera al suelo. — Por supuesto que aún no estás bien, ¿Estás segura de que tienes un lugar a donde ir? Porque tengo la ligera sospecha de que me estás mintiendo sobre es
Desde su graduación en una de las escuelas culinarias más prestigiosas de París, Ryan solo había cocinado unas pocas veces y todas habían sido para Alison, quien degustaba felizmente de cada bocado, sobre todo del postre. Ahora, a pesar del pequeño incidente con las verduras, Ryan volvía a preparar una exquisitez que sirvió generosamente, pero no lo entregó él como tenía pensado, le ordenó a una de sus empleadas que lo hiciera, él necesitaba estar a solas para poder pensar todo lo que ocurría a su alrededor. —¿Puedo pasar?— preguntaba Stuart, en la puerta del despacho de Ryan, había pasado ya una hora desde el incidente en la cocina.—Creo haberte pedido un momento a solas.— respondió Ryan con cara de pocos amigos. —No entiendo por qué te enrollas tanto, si, es la esposa de tu sobrino, pero no has hecho nada malo, lo que ocurrió fue un accidente.— dijo Stuart, creyendo que todo moría aquí, solo era una chica muy hermosa, alguien por quien cualquier hombre moriría por estar, p
Para Ryan, con cada segundo que pasaba el tormento en su mente se incrementaba, eran más las preguntas que respuestas las que tenía y por esta razón debía mantener la mayor cantidad de tiempo a la esposa de su sobrino a su lado. Ellos definitivamente no estaban bien, Amelia estaba desaliñada al momento del accidente y esto significaba que algo ocurrió para que Mike la echara del edificio, ahora, ¿Por qué Amelia hizo lo que hizo en ese hotel? ¿Mike envió a su propia esposa a seducirlo para tener alguna oportunidad de quedarse con la empresa?Nada tenía sentido, sobre todo por lo que dijo su abuelo, quien aparentemente le tenía mucho aprecio a Amelia y que Mike pensara en hacer esto no encajaba en lo absoluto. —Mientras ella siga aquí, debes investigar todo sobre su vida, presente y pasado, hay algo que no cuadra y necesito saberlo antes de alejarla.— sentenció Ryan, indicándole con un simple gesto a Stuart que lo dejara solo. Stuart estaba completamente en contra de esto, pero