Capitulo 4

Un par de horas después, era el turno de despertar de Amelia, ella había sido más drogada que Ryan, también había consumido bastante alcohol en el proceso, haciendo que su cabeza estuviera a punto de explotar.

Ella no podía entender donde estaba, tampoco recordaba mucho de lo que ocurrió en la noche, solo tenía algunos flashes, con su amiga Patricia en el club, pero después de eso, ella despertaba en una habitación de hotel, complemente desnuda.

El pánico se apoderó de su mente, con torpeza, colocaba sus pies en el frío suelo de la habitación, necesitaba encontrar su teléfono, algo no estaba bien, ella no podía estar lejos de casa sola por tantas horas, Mike debía estar al borde de la locura.

— No puede ser.— pensó Amelia al llegar a la mesa de noche, en ella había un cheque firmado, con la cifra de diez mil dolares, en el que solo faltaba rellenar con su nombre para poderlo cobrar, estaba acompañado con una nota que decía, “fue una noche espectacular, gracias".

Esto no podía estar pasando, esto debía ser una pesadilla, su mente volaba de un lado al otro, sintiendo una enorme dificultad para respirar, ella debía recordar lo que había ocurrido anoche, ¿Quién le dejó este dinero y por qué?

Amelia tenía la respuesta, desnuda en una habitación de hotel y con ese cheque en la mesa, solo podía significar una cosa: alguien se había acostado con ella pensando que era una prostituta y lo que no entendía era como algo así pudo suceder.

Pensar en este hecho la hizo sentir mucho más desesperada, comenzando a temblar mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse, no quería creer que esto había sucedido, pero no podía mentirse al estar desnuda, sentir su cuerpo adolorido por el sexo y sentir ese aroma masculino en la habitación, que en otras circunstancias hubiera pensado que era delicioso.

Al encontrar su teléfono al fin, tenía más de cincuenta llamadas de su esposo, así que se vistió rápidamente para irse a su casa con su corazón acelerado, llena de miedo y culpa, ella debía dar muchas explicaciones, su matrimonio, aunque no era el mejor en estos últimos meses, no podía terminar de esta forma, notando por primera vez la tarjeta de un tal Keith que estaba en suelo, viendo el nombre de su posible “cliente” la noche anterior, sintiéndose sucia por dentro y por fuera.

Rompió tanto el cheque como la tarjeta, furiosa, mientras las lagrimas se deslizaban por su rostro y los lanzó a la basura antes de irse.

— Señorita Amelia.— dijo el mayordomo al verla entrar en la mansión, este transmitía la tragedia en su rostro, haciendo que el corazón de ella se acelerara, al imaginarse lo que ocurriría unos segundos después.

Amelia simplemente no pudo decir nada y con un enorme nudo en la garganta se acercó a Mike, su esposo, que estaba dormido en el sofá.

— Amor, despierta, lo siento, no sé lo que…— le decía Amelia a su esposo, cuando éste despertó de golpe, no había podido cerrar un ojo en toda la noche, esperando a su esposa, imaginándose cualquier cosa con todo lo que le había dicho Patricia.

— No me toques.— gritó Mike, quitando con brusquedad la mano de Amelia de su brazo, esta era la primera vez que él la trataba de esta manera, pero Amelia no pensó que estuviera mal, ella lo merecía.

— Necesito que me escuches, no sé lo que pasó, no recuerdo nada de anoche.— intentaba excusarse Amelia y sus ojos volvieron a cristalizarse, estaba muy asustada por lo que podría pasar ahora y no pensaba decirle a su esposo lo que posiblemente había ocurrido en esa habitación del hotel o por lo menos no por ahora.

— Cállate, ¿Cómo te atreves a llegar a estas horas y con ese aspecto? Debiste irte de una vez por todas, sin aparecer nunca más por aquí.— espetó Mike, cegado por la ira y por lo que Patricia le hizo pensar, aunque lo que ella le dijo no estaba alejado de la realidad.

— Creo que me drogaron, lo juro, no tengo ningún recuerdo de anoche, incluso, creo que.— intentó decir Amelia desesperada y las lagrimas empezaron a deslizarse por su rostro, siendo interrumpida por la presencia de Patricia, vistiendo una de sus pijamas y no entendía por qué, pero sentía que todo esto no era correcto.

— Amelia, ¿Cómo pudiste hacerle algo así a Mike sabiendo que él te ama? ¿Cómo pudiste irte con un desconocido y traicionarlo sin pensar en cuanto lo lastimarías? — Preguntó Patricia dejando a su amiga en shock, Amelia no entendía por qué su mejor amiga la estaba acusando de esta forma. — Sé que somos amigas y pensabas que yo no diría nada, pero realmente me decepcionaste y no podía dejar que le hicieras algo así a un hombre tan bueno como Mike.

《¿De que hablaba ella? ¿Cómo yo había podido irme con un hombre? Sé que estaba con uno, pero él debió haberme drogado o algo parecido, porque yo nunca traicionaría a mi esposo. 》Pensó Amelia.

— No, yo no, creo que alguien me drogó, ¿Por qué no estabas conmigo? Tú debiste estar conmigo y no permitir que nadie me llevara en ese estado. — Le reclamó Amelia a Patricia, no entendía su actitud ni la razón por la cual le había dicho esto a Mike en lugar de hablar las cosas con ella primero.

— No digas tonterías, tú no estabas drogada, tú ya habías hecho esto antes, te dije que dejarás de hacer esas cosas y en un descuido que fui al baño tú ya habías desaparecido con un hombre. — Gritó Patricia furiosa y Amelia la miró desconcertada.

Su amiga, en quien siempre confío, la estaba acusando sin ninguna piedad y diciendo mentiras, porque sabía que sí pudo irse con ese hombre bajo la influencia de una droga, pero nunca había hecho algo así antes, nunca había traicionado a su esposo y nunca lo hubiese hecho si no le hubiesen puesto algo en su bebida, ella había sido violada.

— Estás mintiendo, yo no he hecho algo así, ¿De qué estas hablando? ¿Cómo te atreves a calumniarme así? — Cuestionó Amelia furiosa mientras se lanzaba hacia la mujer que siempre pensó que era su amiga para abofetearla por la mentira y por estar intentando hundirla ahora que más necesitaba algo que le permitiera seguir a flote, pero antes de que pudiera llegar a ella, su brazo fue tomado con gran fuerza.

— Cállate de una vez Amelia, la única mentirosa aquí eres tú, eres una asquerosa cualquiera, debes darte un baño para quitar la suciedad, hueles a su perfume. — Gritó Mike ardiendo de ira y la empezó a arrastrar escaleras arriba.

Amelia se dejó llevar por su esposo sin ninguna oposición, aturdida, él no confiaba en ella ahora y su corazón empezaba a doler demasiado por sus insultos, podía entender que él podía sentirse terrible por ser traicionado, pero ella también pensó que él lo había hecho y no había actuado de una manera tan cruel.

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