Me encontraba aburrida, eso de estar viendo pantallas era el trabajo más aburrido que podía existir.
Aproveché para sacar mi móvil y entretenerme en las redes sociales y juegos. ¿Quién iba a robar en esta gran empresa?
—No sabía que nuestros empleados podían jugar en horas de trabajo.
Di un salto en mi silla, solté mi móvil y este cayó al suelo. Fray Wolf, estaba en la puerta de brazos cruzados.
—Disculpe, señor, es que…
—¿Estabas aburrida? Lo sé, no tienes las mejores películas en esas pantallas. —Se acercó, tomó mi teléfono y me lo entregó—. Mucho gusto soy Fray Wolf.
Extendió su mano y la tomé.
—Mucho gusto señor soy Circe Hall.
Me miró de manera detenida por algunos segundos, soltó mi mano y se recostó en la pared.
—Solo dime Fray.
Esto era muy raro, ¿Qué hacía él aquí? Estaba en el lugar más escondido de este edificio y Fray uno de los jefes de la empresa, estaba aquí conmigo.
—¡Circe! —el jefe de seguridad gritó mi nombre al mismo tiempo que ingresaba a la habitación. Su cara era de enojo, pero al ver a Fray, cambió por completo. —Señor, ¿sucede algo?
—No, todo está bien.
—Si necesita alguna información yo soy la persona indicada para dársela, no ella.
—Te aseguro que lo que necesito, solo me puede dar ella. Ahora vete, si no quieres que te despida y Circe ocupe tu lugar.
El jefe de seguridad se sintió avergonzado y salió de la habitación.
Fray enseguida empezó a reírse y yo le seguí. La cara del ogro del jefe de seguridad fue realmente chistosa cuando Fray le habló de esa manera.
—¡Fray!
Mi risa se detuvo de inmediato al notar que su hermano, el pervertido, mi jefe había llegado también a la habitación.
Es que acaso hoy era el día para reunirse en esa cueva de lucifer y nadie me lo había informado.
—¡Hermano! Me alegra verte. Estaba conociendo a una de nuestras empleadas, ¿ya la conoces?
—¡No! —respondió de inmediato. Además de pervertido, era un mentiroso.
—Pues te la presento: es Circe y es nueva en la empresa.
Él solo asintió, ni siquiera un hola o bienvenida. Era todo un arrogante, ya que ni siquiera era capaz de verme a la cara.
—¡Vámonos! Tenemos que hablar. —ordenó a su hermano.
—Está bien, mucho gusto Circe, espero nos veamos pronto y disculpa a mi hermano Edón, pasa por un mal momento.
—¡Fray, vámonos! —exigió de nuevo.
Este hizo caso a su hermano y salieron de la habitación. Fray parecía un tipo agradable, pero su hermano era todo lo contrario, era todo un arrogante, mentiroso y pervertido. Era seguro que iba a agregar más adjetivos a esa lista. Desde que lo conocí tenía una mala impresión de él. Podía ser guapo, mucho más que Fray, pero su carácter borraba todo lo bueno que era físicamente.
(...)
—¿Es una broma? —inquirió mi amiga
—No, ya te dije que tus dos jefes estuvieron en la misma habitación conmigo.
—Eres una mujer con mucha suerte, ya tienes a los dos detrás de ti.
—Ninguno de los dos son para mi, sobre todo el tal Edón, es todo un arrogante, maleducado.
—Pero es guapísimo…
—Pero sigue siendo arrogante… no me interesa y si Fray fue a darme la bienvenida con el fin de lograr algo conmigo, pues te aseguro que se llevó una gran decepción. Yo no soy para nada parecida a las chicas de esta empresa.
—No te subestimes Circe, tú eres especial. Ahora apresúrate que vas a perder el bus.
—No podré irme contigo, el insoportable del jefe de seguridad me ha pedido que me quedé un par de horas más.
—Pero eso no puede ser.
—Lo sé, pero no quiero que piense que no puedo colaborar, me quedaré dos horas hasta que llegue mi reemplazo, después tomaré un taxi.
—Te cuidas amiga.
Corté la llamada y dirigí mi mirada a las cámaras de seguridad, esta era la hora más interesante durante el día. Todos los empleados salían, tomaban su auto y se iban. Ví como Edon y Fray subían a su auto.
Edon dirigió su mirada a la cámara de seguridad, su mirada me causaba terror, era como si él supiera que yo lo veía en ese momento.
Cambié de monitor y seguí observando como todos se iban. Media hora después ya todo estaba vacío. Esperé el resto de las horas hasta que llegó mi reemplazo. Empecé a caminar, ya que olvidé que no tenía suficiente dinero para pagar un taxi.
Decidí tomar un atajo y cruzar el parque, así mi camino sería más corto. La noche estaba siendo fría, me abracé a mi misma y apresuré mis pasos.
El sonido del aire entre las ramas era lo único que me acompañaba. De pronto sentí una presencia extraña, vi una sombra correr delante mi. Me detuve de inmediato y miré a mi alrededor. Todo estaba oscuro, mi única luz era la de la enorme luna del cielo.
Seguí caminando y esta vez escuché pasos detrás de mí, no quise ni voltear a ver, empecé a correr entre los árboles, ya conocía estos finales y a la chica nunca le iba bien.
Nada me detuvo seguí corriendo como si estuviera en una maratón. Sentía mi corazón desbocado y mis pulmones quedándose sin aire.
Estaba a punto de llegar a la salida del parque, cuando un enorme lobo blanco se interpuso en mi camino.
Me detuve de inmediato. Tenía una mirada furiosa, sus ojos rojos y su dentadura filosa —Lindo perrito, solo déjame salir… —pero cada vez se ponía más furioso. De un momento se lanzó hacia mí y no pude hacer nada, caí al suelo y el lobo encima de mí.
Iba a morir, lo bueno era que nadie iba a extrañarme, además de mi amiga Ada.
El lobo soltó un gruñido, lo que provocó que cerrara mis ojos e hiciera mi cara a un lado. Lo extraño de todo esto era que tenía un olor extraño, no era animal salvaje, era más… ese olor lo había sentido en algún lugar, pero el miedo en esos instantes no dejaba que tuviera mis ideas claras.
Escuché un aullido a unos metros, así que abrí mis ojos y vi como otro lobo también con sus ojos rojos corría hacia nosotros, empujó al lobo blanco, lanzándolo unos metros lejos de mí. El lobo negro corrió hacia el otro lobo e iniciaron una pelea entre ellos.
<<¡Corre Circe!>> gritó una voz interna dentro de mí.
Me puse de pie y empecé a correr, esta vez nadie me detendría, pero canté victoria demasiado temprano, el lobo blanco volvió aparecer frente a mí. Retrocedí unos pasos, pero topé con el lobo negro. Esto estaba mal, ya no iba a morir por un lobo sino por dos.
Cerré mis ojos, no podía terminar así, mi vida no iba a terminar de esa manera, aún tenía muchos sueños que cumplir. Escuché un par de gruñidos cerca de mí. Empuñé mis manos, tenía que defenderme, tenía que hacer algo para librarme de estos dos animales salvajes. Un calor empezó a recorrer todo mi cuerpo, la adrenalina estaba a mil en mi cuerpo.
—¡Noooooooo! —grité y extendí mis dos manos, abrí mis ojos de inmediato y vi como los dos lobos eran lanzados varios metros lejos de mí —¡Wow! ¿Yo hice eso? ¿Cómo?
Miré a mi alrededor, los dos lobos estaban otra vez de pie y se dirigían a mí, pero entre más se acercaban, esas figuras animales se desvanecen y se convertían en hombres, esto no podía ser cierto. ¡El pervertido y su hermano! Todo a mi alrededor oscureció, sentí mi cuerpo pesado y no pude resistir más, caí al suelo.
Edón—¿Qué te sucede? Has estado callado todo el camino. —Habló mi hermano. Desde el día de ayer estaba desconcertado. Una chica, una nueva empleada, tenía un olor muy peculiar. Desde la mañana una fragancia llamó mi atención. Mi nariz no podía fallarme, nunca había sentido algo igual. Mi corazón empezó a latir de manera desenfrenada. Eso solo significaba que mi compañera estaba cerca, muy cerca. Llegué hasta los casilleros de las empleadas y dentro de uno de ellos el olor era más latente. Arranqué el candado y encontré una blusa. Pasé mi nariz por aquella prenda, nunca había sentido un olor como este, era una combinación entre tierra, árboles, hojas, como el olor del bosque por las mañana. Estaba seguro de que al fin mi compañera estaba en este mundo. Pero la desilusión llegó cuando una chica con el cabello alborotado, sin maquillaje y con la ropa desaliñada, reclamó diciendo que era su blusa. Ella no podía ser mi compañera. Desde ese momento estaba confundido. Pedí información
Circe—¡No, no, no! —grité. Abrí mis ojos, mi respiración estaba agitada. Miré a mi alrededor. Este lugar era conocido para mi. Me encontraba en mi cama. —Pero…¿Cómo? Volví a cerrar mis ojos y recordé los sucesos de la noche anterior. Dos lobos, Edón y Fray, mis manos lanzando poderes.¿Poderes? Estaba loca. Tuvo que ser una pesadilla. Pero entonces, ¿Cómo es que estaba aquí? Bueno, no tenía idea y no iba a quebrarme la cabeza con lo mismo. Estaba en mi casa al parecer sana y salva y eso era suficiente para mí. —¡Oh, no! ¿Qué hora es? —me levanté de prisa y busqué mi móvil. En ese momento me di cuenta de que aún tenía el uniforme. ¡Maldita sea! Lo que me hacía falta. Ví la hora, me quedaba poco tiempo para ir a mi trabajo. Así que tomé una ducha rápida. Planché el uniforme y volví a colocarlo. Me puse los tacones, tomé mi bolso y bajé de prisa, tenía pocos minutos para llegar al metro. Por primera vez lo tomé a tiempo y encontré un lugar para sentarme. Llegué a Wolf’s Company y
—¡Cuéntamelo todo! —Ada se interpuso en mi camino. —Fuimos en su auto, me llevó a mi apartamento, me despedí de él y ya eso fue todo. —Tuvo que haber pasado algo más. —No hay nada más Ada. Mi amiga si que era insistente, desde que nos encontramos en la entrada de la empresa no paraba de hacerme la misma pregunta. No quería que pensara cosas equivocadas así que preferí no contarle sobre la invitación de Fray a la cual me había negado. —Amiga yo hubiera aprovechado y lo invito a tomar una taza de café a mi apartamento como agradecimiento por su caballerosidad. —No es apropiado Ada, además no quiero que él tome ideas equivocadas. —Pues en tu lugar, preferiría que se tomara todas las ideas equivocadas que quiera. Negué con mi cabeza. Me despedí de mi amiga y me dirigí a mi puesto de trabajo. Casi caigo de espaldas al encontrarme a Fray en la habitación. —¿Qué haces aquí? —Buenos días Circe, ayer dejamos una conversación pendiente. —Yo la dejé concluída. No aceptaré ninguna inv
Edón—Hola cariño, ya vas a terminar. Chiara, mi secretaría entró a mi oficina. Contoneaba sus caderas mientras se acercaba. Pasó su mano por mi cuello y se sentó sobre mis piernas. Chiara tenía todo lo que me encantaba de una mujer, cabello sedoso, piel bien cuidada, labios rojos, senos y glúteos mucho más grandes de las palmas de mi mano. Ella era una buena diversión para mí. La tomé por la cintura y la puse de ahorcajadas sobre mis piernas. Solté un par de botones y empecé a besar su cuello. —Pusiste el seguro en la puerta, no quiero que Fray nos interrumpa como la última vez. —Tu hermano no está en la oficina, salió desde hace rato. Lo vi salir con dos chicas. —¿Chicas? ¿Quiénes? —Ada era una de ellas, la otra ni siquiera la conozco y por su aspecto dudé por instantes que trabajara en esta empresa. Eso llamó mi atención. Me despegué de Chiara y me dirigí hacia ella —¿Cómo era la otra chica? —No la recuerdo muy bien, pero no pude omitir su cabello alborotado, sin maquillaje
Tomé a Circe entre mis brazos y la llevé hasta su habitación. La otra noche estuve aquí y conocía cada habitación de su casa —Vete de aquí. —exigí. —No, ella estaba conmigo y yo me encargo de cuidarla. —Contradijo Fray.—¡Vete! —rugí. Sentí mis manos, mis garras habían hecho su aparición. Muy pronto esto se convertiría en una pelea y no quería hacerlo. —Te digo que te vayas. —exigíMi hermano obedeció, pero no porque quisiera, sabía que ante una pelea no iba a poder vencerme, sobre todo por lo furioso que en este momento me encontraba. Fray salió de la habitación y de la casa de Circe. La vi tendida en su cama, cuando de pronto empezó a dar arcadas. Esa no era una buena señal. La levanté de la cama y la llevé hasta su baño. —Si quieres vomitar, hazlo aquí y no en tu cama. —Edon no. Déjame, me siento bien. —Balbuceó—¿Bien? Apenas y puedes mantenerte de pie. Lo que necesitas es una ducha fría. —Ni siquiera lo digas, tengo pavor al agua fría. —Eso te ayudará a recobrar tus cinco se
Circe—¡Edon! Dios… eso es tan… tan…Abrí mis ojos de pronto. Estaba en mi habitación, miré a mi lado, la cama estaba vacía. ¿Qué esperaba? A un hombre guapo. Sentí un dolor de cabeza terrible y a mi mente venían imágenes confusas, un bar, Fray, Edon, una regadera y un beso apasionado. Sacudí mi cabeza y recordé que hoy era día de trabajo. —¡No! ¡Dios, por favor que no sea tarde! Busqué mi móvil entre las sábanas. En verdad que había sido muy mala idea celebrar en días de trabajo. Me asombré al ver la hora, eran las ocho en punto. A esa hora tenía que estar en Wolf’s Company en mi nuevo puesto. «Si era una tonta, me daban un nuevo puesto y me quedaba dormida»—¡Maldita sea! Me levanté de prisa y me dirigí al baño, mi uniforme estaba en el piso, así que tal vez lo de la regadera no era solo un sueño. Me agaché. La ropa tenía un olor a húmedo. Volví a maldecir. ¿Ahora que iba a hacer? Escuché mi móvil sonar, sal del baño, corrí y respondí. —¡Aló!. —Hola hermosa. Miré la pan
Regresé a la cueva de Lucifer, pero este lugar era mejor que estar allá arriba, en donde Edon y Fray eran como dos lobos hambrientos. Recosté mi rostro sobre la mesa.Nunca en mis veintitantos años de vida, tuve tantas emociones como estos días en Wolf’s Company.—¿Viene a trabajar o a dormir? —Levante mi rostro ante aquel reclamo. Se trataba de mi amargado jefe.—A trabajar señor. —respondí —Entonces, deje de dormir. —reclamó y desapareció de mi vista.Miré hacia las pantallas, no ocurría nada interesante, ¿Qué iba a pasar en un aburrido estacionamiento? En una de ellas podía visualizar el auto de Edon.Ese imbécil la había hecho sentir tan avergonzada. Tal vez debo ser más dura y quedarme con el puesto que Fray me ofreció. —Te odio Edon Wolf, ojalá tu lindo auto, se hiciera pedazos. —Dije con enojo, mientras veía la pantalla. Empuñé mi mano como si fingiera tener su auto en palma y lo aplastaba.Tenía tanto enojo que en verdad quería tenerlo en mi mano y aplastarlo. <
Antes de llegar a la dirección que la señora Wolf me indicó, pasamos a la casa de Ada. Ella quería que me pusiera uno de sus vestidos, pero no era una mujer de usar ese tipo de ropa, mucho menos tacones. Me puse unos jeans y una blusa.—Eres una necia Circe, así no vas a impresionar a nadie —reclamó mi amiga, mientras íbamos en el taxi.—No quiero impresionar a nadie, voy a esta fiesta porque la señora Wolf, tuvo la cortesía de invitarme, de lo contrario no hubiera asistido.Solo iba por cortesía, ya que por Fray y mucho menos por Edon iba a estar en esta cena. —En la cena de los ricos, siempre debes llevar ropa elegante y no prendas simples. —se quejó mi amiga , ella si llevaba un vestido elegante, color negro, con tacones altos de color dorado. Llegamos a la dirección en donde se llevaría a cabo la cena de bienvenida. No entendía porque hacían una cena casi una semana después del regreso de Fray. —Está no es la casa de los Wolf. —mencionó mi amiga.—¿Por qué lo dices? —pregunté