--No por favor… Papá… Papi… --la niña era sostenida por la mano de Camille y esta no permitía que la pequeña Niña saliese corriendo hacia su padre, quien era golpeado una y otra vez por Cedrik, mientras este solo parecía estar esquivando los golpes que venían una y otra vez sin secar de parte de su hermano.
--Vamos… Dale un pequeño gusto a tu hija y llora, implora por tu vida, siempre he pensado que eres un cobarde al igual que él… Vamos. ¿Qué esperas? Llora…
Adrien no hizo el mal mínimo ruido, no mostró el dolor que le provocaban sus golpees, el hecho de que aún estaba convaleciente de aquellos disparos y el hecho de que aquella descarga eléctrica lo tenía terriblemente aturdido, él no le daría el gusto a ese malnacido de saber que aquel dolor que lo poseía por completo era intenso, dio un gran s
Sus manos temblaban, estaba tan asustada, estaba tan nerviosa no podía creer lo que había hecho, no podía simplemente asimilar el hecho de que ella había disparado su arma hacia Cedrik, pero también estaba determinada en que no permitiría que le hicieran daño a la su hija y a Adrien quien al parecer despertaba a cada segundo de aquellas descargas y golpes de los que Cedrik se había encargado de ofrecerle, se imaginaba que en aquel momento Evans debía estar enojado, por el hecho de que ella no había esperado a que llegara el equipo espacial para ayudar a Adrien y que ella había venido de inmediato mientras él se distrajo con ayuda de Teva y había robado el arma de Evans en un solo descuido.Pero ahora se alegraba del hecho de haber venido, de no haberlo hecho su hija estuviese ahora en manos de ese hijo de puta, de no haberlo hecho no podría ni imaginarse lo que le hubiese podido
--Hola abuela, hoy hace un día hermoso afuera, deberíamos salir… --la mujer que una vez había sido hermosa, observo aquellos hermosos ojos que le recordaban a su hijo y asintió hacia la adolescente que le sonreía con tranquilidad.--Es un lindo día Cristel… Vamos, quiero ver las flores…--Están hermosas sin duda te encantaran…Cristel caminó empujando la silla de ruedas hacia el jardín de aquel sanatorio mental, mientras que Camille le hablaba de las hermosas flores que ella una vez vio cuando era joven y llego a cultivar, también le hablo sobre el hecho de que ahora ya parecía que el otoño durara tanto tiempo y que el invierno muchas veces era crudo y cruel en aquella habitación, algo que había preocupado a la preciosa chica de ahora unos quince años la cual le había prometido que hablaría con la clínica para
--¿Chantal Rossel? ¿Desea usted recibir a Adrien Leroux como esposo y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida? El aire estaba totalmente tranquilo y todo estaba tan silencioso, hasta que el sacerdote repite una y otra vez mi supuesto nombre. Y en ese momento recuerdo que me está hablando a mí, ya que soy Chantal Rossel, por lo que me despierto de repente y descubro que todos están esperando mi respuesta, pues cuando digo todos significa mi tío y el sacerdote. --¿Señorita Chantal, lo recibes?, Hay algún problema en todo esto ¿Se encuentra usted dudando de su decisión? --¿Dudo? No lo sé, la verdad es que si lo hago, pero entonces si lo hago ¿qué La música y el ambiente alegre era la sinfonía del día, todos los enamorados y el sin fin de solteros codiciosos de encontrar el amor en las calles de París. No había nadie mejor para celebrar el día del trabajador que un francés, todo el que caminara por aquellas calles solo encontraría alegría y festejo. Especialmente con el licor, ellos son las personas más felices en el mundo. Por lo menos eso pensaría cualquiera al ver aquellos que estaban bajo el hotel Boyer. Excepto un hermoso hombre de cabello negro algo rebelde, que cubría su frente entre liso y rizado, mientras sus hermosos ojos tan azules como el mar. Está en el hotel con una copa de vino tinto en su mano. Observaba todo y se preguntaban por qué eran tan ruidosos. Él solamente quería descansar, solo quería dormir un poco antes de emprender camino hacia su villa. Verdaderamente los parisinos eran tan molestos que por eso él había decidido trasladarse a Ruan su lugar de residencia, debido a las súplica- NO POR FAVOR... NO...-
Oscuridad, no había más que oscuridad ante los ojos castaños de Valentinne. No comprendía por qué estaba allí, ni por qué le dolía tanto el cuerpo. Pero de repente, todo recuerdo regresó en su cabeza, el hombre, los gemidos, el dolor y la alegría. Por eso sin pensar y sin mirar siquiera a su derecha. Sabía que allí recostaba el hombre. Tomó su ropa de manera apresurada y se vistió con la velocidad en que su cuerpo adolorido se lo permitía.Nada más puede hacer. El hotel no le ayudó y solo le despediría, sobre todo este hombre estaba en una habitación tan lujosa. Valentinne sabía que no podía permitirse. Entonces solo dio un gran suspiro y se escapó de la habitación inmediatamente.Caminó de forma apresurada ignorando al hombre que venía en el pasillo con un fino traje y subió al ascensor que apareció frente a ella de manera inmediata para llevarla hacia los vestidores.Las cosas no eran distintas para Adrien. Dio un quejido lleno de un sentimiento de calid
Ella no podía decir que se encontraba en paz después de aquellos pensamientos, pero por lo menos estar con su nana quien tarareaba canciones cuando ella era una niña. Ella había sido votada a la basura cuando sus padres descubrieron que estaba sorda. Pero el abuelo de Valentinne le había dado una oportunidad y la había criado como parte de la familia. Desde entonces Alme André vivía en aquellas paredes, siendo su nana y unas de las pocas personas que la amaban en ese hogar.--No puedo creerlo. Nuestro mundo se viene abajo y tú estás aquí comiendo. No eres más que una molestia y no veo la hora de que mi esposo te eche de este lugar... --un gran grito de parte de su tía política se escuchó en la cocina. Valentinne simplemente mordió su tostada y la ignoro que molestó aún más a la mujer --Te estoy hablando m*****a bastarda, ¿No ves que lo estoy haciendo? No me ignores. --Buenas tardes, señor Leroux... --Buenas tardes, señor Leroux... --Buenas tardes, señor Leroux... --el hombre de hermoso rostro y cuerpo atlético no había salido la más mínima sílaba, solo caminaba con su rostro completamente frío a su ascensor privado. Porque odiaba tener siquiera que compartir el mismo aire de cualquier persona que se atravesara en su camino.Las reglas eran básicas. Se habla con el señor Leroux, pero nunca, nunca te metas en su camino, nunca hables de más y sobre todo nunca esperas nada que venga de él. Era un ser que odiaba a todos a su alrededor, por lo menos era lo que consideraban todos sus empleados. Señor Leroux no mostraba la más mínima muestra de agradecimiento, jamás te observaba y jamás te mostraba ningún tipo de interés.Era una lástima para muchas de sus admiradoras, algunas por su belleza u otras por su inteligencia, sin contar su magnífica estirpe y el dinero que llegaba a obtener de aquel hombre frío. Pero de qué servía-ELLA NO ESTARÁ CONMIGO MÁS DE UNAS SEMANAS-
Lluvia, mucha lluvia había caído desde las primeras horas de la mañana y aquello era terrible para todas las personas, pero había alguien allí para quien no solo era terrible, era uno de sus días menos favorecidos del año, lo odiaba tanto que solo hacía que su humor fuese aún peor