--¿Chantal Rossel? ¿Desea usted recibir a Adrien Leroux como esposo y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
El aire estaba totalmente tranquilo y todo estaba tan silencioso, hasta que el sacerdote repite una y otra vez mi supuesto nombre. Y en ese momento recuerdo que me está hablando a mí, ya que soy Chantal Rossel, por lo que me despierto de repente y descubro que todos están esperando mi respuesta, pues cuando digo todos significa mi tío y el sacerdote.
--¿Señorita Chantal, lo recibes?, Hay algún problema en todo esto ¿Se encuentra usted dudando de su decisión? --¿Dudo? No lo sé, la verdad es que si lo hago, pero entonces si lo hago ¿qué haré? Mi tío no me entregará lo que me pertenece ¿Qué hago?
Veo a mi lado y no hay nadie, solo aire y frente a mí el padre. Qué deprimente, me estoy casando sin el novio, con un vestido tres tallas más grandes.
--¡Valentinne! Perdón... ¡Chantal! - Mi tío está enojado, incluso dijo mi verdadero nombre y no el de su hija.
--Sí, yo quiero. --respondo en voz muy baja y el padre asiente. Observa hacia el mismo lugar al que había observado hacía unos segundos ¿A quién le hará esa pregunta? ¿Al aire?
--¿Adrien Leroux? ¿Quiere recibir a Valentinne Rossel como esposa y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad en la salud y en la enfermedad, y, así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
Nada, total silencio. Esto sí que es divertido y lamentable, incluso en una boda falsa en donde soy una usurpadora, el novio no llega.
Cuando no sabía si reír o llorar, un hombre ya anciano se adentra en el lugar. Imposible, ¿Me voy a casar con este anciano? Pero mi pregunta se va a la basura cuando el hombre firma el papel y pone el sello familiar, sin decir una sola palabra.
--Señora, vamos por favor. El señor la espera…
M****a, ¿En qué me metí? ¿Con quién me casé?
La música y el ambiente alegre era la sinfonía del día, todos los enamorados y el sin fin de solteros codiciosos de encontrar el amor en las calles de París. No había nadie mejor para celebrar el día del trabajador que un francés, todo el que caminara por aquellas calles solo encontraría alegría y festejo. Especialmente con el licor, ellos son las personas más felices en el mundo. Por lo menos eso pensaría cualquiera al ver aquellos que estaban bajo el hotel Boyer. Excepto un hermoso hombre de cabello negro algo rebelde, que cubría su frente entre liso y rizado, mientras sus hermosos ojos tan azules como el mar. Está en el hotel con una copa de vino tinto en su mano. Observaba todo y se preguntaban por qué eran tan ruidosos. Él solamente quería descansar, solo quería dormir un poco antes de emprender camino hacia su villa. Verdaderamente los parisinos eran tan molestos que por eso él había decidido trasladarse a Ruan su lugar de residencia, debido a las súplica
Oscuridad, no había más que oscuridad ante los ojos castaños de Valentinne. No comprendía por qué estaba allí, ni por qué le dolía tanto el cuerpo. Pero de repente, todo recuerdo regresó en su cabeza, el hombre, los gemidos, el dolor y la alegría. Por eso sin pensar y sin mirar siquiera a su derecha. Sabía que allí recostaba el hombre. Tomó su ropa de manera apresurada y se vistió con la velocidad en que su cuerpo adolorido se lo permitía.Nada más puede hacer. El hotel no le ayudó y solo le despediría, sobre todo este hombre estaba en una habitación tan lujosa. Valentinne sabía que no podía permitirse. Entonces solo dio un gran suspiro y se escapó de la habitación inmediatamente.Caminó de forma apresurada ignorando al hombre que venía en el pasillo con un fino traje y subió al ascensor que apareció frente a ella de manera inmediata para llevarla hacia los vestidores.Las cosas no eran distintas para Adrien. Dio un quejido lleno de un sentimiento de calid
Ella no podía decir que se encontraba en paz después de aquellos pensamientos, pero por lo menos estar con su nana quien tarareaba canciones cuando ella era una niña. Ella había sido votada a la basura cuando sus padres descubrieron que estaba sorda. Pero el abuelo de Valentinne le había dado una oportunidad y la había criado como parte de la familia. Desde entonces Alme André vivía en aquellas paredes, siendo su nana y unas de las pocas personas que la amaban en ese hogar.--No puedo creerlo. Nuestro mundo se viene abajo y tú estás aquí comiendo. No eres más que una molestia y no veo la hora de que mi esposo te eche de este lugar... --un gran grito de parte de su tía política se escuchó en la cocina. Valentinne simplemente mordió su tostada y la ignoro que molestó aún más a la mujer --Te estoy hablando m*****a bastarda, ¿No ves que lo estoy haciendo? No me ignores. --Buenas tardes, señor Leroux... --Buenas tardes, señor Leroux... --Buenas tardes, señor Leroux... --el hombre de hermoso rostro y cuerpo atlético no había salido la más mínima sílaba, solo caminaba con su rostro completamente frío a su ascensor privado. Porque odiaba tener siquiera que compartir el mismo aire de cualquier persona que se atravesara en su camino.Las reglas eran básicas. Se habla con el señor Leroux, pero nunca, nunca te metas en su camino, nunca hables de más y sobre todo nunca esperas nada que venga de él. Era un ser que odiaba a todos a su alrededor, por lo menos era lo que consideraban todos sus empleados. Señor Leroux no mostraba la más mínima muestra de agradecimiento, jamás te observaba y jamás te mostraba ningún tipo de interés.Era una lástima para muchas de sus admiradoras, algunas por su belleza u otras por su inteligencia, sin contar su magnífica estirpe y el dinero que llegaba a obtener de aquel hombre frío. Pero de qué servía-ELLA NO ESTARÁ CONMIGO MÁS DE UNAS SEMANAS-
Lluvia, mucha lluvia había caído desde las primeras horas de la mañana y aquello era terrible para todas las personas, pero había alguien allí para quien no solo era terrible, era uno de sus días menos favorecidos del año, lo odiaba tanto que solo hacía que su humor fuese aún peor
No podía creer tanto drama ni su corazón que creía muerto y olvidado le reprochaba a su cerebro por lo que acababa de hacer. Justamente cuando él cerró la puerta y la dejó a ella fuera de su vista, aún seguía reprochándose a sí mismo por su actitud.¿A qué iba con todo aquello? Él era Adrien Leroux, le gustaba ser como era y que hablan de manera despectiva de él. Él amaba que le temieran y con ello él se libraba de ellos. Pero no lograba comprender qué sentía en su pecho, por qué había un sin sabor de amor en su boca con aquello.Giro su cuerpo hacia la puerta de nuevo y estuvo a punto de abrir la puerta para dejar que aquella chica de hermosos ojos negros como la misma noche, con su hermoso cabello que olía demasiado bien, se adentrara para que lo volviese a mirar, para que le dijese que lo disculpaba por su actitud y que le permitiera quedarse con ella para toda una vida ¿Pero en Un estornudo se escuchó de parte de Valentinne rompiendo por completo aquel denso silencio que se había impuesto después del saludo de Cedrik. Adrien se había preguntado qué clase de trato tenía con aquel par. Alguno sentimiento le había invadido en ese instante y él no lograba comprender qué era. Se suponía que él detestaba a aquella mujer que a pesar de sus hermosos ojos que parecían ser inocentes, solo eran para confundirlo y hacerle pensar que tal vez ella no era una completa casa fortuna, aquello era más que imposible.Esas mujeres tenían la tendencia a ser lo peor, él sabía que tenía que lidiar con muchas de ellas todo el tiempo. Las mujeres eran crueles y completamente manipuladoras, decían que te amaban y te juraban estar contigo para siempre, pero luego se iban y te abandonan, dejándote completamente destrozado. Adrien odiaba el sentimiento de abandono, odiaba el dolor que podía llegar a tener por un corazón roto y más que todo odiaba tener que lidiar con la desilusió-NO LA QUIERO EN MI HABITACIÓN-
Una última mirada fue dada por Valentinne hacia aquel hombre que había quedado cabizbajo al escuchar las palabras de aquella bestia, sin duda alguna ese hombre era terrible una persona maligna que podía hacer mucho daño con aquella venenosa boca que solo demostraba fastidio, Valentinne quien recién lo había conocido y veía que lo que acababa de experimentar era terrible, jamás imaginó que podría llegar a apagar tan lamentablemente a aquella persona tan bella y luminosa que era su caballero de brillante armadura, ella deseaba consolarlo, pero también sabía que no era lo mejor, no era más que una desconocida, tanto como para aquella casa como para el castaño, por esa razón, al ver que este levantaba su cabeza frunciendo sus cejas y se dirigía por el camino por el que acabó desaparecido aquella bestia, ella decidió simplemente seguir de cerca al mayordomo y esperaba que las cosas no se fueran a convertir en algo peor de lo que había sido aquella horrible noche tan caótica.De hec