Thane Actuar por impulso no era algo a lo que estuviera acostumbrando, pero ahora estaba haciendo, dominado por una rabia inhumana contra esa mujer traidora. Sabía que ese chico era solo su primo, pero no por eso iba a permitir que se paseara libremente por la ciudad con él, mucho menos que viniera a uno de los restaurantes más exclusivos donde había muchas posibilidades de que consiguiera pareja. Ella no podía ser de nadie mientras fuera mi desahogo, no hasta que Lyra decidiera ser mi mujer.A veces me preguntaba si realmente iba a terminar todo con Ekaterina cuando Lyra cediera. Tal vez no. Esa doctora no era para nada como mi mujer, pero algo en ella me hacía desear repetir el acto una y otra vez. La culpa por tomarla ya no existía y no pensaba en Lyra cuando la poseía. Claro, eso no significaba que mi amor por esta última estuviera terminado, pero también estaba entrando en un terreno peligroso.—Señor Wilder —dijo ella, sorprendida, cuando me planté frente a su mesa—. Buenas noch
Lyra Landon no dejaba de besarme mientras intentaba irme de regreso al ascensor. Y, siendo honesta, yo tampoco quería que parara. Él afirmaba cosas demasiado absurdas y debía tenerle mucho miedo, pero no conseguía sentirme de ese modo. Quería volver a verlo, concretar el acto que en una azotea no podía darse, no sin sufrir una tremenda neumonía. —¿Vamos a volver a vernos? —le pregunté en la puerta del ascensor—. No, tal vez…—Vamos a volver a vernos —afirmó—. Pero tenemos que ser cautelosos por ahora. Odio tener que dejarte ir, pero sé que no serás capaz de dejar a nuestros hijos, y yo tampoco lo soy. —Mis hijos —lo corregí recelosa—. Mira, no sé qué cosa consumes, pero…—Ahora acabo de consumirte a ti —sonrió—. Y tú a mí. Me relamí los labios. Si bien no le hice sexo oral, me sentí culpable de no darle placer y dejé que se corriera en mi boca. El sabor no era un postre de chocolate, pero no me desagradaba, incluso me hacía sentir un poco liberada. —Lyra, no te estoy mintiendo —di
Lyra La hora del almuerzo es cuando Thane finalmente se dignó a aparecer. No tenía la misma ropa de ayer, pero noté que su cabello estaba húmedo. Por alguna razón, su cabello siempre tardaba horas en secarse, pese a no ser rizado. Aquello siempre me causaba gracia cuando éramos novios, a él le encantaba que usara la secadora con él. Al día de hoy, seguía pidiéndolo, pero esta vez no hizo mención del tema. y se llevó a los niños a jugar, después de mostrarse bastante cariñoso conmigo.Sí, él se había acostado con otra mujer. Ahora lo importante era saber si había sido con la doctora. Tenía que esperar a que viniera para comprobarlo y asegurarme de que podía confiar en ella. La idea de confiar en una mujer que se acostaba con mi esposo —o presunto esposo— no era lo más inteligente, pero de momento era lo único que tenía a mi disposición.Mientras caminaba por los jardines, me detuve frente al lago y me abracé mientras cerraba los ojos. El nombre de ese desconocido quería escapar de mis
Lyra El almuerzo, a pesar de cómo me sentía, transcurrió de manera tranquila. Aun así, me hizo llegar a algunas conclusiones. La primera era que Thane era el mejor actor del mundo y que Ekaterina no tanto. Se le daba bien omitir, pero ahora que seguramente sospechaba que yo lo sabía todo, no parecía del todo cómoda en mi presencia.—La comida estuvo deliciosa —dijo ella cuando terminamos—. Me siento muy halagada por este recibimiento. —Doctora, ¿ya la instalaron en una habitación? Todo fue tan inesperado que no tuve tiempo de preparar…—No te preocupes, mi dulce Lyra —me interrumpió Thane, tomando mi mano para besarla—. Ya me encargué de ello.—Bien, pero puedo acompañarla para que se instale, ¿cierto? Es que me gustaría…—Sí, por supuesto —asintió Thane—. Es bueno que puedas hablar con ella.Ekaterina y yo nos miramos. Yo le dediqué mi habitual sonrisa dulce y ella imitó mi gesto. Yo también podía llegar a ser una buena actriz, al parecer.Sin desear dejarlos, aunque también ansiosa
Landon Habían pasado algunos días desde que tuve a Lyra entre mis brazos, pero aun así su sabor y su recuerdo no me abandonaban. Si hubiera sabido que esperaría una eternidad, habría hecho de todo con ella en esa m*****a azotea.La próxima vez que la viera, haría muchas cosas más que correrme en su boca. Había sido muy placentero verla llena de mí, pero eso no me bastaba. Necesitaba tenerla por completo, abrazarla, besar cada rincón de su cuerpo. Ya era demasiado tiempo el que llevábamos separados y, aunque fuera increíble, tenerla solo había servido para que esta distancia me doliera más.Caminé nervioso por la oficina. Si bien estaba esperando a mi cuñado, lo que más deseaba era una llamada de esa doctora o de Lyra. Que fuera de esta última era aspirar a demasiado, pero podía pasar, como había ocurrido mi encuentro con ella. —Señor, su cuñado llegó —me anunció mi asistente—. ¿Se encuentra bien?—Sí, sí, hazlos pasar —indiqué, deteniendo mis pasos.Vladimir frunció el ceño. Aunque
Byron Landon estaba tan emocionado por el encuentro que tenía con mi hermana que nos dijo que podíamos quedarnos en la oficina y que nos encontraría después para que fuéramos a almorzar y que me contara todo. Claro, si es que conseguía apartarse de mi hermana o no se escapaban juntos por fin. Soñar con eso era algo un poco estúpido, pero la vida me había enseñado que muchas veces podían ocurrir milagros.Esperaba que esta vez fuera el caso. No solo quería recuperar a mi hermana y darle todo el cariño que por años le negué al viajar por todo el mundo, escapándome de mi dolor, sino también por mi cuñado y Amelia. Landon me había demostrado ser fiel y amar demasiado a Lyra a pesar de sus errores, y Amelia ser como una madre para ella. Además, sabía que sería una excelente abuela. Si trataba con tanto amor a mi hijo, estaba seguro de que se volvería loca cuando conociera a esos mellizos. —Papi, ¿van a traer a mis primos? —me preguntó Hunter mientras me pasaba uno de los autos para que lo
Lyra Los planes de la doctora Ivanova iban a una velocidad un tanto vertiginosa, pero mi ansiedad por volver a ver a ese hombre era tan grande que podía pasar por alto los riesgos. Y hoy tendría que hacerlo, porque le diríamos a Thane que yo quería organizar algo para Año Nuevo. Afortunadamente, no sería nada extraño para él, pues siempre me mostraba entusiasta con estas festividades, aunque era inevitable estar nerviosa de que él sospechara algo porque estaba más atento a mí y a Ekaterina que nunca. Ella y yo pasábamos mucho tiempo juntas con mis hijos, haciendo actividades que iban más allá de las terapias. Eso parecía tenerlo bastante complacido, y siempre lo descubría mirándonos de una manera muy intensa, como si disfrutara de la enfermiza idea de tenernos a las dos viviendo bajo el mismo techo.Rogaba al cielo que dejara de ser así.—Ahora que Ekaterina está aquí, pensaba que podríamos ir a comprar cosas para Año Nuevo —dije, sentándome en sus piernas, como él me lo había pedido
Landon El milagro de haber llegado con vida al centro comercial y a la tienda era algo que siempre le agradecería al universo. Durante todo el camino, me pasé con las manos temblorosas y confundiendo el pedal del acelerador con el freno y viceversa.Por suerte, ningún policía de tránsito me detuvo, y ahora me encontraba en la tienda, caminando de un lado a otro en este probador, en donde estaban colgados varios vestidos. Había un espejo enorme para que las mujeres se probaran lo que quisieran. Pensamientos lascivos cruzaban mi mente ante todas las posibilidades. Sin embargo, me obligué a controlarme. Antes de volver a estar juntos teníamos que aclarar muchas cosas y hablar sobre nuestro futuro. Debía hablarle, aunque no quisiera, sobre nuestra vida, sobre mis errores y sobre los sentimientos que, muy tarde, comprendí que tenía hacia ella.Hoy Lyra debía saber que la amaba más que a nadie en el mundo y que estaba dispuesto a arriesgar mi vida para recuperarla a ella y a nuestros hijos.