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Lyra El almuerzo, a pesar de cómo me sentía, transcurrió de manera tranquila. Aun así, me hizo llegar a algunas conclusiones. La primera era que Thane era el mejor actor del mundo y que Ekaterina no tanto. Se le daba bien omitir, pero ahora que seguramente sospechaba que yo lo sabía todo, no parecía del todo cómoda en mi presencia.—La comida estuvo deliciosa —dijo ella cuando terminamos—. Me siento muy halagada por este recibimiento. —Doctora, ¿ya la instalaron en una habitación? Todo fue tan inesperado que no tuve tiempo de preparar…—No te preocupes, mi dulce Lyra —me interrumpió Thane, tomando mi mano para besarla—. Ya me encargué de ello.—Bien, pero puedo acompañarla para que se instale, ¿cierto? Es que me gustaría…—Sí, por supuesto —asintió Thane—. Es bueno que puedas hablar con ella.Ekaterina y yo nos miramos. Yo le dediqué mi habitual sonrisa dulce y ella imitó mi gesto. Yo también podía llegar a ser una buena actriz, al parecer.Sin desear dejarlos, aunque también ansiosa
Landon Habían pasado algunos días desde que tuve a Lyra entre mis brazos, pero aun así su sabor y su recuerdo no me abandonaban. Si hubiera sabido que esperaría una eternidad, habría hecho de todo con ella en esa m*****a azotea.La próxima vez que la viera, haría muchas cosas más que correrme en su boca. Había sido muy placentero verla llena de mí, pero eso no me bastaba. Necesitaba tenerla por completo, abrazarla, besar cada rincón de su cuerpo. Ya era demasiado tiempo el que llevábamos separados y, aunque fuera increíble, tenerla solo había servido para que esta distancia me doliera más.Caminé nervioso por la oficina. Si bien estaba esperando a mi cuñado, lo que más deseaba era una llamada de esa doctora o de Lyra. Que fuera de esta última era aspirar a demasiado, pero podía pasar, como había ocurrido mi encuentro con ella. —Señor, su cuñado llegó —me anunció mi asistente—. ¿Se encuentra bien?—Sí, sí, hazlos pasar —indiqué, deteniendo mis pasos.Vladimir frunció el ceño. Aunque
Byron Landon estaba tan emocionado por el encuentro que tenía con mi hermana que nos dijo que podíamos quedarnos en la oficina y que nos encontraría después para que fuéramos a almorzar y que me contara todo. Claro, si es que conseguía apartarse de mi hermana o no se escapaban juntos por fin. Soñar con eso era algo un poco estúpido, pero la vida me había enseñado que muchas veces podían ocurrir milagros.Esperaba que esta vez fuera el caso. No solo quería recuperar a mi hermana y darle todo el cariño que por años le negué al viajar por todo el mundo, escapándome de mi dolor, sino también por mi cuñado y Amelia. Landon me había demostrado ser fiel y amar demasiado a Lyra a pesar de sus errores, y Amelia ser como una madre para ella. Además, sabía que sería una excelente abuela. Si trataba con tanto amor a mi hijo, estaba seguro de que se volvería loca cuando conociera a esos mellizos. —Papi, ¿van a traer a mis primos? —me preguntó Hunter mientras me pasaba uno de los autos para que lo
Lyra Los planes de la doctora Ivanova iban a una velocidad un tanto vertiginosa, pero mi ansiedad por volver a ver a ese hombre era tan grande que podía pasar por alto los riesgos. Y hoy tendría que hacerlo, porque le diríamos a Thane que yo quería organizar algo para Año Nuevo. Afortunadamente, no sería nada extraño para él, pues siempre me mostraba entusiasta con estas festividades, aunque era inevitable estar nerviosa de que él sospechara algo porque estaba más atento a mí y a Ekaterina que nunca. Ella y yo pasábamos mucho tiempo juntas con mis hijos, haciendo actividades que iban más allá de las terapias. Eso parecía tenerlo bastante complacido, y siempre lo descubría mirándonos de una manera muy intensa, como si disfrutara de la enfermiza idea de tenernos a las dos viviendo bajo el mismo techo.Rogaba al cielo que dejara de ser así.—Ahora que Ekaterina está aquí, pensaba que podríamos ir a comprar cosas para Año Nuevo —dije, sentándome en sus piernas, como él me lo había pedido
Landon El milagro de haber llegado con vida al centro comercial y a la tienda era algo que siempre le agradecería al universo. Durante todo el camino, me pasé con las manos temblorosas y confundiendo el pedal del acelerador con el freno y viceversa.Por suerte, ningún policía de tránsito me detuvo, y ahora me encontraba en la tienda, caminando de un lado a otro en este probador, en donde estaban colgados varios vestidos. Había un espejo enorme para que las mujeres se probaran lo que quisieran. Pensamientos lascivos cruzaban mi mente ante todas las posibilidades. Sin embargo, me obligué a controlarme. Antes de volver a estar juntos teníamos que aclarar muchas cosas y hablar sobre nuestro futuro. Debía hablarle, aunque no quisiera, sobre nuestra vida, sobre mis errores y sobre los sentimientos que, muy tarde, comprendí que tenía hacia ella.Hoy Lyra debía saber que la amaba más que a nadie en el mundo y que estaba dispuesto a arriesgar mi vida para recuperarla a ella y a nuestros hijos.
Lyra Después de todo lo que hicimos, me resultaba bastante difícil separarme de Landon, pero tenía que hacerlo y probarme varios vestidos para justificar el tiempo que tardaba en salir de la tienda. Los guardias, como era de esperar, entraban y salían, pero se quedaban conformes al ver cómo le mostraba los vestidos a Ekaterina, quien me sonreía pícaramente cada vez que le mostraba uno.—Te queda hermoso este vestido —me elogió Landon cuando volví con el último, con el que compraría—. Pero no me gusta que salgas así.—¿No? Pues a mí sí me gusta —me burlé.Landon emitió un gruñido y me jaló del brazo para acercarme a él.—Espero que pronto volvamos a casa —murmuró—. No te quiero ni un minuto más cerca de ese desgraciado. —Landon, sobre eso —dije avergonzada y me alejé un poco de él para poder hablar—. Sigo sin recordar exactamente cómo sucedieron las cosas. Dame tiempo, quiero probar que todo sea cierto.—¿No crees en mí? —preguntó asustado.—Sí, sí, pero también necesito pruebas conc
Thane Ekaterina seguía quejándose de dolor mientras la subía a la habitación. Por alguna razón, verla así hacía que mi corazón latiera fuertemente. Sabía cuál era esa razón, pero prefería mantenerla solo en el fondo de mi mente y no dejarla aflorar.Al menos, así era cada vez que estaba en casa y bajo la mirada de Lyra. Pero ahora no podía pensar en ella, sino en la hermosa rubia que hacía mía casi todas las noches sobre esta cama. Por más que lo hacía, nunca era suficiente, y lo necesitaba a un grado enfermizo.—¿Estás bien? —le volví a preguntar mientras la recostaba—. Ekaterina, tienes que decirme…—Me va a matar, señor Wilder —susurró, mirándome avergonzada—. En realidad, no me duele nada.—Me mientes —gruñí—. Estabas prácticamente llorando, ¿cómo es posible que…?Ella se sentó. Como yo también estaba sentado, quedó a mi altura, con sus labios muy cerca de los míos.—¿Qué es lo que intentas con estos trucos baratos? —le recriminé, sintiendo alivio en el fondo de que no le doliera
Landon Tras esperar aproximadamente veinte minutos, salí del vestidor. La señorita que me había recibido se acercó de nuevo con intenciones de pedirme el teléfono. Al parecer, no se había rendido, y eso me molestaba mucho más ahora que tenía la mente despejada.—Muchas gracias por todas sus atenciones, pero como vio, tengo esposa —le dije con una sonrisa.—Pero por alguna razón se ven a escondidas, ¿no?Tomé sus antebrazos cuando se lanzó para tocar mi pecho. Eso, en lugar de asustarla, parecía excitarla más.—Huele muy bien —suspiró.—Sí, a ella —dije soltándola—. Gracias por todo, no requiero más servicios.Su sonrisa esta vez sí se esfumó.—¿No volverá?—Espero que no —mascullé—. No creo volver a hacerlo.Ignoré sus patéticos llamados y me fui sin mirar atrás. No tenía tiempo que perder; necesitaba mandar a analizar las muestras, no porque muriera por conocer los resultados, sino porque eso me daría una excusa para volver a ver a Lyra. Tendría que apresurar las cosas en los labora