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Byron Landon estaba tan emocionado por el encuentro que tenía con mi hermana que nos dijo que podíamos quedarnos en la oficina y que nos encontraría después para que fuéramos a almorzar y que me contara todo. Claro, si es que conseguía apartarse de mi hermana o no se escapaban juntos por fin. Soñar con eso era algo un poco estúpido, pero la vida me había enseñado que muchas veces podían ocurrir milagros.Esperaba que esta vez fuera el caso. No solo quería recuperar a mi hermana y darle todo el cariño que por años le negué al viajar por todo el mundo, escapándome de mi dolor, sino también por mi cuñado y Amelia. Landon me había demostrado ser fiel y amar demasiado a Lyra a pesar de sus errores, y Amelia ser como una madre para ella. Además, sabía que sería una excelente abuela. Si trataba con tanto amor a mi hijo, estaba seguro de que se volvería loca cuando conociera a esos mellizos. —Papi, ¿van a traer a mis primos? —me preguntó Hunter mientras me pasaba uno de los autos para que lo
Lyra Los planes de la doctora Ivanova iban a una velocidad un tanto vertiginosa, pero mi ansiedad por volver a ver a ese hombre era tan grande que podía pasar por alto los riesgos. Y hoy tendría que hacerlo, porque le diríamos a Thane que yo quería organizar algo para Año Nuevo. Afortunadamente, no sería nada extraño para él, pues siempre me mostraba entusiasta con estas festividades, aunque era inevitable estar nerviosa de que él sospechara algo porque estaba más atento a mí y a Ekaterina que nunca. Ella y yo pasábamos mucho tiempo juntas con mis hijos, haciendo actividades que iban más allá de las terapias. Eso parecía tenerlo bastante complacido, y siempre lo descubría mirándonos de una manera muy intensa, como si disfrutara de la enfermiza idea de tenernos a las dos viviendo bajo el mismo techo.Rogaba al cielo que dejara de ser así.—Ahora que Ekaterina está aquí, pensaba que podríamos ir a comprar cosas para Año Nuevo —dije, sentándome en sus piernas, como él me lo había pedido
Landon El milagro de haber llegado con vida al centro comercial y a la tienda era algo que siempre le agradecería al universo. Durante todo el camino, me pasé con las manos temblorosas y confundiendo el pedal del acelerador con el freno y viceversa.Por suerte, ningún policía de tránsito me detuvo, y ahora me encontraba en la tienda, caminando de un lado a otro en este probador, en donde estaban colgados varios vestidos. Había un espejo enorme para que las mujeres se probaran lo que quisieran. Pensamientos lascivos cruzaban mi mente ante todas las posibilidades. Sin embargo, me obligué a controlarme. Antes de volver a estar juntos teníamos que aclarar muchas cosas y hablar sobre nuestro futuro. Debía hablarle, aunque no quisiera, sobre nuestra vida, sobre mis errores y sobre los sentimientos que, muy tarde, comprendí que tenía hacia ella.Hoy Lyra debía saber que la amaba más que a nadie en el mundo y que estaba dispuesto a arriesgar mi vida para recuperarla a ella y a nuestros hijos.
Lyra Después de todo lo que hicimos, me resultaba bastante difícil separarme de Landon, pero tenía que hacerlo y probarme varios vestidos para justificar el tiempo que tardaba en salir de la tienda. Los guardias, como era de esperar, entraban y salían, pero se quedaban conformes al ver cómo le mostraba los vestidos a Ekaterina, quien me sonreía pícaramente cada vez que le mostraba uno.—Te queda hermoso este vestido —me elogió Landon cuando volví con el último, con el que compraría—. Pero no me gusta que salgas así.—¿No? Pues a mí sí me gusta —me burlé.Landon emitió un gruñido y me jaló del brazo para acercarme a él.—Espero que pronto volvamos a casa —murmuró—. No te quiero ni un minuto más cerca de ese desgraciado. —Landon, sobre eso —dije avergonzada y me alejé un poco de él para poder hablar—. Sigo sin recordar exactamente cómo sucedieron las cosas. Dame tiempo, quiero probar que todo sea cierto.—¿No crees en mí? —preguntó asustado.—Sí, sí, pero también necesito pruebas conc
Thane Ekaterina seguía quejándose de dolor mientras la subía a la habitación. Por alguna razón, verla así hacía que mi corazón latiera fuertemente. Sabía cuál era esa razón, pero prefería mantenerla solo en el fondo de mi mente y no dejarla aflorar.Al menos, así era cada vez que estaba en casa y bajo la mirada de Lyra. Pero ahora no podía pensar en ella, sino en la hermosa rubia que hacía mía casi todas las noches sobre esta cama. Por más que lo hacía, nunca era suficiente, y lo necesitaba a un grado enfermizo.—¿Estás bien? —le volví a preguntar mientras la recostaba—. Ekaterina, tienes que decirme…—Me va a matar, señor Wilder —susurró, mirándome avergonzada—. En realidad, no me duele nada.—Me mientes —gruñí—. Estabas prácticamente llorando, ¿cómo es posible que…?Ella se sentó. Como yo también estaba sentado, quedó a mi altura, con sus labios muy cerca de los míos.—¿Qué es lo que intentas con estos trucos baratos? —le recriminé, sintiendo alivio en el fondo de que no le doliera
Landon Tras esperar aproximadamente veinte minutos, salí del vestidor. La señorita que me había recibido se acercó de nuevo con intenciones de pedirme el teléfono. Al parecer, no se había rendido, y eso me molestaba mucho más ahora que tenía la mente despejada.—Muchas gracias por todas sus atenciones, pero como vio, tengo esposa —le dije con una sonrisa.—Pero por alguna razón se ven a escondidas, ¿no?Tomé sus antebrazos cuando se lanzó para tocar mi pecho. Eso, en lugar de asustarla, parecía excitarla más.—Huele muy bien —suspiró.—Sí, a ella —dije soltándola—. Gracias por todo, no requiero más servicios.Su sonrisa esta vez sí se esfumó.—¿No volverá?—Espero que no —mascullé—. No creo volver a hacerlo.Ignoré sus patéticos llamados y me fui sin mirar atrás. No tenía tiempo que perder; necesitaba mandar a analizar las muestras, no porque muriera por conocer los resultados, sino porque eso me daría una excusa para volver a ver a Lyra. Tendría que apresurar las cosas en los labora
LyraMiré al médico con los ojos abiertos de par en par y me llevé una mano al vientre. Aunque un embarazo era lo que menos deseaba, escuchar al doctor pronunciar esas palabras me estaba rompiendo el corazón.«Lo siento mucho. Según los estudios que le hemos practicado, el bebé es incompatible con la vida. Lo más recomendable es interrumpirlo en este momento. No se preocupe, esta trisomía es la más común y, en el futuro, podrá tener más hijos, ya que es una mujer sana y joven».—Señora Russell —me llamó el médico una vez más—. ¿Se encuentra bien?—Eh... Sí —mentí—. Es solo que no entiendo nada.—Trisomía dieciséis —me explicó él con paciencia—. Es la más común en humanos, pero también la más letal. El bebé no va a sobrevivir, señora. Y si lo hiciera, no viviría mucho tiempo y solo sufriría.—¿Está completamente confirmado? —indagué, aferrándome a un último resquicio de esperanza.El doctor asintió, matando por completo ese sentimiento. La única cosa que podía consolarme era saber que
LyraLos minutos se me hacían interminables mientras el auto avanzaba hacia el hospital. El dolor no hacía más que volverse insoportable, aunque no solo el físico, sino también el del corazón. Me estaban arrancando una parte de mí, una más valiosa que mi propia vida. Y yo estaba tan sola...Al menos deseaba tener a alguien que me quisiera, que estuviera a mi lado en estos momentos, pero eso no era así. Nadie en este mundo estaba para mí, y la única persona que había estado, mi madre, había muerto hacía mucho tiempo. Intenté salvarla, pero no pude, y ahora estaba atrapada en esta situación.Cuando llegué al hospital, el chófer al menos se dignó a ayudarme. Su expresión era estoica, pero eso, en lugar de consolarme, me hundió más. No esperaba que él también sufriera con esto, pero su frialdad me lastimaba.«Aunque no más que la de Landon», pensé con tristeza.—Señora Russell —dijo el doctor, sorprendido al encontrarnos en urgencias—. ¿Qué está...?De inmediato se dio cuenta de mi sangr