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Landon El milagro de haber llegado con vida al centro comercial y a la tienda era algo que siempre le agradecería al universo. Durante todo el camino, me pasé con las manos temblorosas y confundiendo el pedal del acelerador con el freno y viceversa.Por suerte, ningún policía de tránsito me detuvo, y ahora me encontraba en la tienda, caminando de un lado a otro en este probador, en donde estaban colgados varios vestidos. Había un espejo enorme para que las mujeres se probaran lo que quisieran. Pensamientos lascivos cruzaban mi mente ante todas las posibilidades. Sin embargo, me obligué a controlarme. Antes de volver a estar juntos teníamos que aclarar muchas cosas y hablar sobre nuestro futuro. Debía hablarle, aunque no quisiera, sobre nuestra vida, sobre mis errores y sobre los sentimientos que, muy tarde, comprendí que tenía hacia ella.Hoy Lyra debía saber que la amaba más que a nadie en el mundo y que estaba dispuesto a arriesgar mi vida para recuperarla a ella y a nuestros hijos.
Lyra Después de todo lo que hicimos, me resultaba bastante difícil separarme de Landon, pero tenía que hacerlo y probarme varios vestidos para justificar el tiempo que tardaba en salir de la tienda. Los guardias, como era de esperar, entraban y salían, pero se quedaban conformes al ver cómo le mostraba los vestidos a Ekaterina, quien me sonreía pícaramente cada vez que le mostraba uno.—Te queda hermoso este vestido —me elogió Landon cuando volví con el último, con el que compraría—. Pero no me gusta que salgas así.—¿No? Pues a mí sí me gusta —me burlé.Landon emitió un gruñido y me jaló del brazo para acercarme a él.—Espero que pronto volvamos a casa —murmuró—. No te quiero ni un minuto más cerca de ese desgraciado. —Landon, sobre eso —dije avergonzada y me alejé un poco de él para poder hablar—. Sigo sin recordar exactamente cómo sucedieron las cosas. Dame tiempo, quiero probar que todo sea cierto.—¿No crees en mí? —preguntó asustado.—Sí, sí, pero también necesito pruebas concr
Thane Ekaterina seguía quejándose de dolor mientras la subía a la habitación. Por alguna razón, verla así hacía que mi corazón latiera fuertemente. Sabía cuál era esa razón, pero prefería mantenerla solo en el fondo de mi mente y no dejarla aflorar.Al menos, así era cada vez que estaba en casa y bajo la mirada de Lyra. Pero ahora no podía pensar en ella, sino en la hermosa rubia que hacía mía casi todas las noches sobre esta cama. Por más que lo hacía, nunca era suficiente, y lo necesitaba a un grado enfermizo.—¿Estás bien? —le volví a preguntar mientras la recostaba—. Ekaterina, tienes que decirme…—Me va a matar, señor Wilder —susurró, mirándome avergonzada—. En realidad, no me duele nada.—Me mientes —gruñí—. Estabas prácticamente llorando, ¿cómo es posible que…?Ella se sentó. Como yo también estaba sentado, quedó a mi altura, con sus labios muy cerca de los míos.—¿Qué es lo que intentas con estos trucos baratos? —le recriminé, sintiendo alivio en el fondo de que no le doliera n
Landon Tras esperar aproximadamente veinte minutos, salí del vestidor. La señorita que me había recibido se acercó de nuevo con intenciones de pedirme el teléfono. Al parecer, no se había rendido, y eso me molestaba mucho más ahora que tenía la mente despejada.—Muchas gracias por todas sus atenciones, pero como vio, tengo esposa —le dije con una sonrisa.—Pero por alguna razón se ven a escondidas, ¿no?Tomé sus antebrazos cuando se lanzó para tocar mi pecho. Eso, en lugar de asustarla, parecía excitarla más.—Huele muy bien —suspiró.—Sí, a ella —dije soltándola—. Gracias por todo, no requiero más servicios.Su sonrisa esta vez sí se esfumó.—¿No volverá?—Espero que no —mascullé—. No creo volver a hacerlo.Ignoré sus patéticos llamados y me fui sin mirar atrás. No tenía tiempo que perder; necesitaba mandar a analizar las muestras, no porque muriera por conocer los resultados, sino porque eso me daría una excusa para volver a ver a Lyra. Tendría que apresurar las cosas en los laborat
Lyra Las fiestas de Año Nuevo habían sido alegres.Mis hijos se emocionaron mucho y sus sonrisas fueron lo único que me hizo sentir medianamente bien y que no me volviera loca.Cada día que pasaba era más difícil. Soportar el «amor» de Thane sabiendo que todas las noches iba en busca de Ekaterina me repugnaba. Para mí, cada vez tenía menos sentido que estuviéramos juntos si no había amor mutuo.Por más que él me dijera que me amaba, notaba en sus actitudes que ya no era el mismo, que ya no me miraba igual y que sus ojos brillaban cuando Ekaterina estaba cerca. Adoraba a los niños, sí, pero al analizarlo detalladamente notaba cierta distancia, sobre todo con Antonio. A ellos no les importaba; estaban acostumbrados a eso, pero para mí todo era nuevo. Notaba como si mis sentidos se hubieran intensificado y ahora pudiera ver cosas donde antes no las veía.Todo eso era gracias al amor de Landon y también a la falta de aquel medicamento. Todavía no lograba recordar detalles concretos de mi vi
Byron La muerte de Enid había llegado de manera inesperada. Lilly, a pesar de todas las cosas buenas que había hecho por ella, estaba en un estado de enfado constante y una culpa que no la dejaba dormir por las noches. El momento más oscuro hasta entonces había sido la noche en que la enterraron. Ni siquiera pudo estar con nuestro hijo y no se separó de mis brazos en toda la noche. Por suerte, mi padre adoraba a su nieto y se quedó con él. A la mañana siguiente, ella le pidió perdón a Hunter, pero todos los días ocurría lo mismo y él se sentía herido. Mi padre intentaba por todos los medios distraerle, y era el abuelo más entusiasta del mundo, como lo había sido desde que se conocieron; pero nada podía reemplazar a esa madre amorosa que tenía y que, por el momento, no estaba.La paciencia era algo que tenía de sobra para con mi mujer, pero por momentos una incomodidad ardía dentro de mí. Ella estaba sumida en el dolor y me sentía un poco abandonado, más cuando la necesitaba porque no
Lilly Si alguien debía ganar el premio a la persona más cobarde del mundo era yo. Las palabras de Amelia, aunque cálidas y sin afán de minimizar mi dolor, me torturaron hasta que no pude más. Era cierto: por mi duelo estaba dejando de lado a Byron, el hombre que amaba y amaría siempre.La muerte de Enid era algo que jamás en mi vida iba a poder superar. Ella había sido mi apoyo en los años más difíciles de mi vida, había cuidado de mí y de mi hijo y siempre estaba cuando la necesitaba. Cuando ella me necesitó, estuve a su lado todo el tiempo, pero fue inevitable sentir que siempre me había hecho falta hacer algo más para salvarla, que no di lo suficiente.Pero ahora comprendía que, a pesar de ese dolor y culpa, tenía que seguir adelante y que era el momento de luchar por las personas que más amaba en el mundo: mi hijo y Byron.Este último estaba mirándome anonadado y tratando de ocultar su erección. Él siempre me decía que si me presentaba así o sin ropa, corría peligro de ser devorad
Ekaterina El sonido de los disparos no tardó en escucharse muy cerca de todos, pero no me permití sucumbir al pánico y corrí de inmediato hacia los niños para protegerlos. Estos lloraban asustados porque no entendían lo que pasaba y porque querían a su madre, quien, por suerte, entró a la habitación segundos después. Su rostro estaba pálido y los ojos parecían salírsele de las órbitas. Ninguna de las dos estaba acostumbrada a este tipo de cosas a pesar de dormir bajo el mismo techo que el mismísimo jefe de la mafia.Era por eso que siempre habíamos vivido seguras, sobre todo Lyra. Nadie parecía capaz de traspasar las defensas de Thane y sus hombres. Todos lo respetaban y temían, porque enfrentarse a él era un suicidio.—Tenemos que escondernos —dijo Lyra, corriendo hacia nosotros.—Mami —sollozaron los pequeños, abrazándose a ella.—Sí, eso es lo que debemos hacer —asentí, aunque no estaba segura de cómo hacerlo.Mi habitación era la más segura de todas, según Thane. El armario estab