Ay, y no paran las desgracias… Si te gusta la historia, no te olvides de comentar y votar. No olvides tampoco dejar una reseña ;) ¡Muchas gracias!
LandonConduje rápidamente hacia el hospital en donde habían ingresado a mi madre. A pesar de que me encontraba preocupado por ella, no podía dejar de pensar en el embarazo de Lyra y en las palabras de ese infeliz. ¿Realmente sería su hijo? No tenía mucho sentido, pues yo había estado bastante tiempo junto a Lyra y también trabajaba junto a mi madre, pero la sangre seguía hirviéndome. Necesitaba saber la verdad y actuar en consecuencia. Deseaba saber si realmente conocía a mi esposa, si en alguno de esos momentos en que no estábamos juntos, ella se había visto con él y entonces habían concebido a ese bebé.Al llegar a la recepción del hospital, pregunté por mi madre. La señorita, que se sonrojó al verme, me respondió que el doctor podía darme esa información, pero que ella había salido de la cirugía.—Se encuentra estable y despierta —me dijo el doctor—. A pesar de todo, creo que se va a recuperar. La cirugía ha salido bien.—¿Habla en serio?—Sí, señor Russell. Ella se encuentra mejor
Lyra Al estar sola en la habitación y recobrar un poco de la vigilia, pensé en Byron. Nadie había venido a decirme nada con respecto a la cirugía, lo que me generaba una angustia que me oprimía el pecho y empañaba un poco la felicidad que sentía respecto al bebé que estaba esperando. Además, Landon no estaba; los minutos pasaban y él seguía sin regresar. Necesitaba saber si estaba bien o si había peleado de nuevo con Thane. Cuando comencé a desesperarme, me levanté lentamente, cuidando de no caer para no afectar a mi bebé. Sonreí para mis adentros y acaricié mi vientre. Esto se sentía como un regalo del cielo, enviado por mi pequeño ángel que habitaba en él. Estaba segura de que este nuevo pequeño nos uniría nuevamente a su padre y a mí, y dejaríamos los problemas atrás, así como habíamos superado lo de Karime. Él tenía que confiar en mí, así como yo había confiado en él. De manera inesperada, se abrió la puerta de la habitación. Por un segundo me emocioné pensando que era Land
Landon Volteé la botella por completo para saber si todavía tenía contenido, pero me enfurecí al ver que estaba vacía y la lancé. No sabía cuánto tiempo llevaba en la oficina bebiendo, durmiendo y lidiando con mi existencia, pero calculaba que al menos eran dos días. Durante este tiempo, no dejé que nadie entrara a mi oficina, ni siquiera mi asistente. Necesitaba aclarar mis ideas, que estaban más desordenadas que un rompecabezas con las piezas desperdigadas sobre la mesa.Finalmente, después de resignarme a que no quedaba más alcohol, llegué a la conclusión de que Lyra estaba embarazada y que debíamos hablar, pasara lo que pasara. Después de todo este tiempo, había descubierto que la amaba más de lo que me imaginaba y que no quería separarme.Todo esto debía ser una confusión absoluta.—Tengo que ir —murmuré mientras me levantaba con algo de dificultad. Mis piernas y mi cuerpo en general pesaban mucho, pero me dirigí al baño y me di una ducha rápida. Había traído ropa limpia conmigo
LandonNo supe cuánto tiempo había pasado en esa posición. Podía notar levemente que las piernas comenzaban a dolerme, pero me mantenía mirando el interior de esa habitación sin pensar en nada y, a la vez, pensándolo todo. El pecho de Byron subía y bajaba de manera lenta, teniendo problemas cada seis respiraciones o cinco; las máquinas marcaban cada una de esas breves apneas de las que tal vez yo debía informar a alguien. Sin embargo, seguía tan quieto como una estatua, respirando contra el cristal que se empañaba cuando exhalaba. Hacía frío, lo esperable en un hospital, pero no era precisamente el aire acondicionado lo que me hacía sentir así. Me sentía vacío ante la idea de haber perdido a Lyra, por las dudas que me corroían el cerebro. De pronto, sentí una presencia a mi lado, pero seguí ignorándola. Estaba realmente sumergido en mis pensamientos y en mi dolor, y no era capaz de darle importancia a lo que me rodeaba. Solo estábamos Byron, yo y mi deseo de intercambiar mi lugar con
Lyra El nerviosismo estaba carcomiéndome por dentro. Muchas dudas asaltaban mi cabeza, sobre todo en lo referente a Landon y al bebé que esperábamos. ¿Él se enfadaría al descubrir que me había ido o se pondría feliz de que yo ya no fuera un obstáculo para ser feliz con Karime? Todavía no me quedaba claro qué era lo que él sentía por esa mujer, pero si se había ido con ella era lógico pensar que seguía importándole y queriéndola en su vida. —Estamos llegando al aeropuerto —dijo Thane. Salí de mis pensamientos y me percaté de que, en efecto, estábamos cerca del aeropuerto. Nos esperaba un vuelo de al menos doce horas y no me encantaba para nada la idea. Odiaba volar; me daba vértigo y sabía de antemano que se me taparían los oídos. —¿Qué te ocurre, mi dulce Lyra? —preguntó, tocándome el rostro con suavidad para hacer que lo volteara a ver—. ¿No estás feliz de que encontremos una solución? Tragué saliva al tenerlo cerca de mí. Si bien su rostro era demasiado atractivo, me daba mi
LyraAl terminarme toda la comida —la segunda que hacía desde que me subí al avión—, noté que Thane estaba muy complacido y no dejaba de observarme. Muchas veces creía que me hablaría, pero se quedaba callado y simplemente me sonreía. Me fue inevitable pensar en aquel tiempo en el que lo amaba y daba todo para que me mirara de esa manera. Ahora mi corazón pertenecía a Landon, pero podía recordar perfectamente lo que sentía cada vez que Thane me miraba, cuando me daba un beso o cuando estábamos juntos en la intimidad. Resultaba extraño pensar que alguna vez creí que estaríamos juntos para siempre. —No dejo de pensar en eso —me dijo Thane de repente, mirándome a los ojos, ahora con seriedad—. Siempre me arrepentiré de lo que hice. —¿A qué te refieres? —pregunté, con el corazón acelerado. —Creo que lo sabes muy bien. Recuerdos dolorosos atravesaron mi mente, aunque ya no dolían precisamente porque sintiera algo por Thane, sino porque me daba cuenta del fracaso que habían sido to
LyraTodo sucedía tan rápido que apenas podía procesarlo, y eso era precisamente lo que me aterrorizaba. Estaba dentro de su territorio, un lugar donde no había nadie que pudiera ayudarme.—No pasará nada si te mantienes tranquila —me dijo Thane al bajar del avión—. Nadie te tocará ni un solo cabello. Estarás bien.—¡Déjame! —le grité, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con asomarse—. ¿Por qué me haces esto, Thane? Eres tú quien me dejó.—Nunca debiste casarte con nadie más, mi dulce Lyra.Se acercó y, para mi horror, sus labios rozaron los míos. Este ya no era el hombre dulce que conocía; ahora era un completo loco.—Debes abrigarte bien —dijo, colocándome un abrigo grueso. Cada respiración se sentía muy fría y sentía que mis pulmones se congelarían—. El frío te calará los huesos. No me gustaría que te resfriaras. No estás acostumbrada a este clima.—No quiero esto —protesté, tratando de quitarme el abrigo, pero me detuvo, mirando a sus hombres antes de darles órdenes en un idiom
LandonLos preparativos para la cirugía comenzaron después de que yo hice la transacción y Simon firmó el consentimiento. No estaba del todo seguro de que el cuerpo de Byron aceptara bien el corazón que iban a implantar, pero el médico tenía esperanzas de que todo saliera bien.Deseaba que Byron pudiera vivir. Al pasar a verlo y observarlo con más detenimiento, me di cuenta de las similitudes físicas que tenía con Lyra, lo que confirmó que eran mellizos. Ambos compartían un cabello de un intenso color rojo y pequeños rizos se formaban a los lados de sus frentes.Salí de aquella sala para que pudieran preparar a Byron. Simon había ido a la cafetería, así que aproveché para salir a la sala de espera y volver a intentar llamar a Lyra. Mi enfado por el abandono seguía latente, pero una pequeña parte de mí se aferraba a la esperanza de que ella apareciera, diciendo que era un error, que me amaba y que nunca volvería a irse de mi lado.—Tienes que contestar, pequeña —murmuré con el teléfono