Capítulo 476
Quizá se debía a que en su infancia, durante esos años con sus padres, había recibido un amor incondicional. Incluso en el orfanato, donde nadie quiso adoptarla por su mutismo, Gabriela rara vez experimentó inseguridades. En especial en su adolescencia, siempre sintió que era la mejor, la más sobresaliente.

Una vez Colomba le comentó, medio en broma y medio en serio, que tal vez «Dios temía que fueras tan perfecta que decidió quedarse con tu voz». Aquella noche, en su diario, Gabriela escribió:

[La mamá Colomba tiene razón. Significa que Dios me ama; no quiere que lo tenga todo para no "desequilibrar" el orden del universo.]

Así, por mucho tiempo, aceptó con naturalidad el cariño de los demás y siempre creyó que lo merecía, devolviéndolo con la misma pasión. Sin embargo, después…

Emiliano murió.

Y su mundo, siempre lleno de sol radiante, quedó sumido en un cielo gris.

—Cuando estás con la persona equivocada, pasa eso mismo —dijo Cristóbal, con un tono cada vez más suave—. Pero, ¿acaso
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