Hans calló unos instantes más:—Lo sé, es el lugar más seguro para ella. Eres muy bueno haciéndola feliz, sigue haciéndola sonreír…—¿De veras tienes que decírmelo? ¡Quédate en lo tuyo y manda las dos entradas! —zanjó Cristóbal, colgando sin ceremonias.Hans siempre había sido ese ídolo de comportamiento distante y «cool». Con su atractivo físico y gran talento para componer, sus fans amaban precisamente esa frialdad suya. Pero, ese día…Por la tarde, de pronto apareció en su cuenta de Instagram —donde casi todo el año solo publicaba anuncios y promociones— un álbum de 18 fotos de su vida cotidiana que no tenían relación con su trabajo. Además de varias selfies, había imágenes de flores, arbustos, cielos azules y paisajes marinos. Comparado con las pocas veces que había subido contenido personal en el pasado (casi siempre con una edición tétrica y llena de filtros oscuros), esas 18 fotos parecían rebosar vitalidad. Acompañó la publicación con un texto simple:«Las mariposas pueden cruz
Esa misma noche, mientras Leeds tenía un cielo despejado, en Midred una ligera nevada cubría la ciudad.Noelia, por su parte… no se sabía si era mala suerte o tal vez un golpe de fortuna encubierta. Para despertar la compasión de Álvaro, se provocó a sí misma tanta fiebre que terminó hospitalizada. Debido a que ya había sufrido una hemorragia anteriormente, sus defensas eran muy bajas; lo que empezó como una fiebre se convirtió rápidamente en neumonía, dejándola inconsciente por dos días.Laura se limitó a resumirlo con un:«Tanto tiempo fingiendo lástima y fragilidad, que terminó volviéndose frágil de verdad.»La noche avanzaba con lentitud. Noelia despertó en la penumbra de la habitación de hospital y, al abrir los ojos, distinguió una figura sentada a contraluz.—¿Quién está ahí?Se incorporó de golpe, con el corazón acelerado.—Soy yo, Álvaro —respondió la voz al fin.Noelia parpadeó, confundida. Al instante, sus ojos se llenaron de lágrimas.—Debo seguir delirando por la fiebre… ¿
—¿El… arreglo inicial? —repitió Noelia, desconcertada.—Casémonos —anunció Álvaro, sin emoción aparente, como si fuera la cosa más normal del mundo.Noelia se quedó completamente atónita. Su plan consistía en que Álvaro, por lástima, dejara de expulsarla y, con el tiempo, ella pudiera consolidar su posición. Jamás imaginó…—¿Casarnos? ¿De verdad estás dispuesto a casarte conmigo?—Me salvaste la vida en la montaña nevada. Es la promesa que te hice. ¿No quieres?—¡Sí, claro que quiero! —exclamó Noelia con entusiasmo. Se dispuso a tomarle la mano, pero él se apartó con frialdad.Su mano quedó colgando en el aire, pero al recordar que tendría la boda con Álvaro, poco le importó ese desaire.—Alvi, me portaré muy bien. Haré todo lo que digas y te amaré por siempre, ¡solo a ti!—Ajá… —asintió Álvaro, incorporándose—. Recupérate. Avisaré a los mayores para empezar a planear la boda.—¿Una boda? —Noelia sentía ganas de gritar de la emoción, pero se contuvo y fingió timidez—. ¿No es un poco in
—Jefe, de todos modos, creo que debería pensarlo con más cuidado —atinó a decir Laura.Álvaro no respondió; solo sonrió con frialdad y se marchó.Laura se quedó parada unos segundos, escuchando a Noelia emocionarse detrás de la puerta de la habitación. Era obvio que, en poco tiempo, la noticia del matrimonio de Álvaro con Noelia se difundiría por todos lados.Medio mes después…Gabriela se encontraba en Leeds viviendo los días más tranquilos que había tenido en varios años. Pasaba la mayor parte del tiempo descansando en la espaciosa casa, leyendo con el sol acariciándole la piel, o salía con Rosalina a recorrer todo tipo de exposiciones interesantes. Apenas hacía las compras esenciales.Hoy, sin embargo, era el día de su primer chequeo prenatal desde que había llegado a Leeds.—Este hospital privado es el mejor de la ciudad en obstetricia. Ya preparé todos tus papeles, así que no te preocupes por la privacidad: ni siquiera un rey podría revisar tu expediente —anunció Cristóbal, tras e
—Está casi todo preparado. Pero anoche escuché algo y, cuanto más lo pienso, más ganas me dan de contártelo antes de que vayas a cenar a casa de los Zambrano. No quiero que esas brujas te agarren por sorpresa con sus comentarios venenosos —soltó Rosalina, yendo al grano.—¿A qué te refieres? —inquirió Gabriela, curiosa.—Pues resulta que tu exmarido va a casarse con Noelia. Sus abuelos están que echan chispas, y Carmen, su abuela, terminó con un ataque al corazón. Ahora mismo está en la UCI y casi no la cuenta.Gabriela se quedó callada un segundo.—La verdad, desde el principio él solo quería casarse con Noelia. Ahora están juntos y felices, supongo que… bien por ellos.—No lo entiendo. ¿Sufre de doble personalidad o qué? Antes se negaba rotundamente a divorciarse, montó un espectáculo mundial que nos hizo perder una fortuna a Cristóbal y a mí. ¡Ni un mes ha pasado desde que firmaron el divorcio y ya anda preparando boda! En serio, ¿no le da miedo que lo tachen de sinvergüenza?Gabrie
Fue apenas el año pasado que esas mismas dos tías salieron en los periódicos de Leeds tras pelearse públicamente, intentando ganar la custodia que les diera ese «derecho de sucesión».Gabriela seguía en rehabilitación en esa época y fue Cintia quien le llevó la noticia como si fuera un chiste.—Pues me parece perfecto. Con una pintora tan talentosa de madrina, ¡Feliciana va a estar más que feliz! —dijo Gabriela con una amplia sonrisa.—¿Feliciana? ¿Ya elegiste nombre? ¡Suena divino! Feliciana… Feliciana… me encanta —asintió Rosalina con aprobación—. ¡Feliciana Zambrano!—Feliciana García —corrigió Gabriela en un acto reflejo.Cristóbal se quedó ligeramente sorprendido, pero enseguida disimuló. Rosalina, por su parte, se quedó pasmada unos segundos, hasta que reaccionó con rapidez:—¡Feliciana García suena mucho mejor! Además, que lleve el apellido de la mamá está perfecto. Siempre me pareció absurdo que, después de todo el esfuerzo y dolor de la madre al traer un hijo al mundo, termine
—Está bien —aceptó ella, secándose las lágrimas—. Iré a verlos cada mes, si es que el tiempo me lo permite.Oliver aprobó con un leve movimiento de cabeza. Cintia se alejó mirando atrás a cada paso, como si no quisiera dejarlos. Al quedar solo, Oliver permaneció en silencio un instante, con la mirada perdida, y soltó un profundo suspiro.En su juventud, él y su esposa habían soñado con retirarse algún día en un pequeño pueblo del sur de Francia, seducidos por su clima. Incluso compraron un terreno allí para cuando llegara el momento de jubilarse. Pero la vida tuvo otros planes: primero, el nacimiento de una hija con discapacidad y la tragedia de perderla muy pronto; mientras tanto, el corporativo Unión Rojo fue creciendo sin tregua. Para cuando alcanzaron la edad de retiro, no habían tenido un minuto para descansar.Ahora, al fin, parecía que les había llegado la hora de renunciar a todo y marcharse con total tranquilidad. Salvo por la investigación sobre la muerte de Luis y Natalia, é
Algunos decían que Álvaro le había confiado ese proyecto para que demostrara su capacidad de manera independiente.Pero para Kian aquello solo reforzaba su sensación de estar siendo marginado.Con mil dudas en la cabeza, Kian se comunicó con Álvaro para informarle lo sucedido.—Entendido —respondió Álvaro, con frialdad, y colgó sin decir nada más.Kian volvió la vista a la ventana. Oficialmente era época de deshielo y de la llegada de la primavera, pero en su corazón solo sentía un frío penetrante.***Como bien dice el dicho, «si no hay viento, no se agita el árbol». Apenas se supo que Álvaro había firmado el divorcio, de inmediato comenzaron los rumores de que estaba a punto de casarse con su gran «amor ideal», Noelia. No pasó mucho hasta que empezaron los preparativos para la boda, y la historia se volvió un chisme constante, aunque sin llegar a las tendencias más visibles de internet.A veces, surgían fotos de Álvaro y Noelia siendo vistos en restaurantes y joyerías de Europa, y en