—Bueno, pero papá la ha aceptado, ¿no? —Anna parpadeó con sus ojos grandes—. Si no estás de acuerdo, ¿por qué no se lo dices directamente a él?Rebeca se quedó en silencio, mordiéndose los labios con rabia. Luego volteó hacia el resto del grupo:—¿Así que nadie dice nada? ¿Prefieren no meterse en problemas, no? Está bien, me da igual. Total, mi esposo Dante no pinta nada en esta familia. ¡Si un día llega la ruina, sus pérdidas serán mayores que las nuestras!Dicho eso, salió dando un portazo. Josefa le lanzó a Cristóbal una mirada desdeñosa y luego subió las escaleras sin decir nada. Los demás, sintiéndose incómodos, se despidieron con alguna excusa y se marcharon, dejando atrás aquel ambiente tenso.—No te preocupes —dijo Anna, quedándose junto a Cristóbal—. Julio me contó lo suficiente como para entender lo de ustedes. ¿Es verdad que Gabriela ya está esperando un bebé?—Sí —admitió Cristóbal con un leve asentimiento.—Se ve que es una buena persona, aunque, bueno… no me encanta que s
Mientras hablaba, Santiago suspiró con cansancio. Si él seguía vivo, podía aguantar un poco la presión; pero una vez muerto, Álvaro lo tendría facilísimo para arrasar con la familia Zambrano.—No sientas que nos debes nada —añadió, con un tono más cálido—. Aunque Cristóbal no sea material para dirigir los negocios, me encargué de dejarle preparada una buena parte al margen del testamento, lejos del alcance de sus hermanos. El día que yo falte, ustedes podrían irse a vivir a un lugar con mejor clima, sin inmiscuirse en sus pleitos, dedicados a cuidar de su bebé y siendo felices.—De acuerdo —respondió Gabriela, notando la inquietud de Santiago por el futuro de Cristóbal.—Ese chico… por culpa de su madre, siempre ha cargado con un rencor que no termina de disiparse. Pero desde que te conoció, parece… parece haber mejorado un poco. —Santiago hablaba ahora con voz entrecortada—. Supongo que, cuando un día él te hable de su madre y te lleve a conocerla, querrá decir que por fin se liberó d
Gabriela guardó silencio unos segundos.—Si de verdad no quieres verme, al menos sácame del bloqueo en tu teléfono —añadió Hans, cuyo enojo comenzaba a disiparse—. Gabriela, aquella vez, cuando pedí a mi representante que te contactara para ser invitada especial en nuestro concierto, no era broma. ¿Podrías venir?—¿No sabías que mi lesión volvió a empeorar? —respondió Gabriela, suavizando su negativa.—No necesitas bailar. ¡Solo estar ahí, con nosotros! —exclamó Hans, desesperado por convencerla.—Entonces no sería invitada; sería más bien un «objeto decorativo» —bromeó Gabriela, sin saber si reír o llorar.—Está bien, si no quieres aparecer en el show, ven al menos como espectadora. Te conseguiré los mejores asientos. ¿No te gustaría escuchar en vivo la canción que te escribí?Gabriela se quedó callada un segundo, pensando que, después de todo, no sería tan mala idea presenciar el concierto de un grupo tan famoso.—Está bien, mándame la ubicación y las fechas. Veré cuál me queda mejor
Quizá se debía a que en su infancia, durante esos años con sus padres, había recibido un amor incondicional. Incluso en el orfanato, donde nadie quiso adoptarla por su mutismo, Gabriela rara vez experimentó inseguridades. En especial en su adolescencia, siempre sintió que era la mejor, la más sobresaliente.Una vez Colomba le comentó, medio en broma y medio en serio, que tal vez «Dios temía que fueras tan perfecta que decidió quedarse con tu voz». Aquella noche, en su diario, Gabriela escribió:[La mamá Colomba tiene razón. Significa que Dios me ama; no quiere que lo tenga todo para no "desequilibrar" el orden del universo.]Así, por mucho tiempo, aceptó con naturalidad el cariño de los demás y siempre creyó que lo merecía, devolviéndolo con la misma pasión. Sin embargo, después…Emiliano murió.Y su mundo, siempre lleno de sol radiante, quedó sumido en un cielo gris.—Cuando estás con la persona equivocada, pasa eso mismo —dijo Cristóbal, con un tono cada vez más suave—. Pero, ¿acaso
Hans calló unos instantes más:—Lo sé, es el lugar más seguro para ella. Eres muy bueno haciéndola feliz, sigue haciéndola sonreír…—¿De veras tienes que decírmelo? ¡Quédate en lo tuyo y manda las dos entradas! —zanjó Cristóbal, colgando sin ceremonias.Hans siempre había sido ese ídolo de comportamiento distante y «cool». Con su atractivo físico y gran talento para componer, sus fans amaban precisamente esa frialdad suya. Pero, ese día…Por la tarde, de pronto apareció en su cuenta de Instagram —donde casi todo el año solo publicaba anuncios y promociones— un álbum de 18 fotos de su vida cotidiana que no tenían relación con su trabajo. Además de varias selfies, había imágenes de flores, arbustos, cielos azules y paisajes marinos. Comparado con las pocas veces que había subido contenido personal en el pasado (casi siempre con una edición tétrica y llena de filtros oscuros), esas 18 fotos parecían rebosar vitalidad. Acompañó la publicación con un texto simple:«Las mariposas pueden cruz
Esa misma noche, mientras Leeds tenía un cielo despejado, en Midred una ligera nevada cubría la ciudad.Noelia, por su parte… no se sabía si era mala suerte o tal vez un golpe de fortuna encubierta. Para despertar la compasión de Álvaro, se provocó a sí misma tanta fiebre que terminó hospitalizada. Debido a que ya había sufrido una hemorragia anteriormente, sus defensas eran muy bajas; lo que empezó como una fiebre se convirtió rápidamente en neumonía, dejándola inconsciente por dos días.Laura se limitó a resumirlo con un:«Tanto tiempo fingiendo lástima y fragilidad, que terminó volviéndose frágil de verdad.»La noche avanzaba con lentitud. Noelia despertó en la penumbra de la habitación de hospital y, al abrir los ojos, distinguió una figura sentada a contraluz.—¿Quién está ahí?Se incorporó de golpe, con el corazón acelerado.—Soy yo, Álvaro —respondió la voz al fin.Noelia parpadeó, confundida. Al instante, sus ojos se llenaron de lágrimas.—Debo seguir delirando por la fiebre… ¿
—¿El… arreglo inicial? —repitió Noelia, desconcertada.—Casémonos —anunció Álvaro, sin emoción aparente, como si fuera la cosa más normal del mundo.Noelia se quedó completamente atónita. Su plan consistía en que Álvaro, por lástima, dejara de expulsarla y, con el tiempo, ella pudiera consolidar su posición. Jamás imaginó…—¿Casarnos? ¿De verdad estás dispuesto a casarte conmigo?—Me salvaste la vida en la montaña nevada. Es la promesa que te hice. ¿No quieres?—¡Sí, claro que quiero! —exclamó Noelia con entusiasmo. Se dispuso a tomarle la mano, pero él se apartó con frialdad.Su mano quedó colgando en el aire, pero al recordar que tendría la boda con Álvaro, poco le importó ese desaire.—Alvi, me portaré muy bien. Haré todo lo que digas y te amaré por siempre, ¡solo a ti!—Ajá… —asintió Álvaro, incorporándose—. Recupérate. Avisaré a los mayores para empezar a planear la boda.—¿Una boda? —Noelia sentía ganas de gritar de la emoción, pero se contuvo y fingió timidez—. ¿No es un poco in
—Jefe, de todos modos, creo que debería pensarlo con más cuidado —atinó a decir Laura.Álvaro no respondió; solo sonrió con frialdad y se marchó.Laura se quedó parada unos segundos, escuchando a Noelia emocionarse detrás de la puerta de la habitación. Era obvio que, en poco tiempo, la noticia del matrimonio de Álvaro con Noelia se difundiría por todos lados.Medio mes después…Gabriela se encontraba en Leeds viviendo los días más tranquilos que había tenido en varios años. Pasaba la mayor parte del tiempo descansando en la espaciosa casa, leyendo con el sol acariciándole la piel, o salía con Rosalina a recorrer todo tipo de exposiciones interesantes. Apenas hacía las compras esenciales.Hoy, sin embargo, era el día de su primer chequeo prenatal desde que había llegado a Leeds.—Este hospital privado es el mejor de la ciudad en obstetricia. Ya preparé todos tus papeles, así que no te preocupes por la privacidad: ni siquiera un rey podría revisar tu expediente —anunció Cristóbal, tras e