Capítulo 440
—¿No pudiste dormir bien? —preguntó Cristóbal, notando sus ojeras. Su sonrisa se atenuó—. Tal vez… te afecte algo relacionado con Álvaro.

—Tuve pesadillas —murmuró ella, frotándose los ojos—. Pero dime, ¿no te digas que fuiste hasta el Centro de Cuidados anoche sólo para traerme estos fideos?

—Tenía pendientes por esa zona —respondió Cristóbal, restándole importancia—. Lo prepararon por separado: los mariscos, los fideos y el caldo, todo sellado al vacío para mantenerlo caliente. Cómelo de inmediato.

—Gracias —agradeció Gabriela, tomando la bolsa.

Cristóbal no insistió en entrar. Se despidió con un gesto de la mano y se marchó sin rodeos.

Gabriela lo vio alejarse, cerró la puerta y soltó un lento suspiro.

Aproximadamente dos horas transcurrían entre el Centro de Cuidados y el hotel, y sin embargo, la sopa de mariscos todavía seguía caliente.

Sin saber muy bien por qué, a Gabriela se le vino de pronto a la mente lo que dijo Kian al acusarla: que cuando Álvaro supo que ella vomitaba a to
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