Capítulo 30
A la mañana siguiente.

Cristóbal llegó acompañado de una niña pequeña y tocó la puerta de la cabaña de Gabriela. Cuando ella salió, Cristóbal le sonrió con su habitual amabilidad:

—Gabriela, hoy tenemos una misión especial para ti.

Gabriela lo miró, intrigada.

Entonces, la niña, algo sonrojada, se comunicó tímidamente en lenguaje de señas: “Hola, maestra. Me llamo Concepción, pero también puedes llamarme Chocha. ¿Podrías ser nuestra profesora de baile para la presentación de Año Nuevo?”

Cristóbal le explicó mientras le revolvía el cabello a la niña con suavidad:

—Concha es del orfanato de al lado. Es sordomuda de nacimiento. En realidad, casi todos los niños del orfanato tienen alguna discapacidad. En unos días vendrán algunos benefactores a visitarlos, y si se presentan bien, podrían tener la oportunidad de ser adoptados. El problema es que Concha y otros niños sordos no tienen profesor para su presentación, así que vine a pedirte ayuda.

Gabriela había crecido en un orfanato, y sabía
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