Sin perder un segundo, Gabriela se olvidó de que Rosalina estaba allí y llamó a Cristóbal en una videollamada.Cristóbal respondió inmediatamente, como siempre.—Gabriela, no te preocupes. Ya estoy de vuelta en Midred y estoy en camino hacia donde estás. Mi hermana es un poco irracional y probablemente fue a buscarte, pero no te preocupes, solo tiene un temperamento fuerte. No te hará daño.Rosalina no pudo evitar reír, aunque con sarcasmo.¡Miren! ¡Este es el hermano al que crie como si fuera mi propio hijo!"Sí, ella ya está aquí, y no me ha hecho nada", le indicó Gabriela con señas rápidas antes de continuar. "Cristóbal, te llamo porque sé que Álvaro va a ir a buscarte. Si en algún momento te pone en una situación en la que tienes que elegir entre mí y tu carrera, no dudes ni un segundo: elige tu carrera."Cristóbal se quedó en silencio por un segundo, procesando lo que Gabriela le decía.—Entonces, ¿ese es su plan? ¿Quiere que te deje atrás? —murmuró, con una expresión entre confus
Al ver la expresión de culpa en el rostro de Gabriela, Cristóbal dejó de sonreír lentamente y su tono se tornó más serio.—Gabriela, lo que más me preocupa en todo este tiempo es que te estés culpando por todo esto. ¿Qué culpa tienes tú? Solo intentaste poner un fin al maltrato constante, a las traiciones. Fuiste valiente al decidir divorciarte, nada más. Solo tuviste una comida con un amigo, algo completamente normal. Él es el único que, por estar sucio y enredado con su amiga de la infancia, ve malicia en todo —las palabras de Cristóbal eran como dagas, directas y punzantes.Gabriela siempre había visto a Cristóbal como una persona educada y tranquila.Nunca lo había escuchado hablar mal de alguien de manera tan directa, salvo en esta ocasión.A Álvaro era al único que atacaba con tanto veneno.—No te preocupes, todas esas acusaciones en Internet son falsas. Mis abogados se encargarán de todo. Además, ya sabes cómo es la gente en la red… las cosas pierden importancia rápido y, mientr
Gabriela también les correspondió con sinceridad.¿Y Álvaro…?Gabriela dejó que algunos recuerdos cruzaran su mente.Si no hubiera tenido sentimientos hacia él, entonces, ¿por qué la herían tanto algunas de sus acciones?"No, no hubo nada", respondió con firmeza, su mirada era fría y decidida.Luego, sin más, cortó la videollamada.Lo que tenía que terminar, debía hacerse de manera definitiva. No había razón para aferrarse a un calor pasajero, un vínculo roto que no debía seguir atando.Se quedó un momento en el mismo lugar, dándole vueltas a lo que acababa de suceder, luego se giró y empujó la puerta de cristal para entrar de nuevo.No había dado más que unos pasos cuando se topó de frente con Rosalina, quien venía con algunas cosas para el desayuno. Rosalina la miró con el ceño fruncido y, acercándose, le sacudió la nieve de la cabeza con cierta impaciencia.—¿Por qué saliste? —preguntó Rosalina con expresión de desagrado—. Apenas estás embarazada, Gabriela, en este estado uno es muy
Gabriela regresó a la habitación con el desayuno en la mano.—¿Por qué tú traes el desayuno? ¿Dónde está Rosalina? —preguntó Cristóbal, frunciendo el ceño."Debe estar ocupada con algo", respondió Gabriela, entregándole la bolsa.No tenía intención de contarle a Cristóbal sobre lo que estaba haciendo para contrarrestar los ataques de Álvaro.Esperó a que él terminara de comer casi todo antes de soltar la pregunta que había estado rondando en su mente: "¿Le dijiste a Rosalia que mi bebé es tuyo?Cristóbal se atragantó de inmediato, tosiendo con fuerza. Gabriela, alarmada, le sirvió un vaso de agua para ayudarlo a calmarse.—¡Cof, cof…! Gabriela… —empezó a decir, con el rostro rojo como un tomate—. Fue una decisión de último momento… Pensaba explicártelo cuando llegáramos a Leeds… ¡Cof, cof…!Gabriela lo observó fijamente, esperando una respuesta más clara.—Leeds… puede ser complicado —dijo Cristóbal, evitando su mirada—. Mi familia es… cómo decirlo, algo cerrada, y con las sanciones qu
Esperó unos momentos y la última hoja comenzó a imprimirse.Al tomarla, le echó un vistazo rápido.Ahí, en la parte superior, estaba indicado el tipo de sangre de Cristóbal: AB cis.Se quedó inmóvil por un instante.¿AB cis?¿Qué tan raro podía ser eso? Su corazón dio un vuelco inesperado.Emiliano también tenía ese tipo de sangre.Recordaba perfectamente cómo la noticia había alterado a ellas.Su madre adoptiva, la directora del hospital, no había podido dormir durante días después de descubrirlo.Decía que era un grupo sanguíneo tan inusual que, en caso de emergencia, conseguir una transfusión compatible sería casi imposible.Por eso, durante años, cuidaron a Emiliano como si fuera de porcelana.Gabriela misma lo trataba como si fuera un frágil tesoro, siguiéndolo a todos lados para asegurarse de que nunca se lastimara.Ahora Cristóbal tenía el mismo tipo de sangre.Mientras pensaba en la cantidad de sangre que había visto en su ropa tras el accidente, un escalofrío le recorrió el cu
El aire pareció congelarse. La tensión que reinaba en el ambiente dio paso a un silencio atónito.Álvaro se quedó paralizado.«¿Gabriela… había hablado?»—¡Gabriela! ¿Qué dijiste? ¿Puedes repetirlo? —Cristóbal, a diferencia de los demás, estaba radiante de alegría.No era la primera vez que escuchaba a Gabriela hablar, pero las veces anteriores habían sido en momentos confusos, cuando su conciencia estaba ausente. Esto… ¡esto era completamente diferente!Sin embargo, Gabriela no apartó la mirada de Álvaro. Seguía firme, con los brazos extendidos frente a Cristóbal, su postura alerta, sus ojos llenos de una intensidad que nunca antes había mostrado.—No… lo… toques —repitió.Después de unos segundos de desconcierto, Álvaro soltó una risa amarga, tan forzada que resultaba más triste que cualquier lágrima.«¿Todo esto por proteger a Cristóbal?»«¿Había hablado solo por él?»—¿De verdad crees que decir «no» cambia algo? —respondió Álvaro con una frialdad hiriente. Sus ojos pasaron por enci
Dicho esto, Kian salió corriendo del lugar, riéndose por lo bajo.El silencio que dejó tras de sí fue opresivo. Rosalina, Cristóbal y Gabriela se miraron por un momento sin decir nada.—¿Puedes hablar? ¿No eras muda? —Rosalina rompió el silencio primero, mirándola con incredulidad.Gabriela se llevó la mano a la garganta y explicó con torpeza:—So…lo… era… afec…ta por el trauma.—Ah, muy bien, no eras muda, pero ahora resultaste ser tartamuda —Rosalina negó con la cabeza, frustrada, mientras trataba de no mirar directamente a Gabriela. Había demasiadas cosas pasando y ella tenía un mal presentimiento.El rostro de Álvaro al marcharse no presagiaba nada bueno. Rosalina lo interpretaba como algo mucho peor que una tormenta en el horizonte: era como si el cielo fuera a desplomarse.Lo sabía bien: en Leeds, pocas familias tenían un historial limpio. Si Álvaro seguía actuando con su estilo implacable, buscando atacar en los puntos más vulnerables… esto no sería otra cosa que una guerra tota
Cristóbal también era consciente de este peligro.Por eso, desde un principio, había intentado evitar que Julio viniera a buscarlos.Sin embargo, Santiago insistió en que era lo mejor.—De acuerdo —respondió Cristóbal, con una sonrisa serena, aunque sus ojos mostraban un leve atisbo de preocupación.Gabriela intentó devolverle la sonrisa, pero apenas logró curvar sus labios en una mueca forzada.Poco después, Gabriela subió al auto de Rosalina.—Habla lento, sin apurarte. No me escribas nada, ya tengo vista cansada y me mareo al leer en pantalla —dijo Rosalina, cerrando la puerta y notando que Gabriela sacaba su celular.—No… puedo… quedarme… en Leeds —dijo Gabriela, esforzándose por hablar. Cada palabra era pronunciada con dificultad.Había pasado tanto tiempo sin usar su voz que aún no lograba controlar bien sus cuerdas vocales.—Ya me lo imaginaba —respondió Rosalina, recostándose contra el asiento mientras la observaba con una mezcla de frustración y resignación—. He estado observá